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Divorcio con la clase media
Por P. S.
El viraje hacia la izquierda de Evo Morales ya está provocando reacciones al interior de su propio partido, el Movimiento al Socialismo, surcado por un “ala sindical” y un “ala política”. Después de más de un año de moderar sus posturas –bajo la influencia de asesores de la clase media– con la finalidad declarada de atraer a los sectores medios urbanos, el MAS dio un golpe de timón, retomando las movilizaciones sociales y una alianza, no exenta de desconfianzas y recelos, con Jaime Solares y Felipe Quispe.
En la noche del martes, el diputado cocalero se desmarcó de quienes lo aconsejaban firmar el acuerdo con el Ejecutivo, entre ellos los diputados Antonio Peredo y Gustavo Torrico, y el asesor José Antonio Quiroga Trigo, sobrino del mítico líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, asesinado por la dictadura militar en 1980. “Si firmaba, el sector social ‘me sacaba la mugre’, hay gente oportunista de clase media que me usa para sus propias pegas (cargos)”, sintetizó Morales, dando cuenta de la duplicidad de su liderazgo: El “Evo sindical” sigue siendo la condición de posibilidad del “Evo político”, cabeza de la segunda fuerza parlamentaria y primera municipal del país. “Con el pacto de unidad con los sindicatos, el MAS vuelve a sus orígenes, como elemento articulador de los movimientos sociales, hasta ahora fragmentados”, se entusiasma el senador masista Marcelo Aramayo, ante una consulta de Página/12.
Mientras los del ala política bregan por continuar el tránsito hacia el centroizquierda, priorizando lo electoral, los sindicales se atrincheraron en la defensa intransigente del 50 por ciento de regalías y volvieron a las calles. “Con este giro, el MAS logra cohesionar a sus bases sindicales, pero puede perjudicar su proyecto electoral para 2007”, razona el analista político Rafael Archondo. Y aquí yace el dilema aún irresuelto de este movimiento que, desde la región cocalera del Chapare, articuló una fuerza nacionalista de izquierda de dimensión nacional.
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