Sáb 26.06.2004

EL MUNDO • SUBNOTA  › COMO ES ABU MUSAB AL-ZARQAWI

El nuevo monstruo

Por A. S. *
Desde Bagdad

No hay fotos conocidas. El retrato robot muestra una cara anodina con una barba poblada y un bonete islámico. Pero la mirada de ese dibujo hecho a retazos transmite la inquietud del monstruo que supuestamente hay detrás: Abu Musab al-Zarqawi, de 38 años, el hombre al que la CIA acusa de estar detrás de la mayoría de los ataques terroristas que se llevan a cabo en Irak desde los atentados del pasado verano contra la sede de la ONU en Bagdad y contra el ayatolá Mohamed Baqer al-Hakim. EE.UU. ofrece 10 millones de dólares por pistas que conduzcan a su detención.
De confirmarse las acusaciones, hay motivo para ello. Grupos que le profesan lealtad se han responsabilizado de las decapitaciones del surcoreano Kim Sun-il y del estadounidense Nick Berg. Su último éxito mediático fue una oleada de ataques simultáneos en media docena de ciudades iraquíes, incluida la capital, Bagdad, que el pasado jueves dejaron 103 muertos y tres centenares de 300 heridos. Sus hordas aterrorizan a los iraquíes, aunque necesita contar con apoyos locales para poder operar en una sociedad tan conservadora y cerrada. Este nacional jordano, nacido Ahmed Fadel Nazzal al-Jalayla en 1966, está en la lista de los más buscados desde 2002, cuando un tribunal de su país lo condenó a muerte en rebeldía por el asesinato en Amman de un diplomático norteamericano, Lawrence Foley, entre otras acciones contra objetivos estadounidenses e israelíes en el reino. Su apodo viene de la tradición árabe de utilizar el nombre del hijo mayor con el “padre de” delante como fórmula de respeto. Abu Musab significa Padre de Musab. Al-Zarqawi da pistas sobre su origen, Zarqa, a una veintena de kilómetros al norte de la capital jordana.
En esa localidad mayoritariamente palestina creció Ahmed, hijo de la rama pobre de una prominente tribu jordana cuyo progenitor se dedicaba a la venta de miel. Tras una juventud irrelevante, tuvo problemas con la Justicia por posesión de armas y pasó gran parte de los años ’90 en la cárcel. Hasta que un amnistía del rey Abdalá lo dejó en libertad en 1999. Entonces, viajó a Afganistán y su familia (madre, dos mujeres y varios hijos) asegura que no ha vuelto a verlo desde aquel día.
Su asociación con Osama bin Laden no es jerárquica. Entre los estudiosos del fenómeno, se señala que pertenece a la siguiente generación de líderes de la red guerrillera global. Aunque sus ataques han demostrado una planificación y coordinación típica de Al Qaida, muestran también objetivos propios.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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