Sin saberlo, Fidel Castro usó las armas de Ernest Hemingway. No precisamente para la batalla de ideas, sino para asaltar el cuartel Moncada en 1953. El líder revolucionario cubano y sus seguidores se entrenaron en La Habana con las escopetas del escritor norteamericano mientras preparaban el frustrado ataque, reveló ayer el entonces custodio de armas del Premio Nobel. “Hay algo que nadie sabe. En 1953 en el Campo de Tiro de El Cerro practicaron tiro distintos jóvenes, sin saber que lo hacían con las escopetas de Papá”, dijo en referencia a Hemingway, Fernando Nuez, un jubilado de 75 años, quien de adolescente, además de cuidar las armas, acompañaba al escritor en sus prácticas de tiro. Tiempo después, Nuez se enteró quiénes eran y qué pretendían aquellos jóvenes, liderados entonces por el joven abogado Castro. “Un día llegó el teniente coronel Blanco Rico, entonces jefe del Servicio de Inteligencia Militar, y les preguntó a los tiradores qué estaban ideando y Fidel le dijo: estamos practicando, porque tenemos que hacer una cacería de torcazas”, dijo Nuez.