EL MUNDO • SUBNOTA › DIEZ SEMANAS DE TENSION EN EL GOLFO PERSICO
Un fallido intento de secuestrar a dos altos funcionarios iraníes de visita en el norte de Irak fue el detonante de la crisis que 10 semanas después llevó a la captura de los quince marinos británicos, dijo ayer el diario británico The Independent. En la madrugada del 11 de enero, Estados Unidos lanzó un ataque con helicópteros contra una oficina de enlace iraní que hace tiempo opera en la ciudad de Arbil, en el Kurdistán iraquí, y capturó a cinco funcionarios de bajo nivel a los que Washington acusa de ser espías y a los que mantiene en su poder.
En realidad, Estados Unidos, que no informó de su ataque a las autoridades kurdas, tenía un objetivo mucho más ambicioso. Buscaba a dos miembros destacados del aparato de seguridad iraní, según ha podido averiguar el periódico, que da incluso sus nombres. Se trata de Mohammed Jafari, el poderoso jefe del Consejo de Seguridad Iraní, y el general Minojahar Frouzanda, jefe de los servicios de inteligencia de la Guardia Revolucionaria Iraní, señalaron fuentes kurdas.
Los dos hombres estaban de visita oficial en Kurdistán y se habían entrevistado primero con el presidente iraquí, Talal Talabani, y luego con el jefe del gobierno regional del Kurdistán, Massud Barzani, en su cuartel general, situado en una montaña desde la que se domina Arbil. “Querían capturar a Jafari”, aseguró al periódico Fuad Husein, jefe de gabinete del presidente del Kurdistán, quien confirmó que la oficina iraní funciona desde hace mucho tiempo en Arbil y que a ella acuden muchos kurdos para obtener visados para visitar Irán. “Los estadounidenses creían que Jafari estaba allí”, explicó Husein.
Jafari estaba acompañado por el general Minojahar Frouzanda, jefe de los servicios de inteligencia del Pasdarán (Guardia Revolucionaria Iraní), según reveló al periódico Sadi Ahmed Pire, actual jefe de gabinete del presidente Talabani en Bagdad. Anteriormente, Pire vivió en Arbil, donde estaba al frente de la Unión Patriótica del Kurdistán, el partido de Talabani. Según The Independent, el intento estadounidense de capturar a ambos altos funcionarios iraníes, que habían mantenido públicamente reuniones con los líderes iraquíes, era como si Irán hubiese tratado de secuestrar a los jefes de la CIA y del MI6 (espionaje británico) en una eventual visita a Pakistán o Afganistán. No hay duda, dice el periódico, de que Teherán cree que Estados Unidos pretendía capturar tanto a Jafari como a Frouzanda. El propio Jafari confirmó a la agencia de noticias iraní, IRNA, que estaba en Arbil cuando Estados Unidos lanzó su ataque. El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manuchehr Mottaki, declaró a IRNA que “el objetivo de los estadounidenses era detener a los funcionarios de seguridad iraní que habían ido a Irak para desarrollar la cooperación bilateral en el terreno de seguridad”.
Funcionarios estadounidenses acusaron a los cinco funcionarios de bajo nivel secuestrados por Estados Unidos, y de los que nada se sabe desde entonces, de “estar supuestamente relacionados con actividades contra Irak y las fuerzas de la coalición”. Es una acusación absurda, señala el periódico, que especifica que ningún miembro de la coalición que lidera Estados Unidos ha muerto en Arbil, donde no hay tampoco insurrectos sunnitas ni milicianos chiítas. El ataque estadounidense contra la oficina de enlace iraní en Arbil se produjo pocas horas después de que el presidente George Bush acusase públicamente a Irán de “proveer apoyo logístico para los ataques contra las tropas estadounidenses”. El propio Jafari criticó las acusaciones de Estados Unidos y aseguró que “hasta ahora no ha habido un solo iraní entre quienes han cometido ataques suicidas con bombas” en Irak.
Fuentes de los servicios de seguridad en el Kurdistán iraquí aseguran que Estados Unidos apoya a las guerrillas kurdas en Irán. Washington apoya igualmente a los disidentes árabes en Juzestán, en el sur de Irán, que se oponen al gobierno de Teherán. Por otro lado, el 4 de febrero, soldados del batallón 36 del ejército iraquí, que está, según se cree, controlado por los norteamericanos, secuestraron a un diplomático iraní llamado Jalal Sharafi. En Arbil, el ataque fue llevado a cabo directamente por los estadounidenses y dio origen a una “peligrosa escalada que llevó a la captura de los quince militares británicos”, concluye el periódico.
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