El mundo se consternó por el atentado de Beirut. El gobierno de Kirchner expresó su rechazo contra el ataque “criminal” y pidió que no afecte la realización de las próximas elecciones legislativas” en ese país. Estados Unidos, Rusia y Siria también lo condenaron. El gobierno de Bush anunció que “examinará” con el Consejo de Seguridad de la ONU y “otros gobiernos” de la región “las medidas para castigar a los responsables” y exigió que el pueblo libanés pueda vivir “libre de la ocupación siria”. El presidente de Siria, Bachar al Assad, denunció “el terrible acto criminal” contra los libaneses y Hariri. Rusia condenó y pidió para que el pueblo libanés saliera fortalecido de esa “prueba”. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, señaló al atentado como una vuelta a un capítulo de la historia del Líbano que parecía resuelto. Israel apuntó hacia Siria como posible responsable. La Autoridad Palestina, Egipto, Jordania y la Liga Arabe repudiaron también el atentado, al igual que los países europeos.