EL MUNDO • SUBNOTA › OPINION
› Por ATILIO BORON *
El resultado electoral es decepcionante para el gobierno de Lula y revela una caída muy pronunciada en el último tramo de la campaña, en donde el incidente con el famoso dossier contra José Serra y la no presentación ante el debate final –en el que participaron todos menos Lula– le restaron unos votos bastante decisivos para ganar en primera vuelta. De haber ganado en primera vuelta, se hubiera tratado de una victoria relativamente acotada, ya que los opositores conforman una parte muy importante de la sociedad brasileña. Es preocupante que un candidato de la derecha como Alckmin, que abiertamente adhiere a las políticas liberales, está vinculado al Opus Dei y no es un personaje carismático, haya hecho una excelente elección. Este logro se explica más por el déficit de las políticas de Lula que por el mérito propio de la derecha. Yo no coincido en que Lula represente una candidatura de la izquierda. Evidentemente, no es un candidato favorito en Estados Unidos, ya que en Washington hay quienes piensan que en su segundo mandato podría estar interesado en promover las políticas de izquierda que el PT había sostenido durante gran parte de su vida política.
Creo que esta mirada latinoamericana es importante: estamos a pocas semanas del gigantesco fraude electoral en México, en el que al candidato rechazado por Estados Unidos le fue robada la victoria. En la Casa Blanca seguramente festejarán con champagne una victoria de la derecha en Brasil. Si Lula gana –posiblemente lo hará pero no es ciento por ciento seguro–, no creo que el gobierno cambie el rumbo que tuvo hasta ahora. En el curso de esta campaña electoral, la derecha se ha fortalecido de una manera muy significativa, al tiempo que se deshilachaba la coalición de izquierda que apoya al PT. En un segundo mandato, con una derecha mucho más fuerte, el gobierno petista va a languidecer y terminar en una gran decepción. Aun así, es preferible que esté Lula y no Alckmin. Este último es un mero ejecutor de las políticas neoliberales de los años noventa. Lula va a morigerar la presión de Estados Unidos. Sin embargo, las noticias no son buenas para la región. Lo de ayer (por el domingo) fue el corolario de lo de la previa capitulación del gobierno de Lula. El líder del PT no se decidió por una política que dejara atrás el neoliberalismo que había dominado Brasil y la región. América latina está siendo testigo de la elección de un gobierno conservador como el de Calderón en México, de una posible victoria de un gobierno de derecha con Alckmin y de un gobierno petista que prometió y no pudo cumplir. Estas son muy malas noticias para la región.
* Politólogo.
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