EL MUNDO
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“Fue una pesadilla”
- Adrian Kaye, 29 años, instructor de buceo en las islas Surin en las costas de Tailandia, ayudó a un grupo de 14 buceadores a aferrarse a las rocas, debajo del mar mientras el tsunami pasaba sobre sus cabezas. Había estado filmando al grupo, que incluía a tres sordos y a un hombre paralizado de la cintura para abajo, en una zona llamada “Richelieu Rock” cerca de las islas Surin en el océano Indico. “Fue la situación más aterradora que experimenté. Mi vida relampagueó ante mis ojos. Habíamos estado bajo el agua por un rato, las condiciones eran perfectas, cuando los peces enloquecieron. Deben haber sentido lo que iba a venir, se pusieron a nadar en todas las direcciones. De repente todo se puso oscuro y ahí fue cuando nos golpeó. El mar se convirtió en un lavarropas. Nos sarandeaba y todo se puso negro. No sabía lo que pasaba. Sólo supe que teníamos que agarrarnos a las rocas o el grupo iba a ser arrastrado. Las manos de la gente se cortaban y se soltaban de las rocas. Entonces lo único que pude pensar fue que teníamos que tomar al que teníamos más cerca, lo que hicimos, y sobrevivimos. Nos queríamos aferrar a las rocas, pero éramos repelidos y chocábamos contra otras rocas. Nos chupaba hacia la superficie, lo que es muy peligroso cuando buceás. Fue terrible. Intenté descender para buscar a alguno del grupo. Encontré a Naomí, que es sorda y al chico paralizado de la cintura para abajo. Intentamos escalar pero no pudimos. Entonces probamos remolcando cada uno al otro. Así alcanzamos la superficie y llegamos al bote, adonde llegaron todos.
- Igor Borysewicz, turista polaco que estaba en la isla Thai de Phi Phi. “Vimos varios cuerpos, cuerpos de chicos. Una pesadilla. Estábamos en un bungalow y de pronto el agua lo llenó como un acuario. Por suerte, nos arreglamos para salir y encontrar refugio en un árbol. Una ola pasó arrastrando casas y gente. Construcciones con personas en el techo se iban derrumbando. Las olas se llevaban todo. Sólo un hotel de ladrillo permaneció en su sitio”.
- Kai Hendry, 26 años, estudiante de Computación de Cornwall que pasaba sus vacaciones en las islas Andaman. “Estaba relajado en una hamaca en la playa cuando comenzó el terremoto. La fuerza de los temblores era increíble y empezaron a llover cocos por todas partes mientras el lugar se agitaba. Corrí y me abracé a un árbol por lo que me pareció un año, pero habrá sido realmente un minuto, hasta que todo quedó quieto. De pronto la marea se fue y el mar desapareció. En ese momento nadie sabía lo que iba a pasar y permanecieron en la playa hasta que la ola vino. Con mi compañero de viaje francés, Antoine, decidimos correr hacia la jungla pero no había camino, sólo vegetación densa. La empujamos con el agua sonando alrededor y subimos a una parte alta”.
- Vijay de Madras, India. “Dos días después no queda más tiempo para identificar a los cuerpos cuando la mayoría comenzó a pudrirse. Es horrible ver a los cuerpos desparramados por la costa, colgados de los árboles. El aire está cargado por el olor. Nuestra cultura pone mucho énfasis en los últimos ritos de la muerte, pero ahora se nos rompe el corazón al ver pozos llenos de cuerpos tapados por excavadoras”.
De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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