Antes de deportarlos, Brasil quiere saber qué paso con los dos boxeadores cubanos que desaparecieron en medio de los Juegos Olímpicos. Las estrellas de la isla aseguraron ayer que no quisieron desertar y que fueron sedados por dos empresarios, que decían que querían hacerlos boxeadores profesionales. Mientras las autoridades brasileñas esperan que La Habana envíe los documentos y los pasajes de vuelta de los dos deportistas, la Fiscalía decidió investigar. El procurador de la República, Leonardo Figueiredo, ya ordenó a la policía que les tome declaración a los dos detenidos, que sostienen que se negaron a pedir asilo político en ese país. Figueiredo, sin embargo, no se refirió al jugador de handball cubano Rafael Capote, quien había desertado días antes y ya entrena con un equipo paulista.

El caso de los dos boxeadores cubanos ganó fama mundial después de que Fidel Castro le dedicara varios de sus editoriales en la prensa cubana. El veterano dirigente había acusado a la “mafia alemana” de estar detrás de la desaparición de los deportistas, que como ya ha sucedido incontables veces habrían sido tentados con millonarios contratos y carreras profesionales en Europa.