El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, presidió ayer la misa crismal, en la que llamó al clero a “estar más cerca de las fragilidades del pueblo”. “La unción nos impele a salir de no- sotros mismos y nos envía a todas las periferias existenciales para sanar, para liberar y anunciar la Buena Nueva”, expresó el purpurado ante una colmada catedral metropolitana. El cardenal, quien renovó las promesas de cientos de sacerdotes, pidió “con mucho fervor para que la unción y el sello del Espíritu nos transformen en don para el santo pueblo fiel de Dios, don que se hace en la ardorosa y desgastante misión apostólica”.