Entre las disposiciones que establece la nueva Ley de la Memoria Histórica aprobada definitivamente por el Parlamento español, se encuentra la que permitirá a miles de hijos y nietos de inmigrantes españoles fugados del país durante o después de que finalizara la Guerra Civil obtener su ciudadanía. Se calcula que al menos un millón de argentinos se encuentra dentro de esta categoría, ya que nuestro país fue el principal puerto de destino de la gran masa de exiliados que dejó España entre 1936 y los meses que siguieron a la derrota republicana, en 1939.

El principal problema que afrontarán ahora las autoridades españolas es evitar que se colapsen sus consulados en América latina, algo que ya sucedió con Italia en la década del ’90, cuando entró en vigor una disposición similar, razón por la cual la nueva legislación establece que la posibilidad de obtener la nacionalidad sólo entrará en vigor un año después de la publicación de la norma en el boletín oficial, es decir a partir de diciembre del próximo año.

La medida también contempla a aquellos inmigrados que tuvieron que huir del país por razones políticas durante la larga dictadura franquista (1939-1975), por lo cual el Partido Socialista, que fue el máximo impulsor de la norma en el Parlamento, considera que se ha cumplido con una exigencia histórica de las comunidades españolas emigradas durante ese período.

El plazo para realizar la solicitud de la ciudadanía será de dos años, a partir de diciembre de 2008 y ayer se especulaba con que el gobierno español lo prorrogará un año más, teniendo en cuenta las dificultades burocráticas que puedan llegar a presentarse cuando la entrada en vigor de la ley haga que se acumulen largas colas delante de sus consulados latinoamericanos.

Con esta medida, a la que se suman las ya vigentes que permiten a los hijos directos de emigrantes obtener la ciudadanía española, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero concluye su proyecto de abrir las puertas a una inmigración considerada culturalmente cercana, en oposición a la que proviene del norte de Africa, de religión musulmana y que tantas ansiedades despierta en la sociedad española en los últimos años.