El presidente colombiano, Alvaro Uribe, redujo ayer prácticamente a cero el empuje de la polémica desarrollada en los últimos días en torno de la venta de material de Defensa español a Venezuela, al proclamar que dicha operación “ayuda inmensamente a Colombia”. Uribe sería el principal perjudicado si, como dice EE.UU., las compras de armamento que está realizando el presidente venezolano, Hugo Chávez –incluidas, según insiste el opositor Partido Popular, las formalizadas con España–, tuvieran por objeto reforzar a la guerrilla colombiana.
El presidente colombiano declaró sin embargo en la noche del martes: “El acuerdo que van a afirmar mañana España y la hermana República Bolivariana Venezolana, como se ha explicado ampliamente, tiene un objetivo que es contribuir a la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Ese objetivo ayuda inmensamente a Colombia en la medida en que países como Venezuela puedan ser más eficaces gracias a los nuevos medios técnicos”. Las palabras de Uribe siguieron a una intervención de Zapatero durante la rueda de prensa celebrada al término de la cumbre cuatripartita de Ciudad Guayana, en la que el presidente español aseguró que los 10 aviones militares de transporte, los otros dos de vigilancia marítima, así como las cuatro patrulleras y cuatro corbetas, todas ellas sin artillar, que España entregará a Venezuela al amparo del convenio de Defensa firmado ayer, “tienen como objetivo el transporte, la prevención y la vigilancia. Sirven para reforzar la seguridad en el control de costas y fronteras, es decir, para luchar contra el narcotráfico y para potenciar la capacidad de respuesta de un país frente a las catástrofes naturales. En modo alguno se trata de armas ofensivas o que puedan ser utilizadas en un contexto bélico”.
La adscripción de Uribe a esta explicación de Zapatero resta también cualquier agresividad a las “preocupaciones” manifestadas por las autoridades estadounidenses, al menos en lo que se refiere a la operación española, ya que el presidente colombiano no habló de otras compras de armas previstas por Chávez, como la de 100.000 fusiles Kalashnikov a Rusia o aviones de combate a Brasil. Uribe es el gran aliado de Bush en Latinoamérica y tiene toda la capacidad para señalarle lo que es peligro y lo que no.
Chávez, por su parte, afirmó en la misma rueda de prensa del martes que “Venezuela está dispuesta a cooperar contra la violencia, el narcotráfico y el terrorismo” y aseguró que los guerrilleros colombianos “serán considerados enemigos en cuanto crucen la frontera”. Los conflictos entre Colombia y Venezuela, zanjados en la cumbre cuatripartita, derivan del apoyo que los terroristas encuentran en territorio venezolano, según las autoridades colombianas.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.