El ayuntamiento de Madrid, dirigido desde junio por Manuela Carmena, aprobó cambiar el nombre de 30 calles de las muchas que homenajean a personalidades de la dictadura, cuatro décadas después de la muerte de Francisco Franco. La medida fue acompañada por los votos de la plataforma Ahora Madrid, que encabeza Carmena –e incluye a Podemos–, del Partido Socialista y de la formación de centroderecha Ciudadanos. El conservador Partido Popular, que gobernó la capital durante 24 años, votó en contra. A partir del segundo trimestre de 2016, Madrid dejará de tener una Plaza del Caudillo, en recuerdo de Franco, y olvidará calles como la del Arco de la Victoria, de Arriba España o de los Caídos de la División Azul.