EL MUNDO • SUBNOTA › EUROPA VERSUS EE.UU. SOBRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL
Alemania buscaba reponerse ayer de la peor protesta anticumbre del G-8 en seis años que sucedió anteayer en la ciudad de Rostock, con un saldo de 900 heridos. La violencia se desencadenó a pesar del fuerte operativo de seguridad. Mientras, la canciller alemana, Angela Merkel, se prepara para los momentos de mayor tensión que vivirá al intentar lograr un acuerdo contra el calentamiento global, debido al abismo existente entre los planes de Estados Unidos y la posición europea.
Merkel, con la intención de sacar partido a su presidencia de la Unión Europea y del grupo de los ocho países más poderosos del planeta (G-8), que se reunirán a partir del miércoles en el balneario alemán de Heiligendamm, ha preparado un texto ambicioso. Basándose en las conclusiones del Grupo intergubernamental de expertos sobre la Evolución del Clima (Giec), publicadas durante los últimos meses, quiere que el G-8 se haga eco de la convicción europea de que más allá de una subida de 2 grados Celsius, con respecto a la temperatura de 1990, el calentamiento global sería inaguantable. Para conseguir este objetivo propone reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2050, siempre en relación con las de 1990.
Estados Unidos expresó su “oposición fundamental” a esta propuesta, en el borrador de un comunicado divulgado por la asociación ecologista Greenpeace. Pero hace unos días, el presidente estadounidense George Bush, ante la posibilidad de verse aislado en el G-8, hizo pública una iniciativa climática. Consiste en reunir a los 10 o 15 países responsables de más del 80% de la contaminación, entre ellos China y la India, para “aspirar” a un “objetivo global a largo plazo” en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la Casa Blanca. Luego, cada país tendría libertad para elegir la forma en que prevé lograr este objetivo, estableciendo metas a medio plazo (10 a 20 años) no vinculantes. Las principales asociaciones ecologistas se han apresurado a denunciar lo que consideran una artimaña estadounidense para distraer la atención ante la proximidad del G-8. “Hay que confiar en que los alemanes se mantengan firmes, pues de lo que se decida en el G-8 dependerá el éxito de la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre el clima, en Bali”, en diciembre próximo, advierte una fuente diplomática europea.
Estados Unidos ratificó la Convención sobre el Clima (1992), pero no hizo otro tanto con el Protocolo de Kyoto, que establece la obligación de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el período 2008-2012.
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