Quince rebeldes murieron durante un enfrentamiento ayer con las fuerzas iraquíes, apoyadas por la fuerza multinacional, cerca de Baba, al norte de Bagdad, mientras continuaban los intentos para liberar a los ocho extranjeros secuestrados en Irak, entre ellos un diplomático egipcio.
Australia anunció que no retiraría sus tropas de Irak, pese a las amenazas de atentado de un grupo islamista, que se presenta como una rama de Al-Qaida en Europa.
La cadena de televisión árabe Al-Arabiya informó el grupo que retenía a los extranjeros en Irak había designado a un dignatario religioso del país para negociar en su nombre con la empresa que emplea a los secuestrados.
El canal indicó que había recibido un comunicado de “Las banderas negras”, un grupo hasta ahora desconocido, que afirma haber designado al jeque Hicham al-Dulaimi para “negociar en su nombre con la compañía kuwaití que emplea a los rehenes y con las embajadas respectivas”.