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Un Lavandero sucio
“Sí, acepto, esto ha sido demasiado doloroso y lamentablemente he tenido que aceptar.” Esta fue la confesión del desaforado senador chileno Jorge Lavandero, quien fuera miembro influyente de la oficialista Democracia Cristiana, acusado de abusar sexualmente de cuatro menores, en el inicio del juicio oral que podría condenarlo a prisión. La jueza de Garantía de Temuco, Georgina Gutiérrez, determinó ayer que Lavandero era culpable pero decidió aplicarle un juicio abreviado, por lo que la pena no podrá ser mayor de cinco años, pero la sentencia será conocida recién el próximo martes 28.
La sorpresiva confesión del legislador, que durante los últimos siete meses insistió en rechazar las denuncias y atribuirlas a una persecución política, se conoció durante la audiencia preliminar tras un acuerdo que sus abogados lograron con las familias de los niños y niñas menores de 14 años, cuyas identidades se mantienen en reserva. El ex senador de 74 años, y miembro del cogobernante Partido Demócrata Cristiano, habría aceptado la culpabilidad debido al cúmulo de evidencia que presentó el fiscal y para disminuir la condena.
No sólo la jueza Georgina Gutiérrez determinó aplicar la figura de juicio abreviado, debido principalmente a la base de antecedentes recopilados en la investigación del Ministerio Público, sino que también resolvió la conciliación de las partes que compromete a Lavandero a pagar una indemnización total y única de 150 millones de pesos –unos 250 mil dólares– que será distribuida entre las cuatro familias que denunciaron los abusos, por primera vez, en octubre pasado.
Al aceptar el juicio abreviado, el fiscal Xavier Armendáriz tuvo que rebajar de diez a cinco años de prisión la condena que pedía, para permitir el proceso, ya que los juicios abreviados tienen como pena máxima cinco años. Sin embargo, el abogado defensor, Marías Balmaceda, pidió que la condena sea sólo de tres años.
En los alegatos previos ante el tribunal, el fiscal afirmó, apoyado por testigos, que el senador Lavandero cometió los abusos en su finca de descanso, en el sector campesino de Metrenco, a donde llevaba, entre los años 2000 y 2003, a los menores engañados. Lavandero aseguró que no se sintió presionado por nadie, “salvo por los medios de comunicación”.
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