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Cheney y las torturas
Como si el caso Plame no bastara, la oficina del vicepresidente Dick Cheney ahora debe enfrentar la denuncia del jefe de gabinete del ex secretario de Defensa Collin Powell, por la responsabilidad política sobre las torturas a los prisioneros en Irak y Afganistán. El coronel Lawrence Wilkerson reconoció ayer que había encontrado rastros de una serie de memorandos y de directivas de los colaboradores de Cheney, dirigidas al Departamento de Defensa, en las que autoriza la tortura. Mientras tanto, en el Congreso la mayoría republicana de Diputados rechazó ayer una moción de la oposición demócrata para realizar investigaciones “exhaustivas” sobre los “abusos” durante la guerra en Irak. La revelación de Wilkerson llega en el momento de menor popularidad del presidente George Bush desde que asumió su primer mandato. Una encuesta estimó ayer que sólo un 35 por ciento de los estadounidenses apoyaban su gestión.
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