EL PAíS › HUBO COINCIDENCIAS ENTRE EL AGRO Y EL JEFE DE GABINETE, PERO EL ACUERDO SE TRABó POR UN ENTREDICHO POR LAS RETENCIONES
Tras el encuentro con Alberto Fernández, para hoy se citó a una reunión con el secretario de Agricultura para cerrar los aspectos técnicos. Pero una polémica posterior sobre dichos del jefe de ministros alteró la paz política lograda. Otra vez las dudas.
› Por Raúl Dellatorre
Tres horas antes, la situación parecía enderezarse, aunque saltando baches, hacia una solución que permitiría darle una salida política al prolongado y desgastante conflicto del agro. Pero las declaraciones de Alberto Fernández a un canal de cable, al anochecer, volvieron a avivar las llamas. “No sé en qué reunión estuvo (Eduardo) Buzzi. Las retenciones son una decisión del Gobierno, no se planteó que sean un problema”, dijo el jefe de Gabinete. La reacción apuntaba a los dichos del titular de Federación Agraria a la salida del encuentro en la sede de Jefatura, en avenida Belgrano y Diagonal Sur, de Capital. Haciendo de vocero del encuentro, Buzzi había dicho que “el Gobierno admite que las retenciones son un problema que están dispuestos a modificar”. Eran poco más de las cinco de la tarde. La reunión había pasado a un cuarto intermedio hasta hoy a la mañana, cuando Javier de Urquiza reciba a las entidades para dar respuesta a algunas de sus demandas. Aún con dificultades, el panorama era levemente alentador. Pero al llegar la noche, el conflicto volvió al terreno más transitado desde sus inicios: el rumbo incierto.
Con más gestos políticos que planteos técnicos, el jefe de Gabinete y los titulares de las cuatro entidades agropecuarias parecían haber logrado acercar posiciones en torno a un acuerdo que debía cerrarse hoy, al menos en su primera etapa. Algunas demandas de los productores –reapertura de exportaciones de carne y trigo, compensaciones a pequeños productores, retribución a tamberos, refinanciación de deudas hipotecarias– podían recibir respuesta inmediata y otras –readecuación del régimen de retenciones, desgravaciones a la inversión ganadera, créditos subsidiados para pasturas o ampliación de planteles vacunos– quedarían planteados como temas de una mesa de “seguimiento” o de negociación permanente.
El punto más áspero, el de las retenciones, volvía a quedar entre paréntesis. La propuesta de Federación Agraria, respaldada por las otras tres entidades, era llevar la devolución del impuesto a las exportaciones a 15 puntos para los productores de menos de 600 toneladas en la campaña (de soja o girasol), a 10 puntos para los ubicados en el rango de 600 a 1500 toneladas y a 5 puntos para los productores de entre 1500 y 3000 toneladas. La pretensión no tuvo respuesta en el momento. Luego, vendrían las interpretaciones cruzadas sobre los dichos de Fernández.
Los primeros ecos de la reunión de ayer en el edificio de la Jefatura de Gabinete parecían indicar que el Gobierno y las entidades agropecuarias habían decidido asumir altos riesgos para obtener resultados a mediano plazo. El Gobierno, porque al postergar una “respuesta concreta” –como se le reclamaba– al planteo contra las retenciones móviles, jugaba al límite frente a la posibilidad de una respuesta negativa, y activa, de los productores que esperan a la vera de las rutas. Los dirigentes agrarios, porque ponían en juego su “prestigio” frente a las “bases” al no volver a la pelea frente a los planteos insatisfechos. Sin embargo, durante las últimas jornadas la dirigencia del campo reconocía, en reserva y sin micrófonos, la conveniencia de buscar mejores réditos en una negociación prolongada antes que desgastarse en otro “lockout” que los pusiera en medio de la ruta enfrentando a los camioneros y a la sociedad.
Las señales políticas, más que las técnicas, alumbraban en tal sentido. El desplazamiento de la reunión a un ámbito más “neutro” –aunque no neutral– como las oficinas administrativas de la Jefatura de Gabinete, en reemplazo de la Casa Rosada, con toda su carga de presión y simbolismo (“el campo versus el gobierno democrático”), fue leído como un gesto amigable del Gobierno. Del otro lado, que el opositor más mediático del conflicto, Alfredo De Angeli (Federación Agraria de Entre Ríos), bajara el tono de su discurso, aconsejando evitar “el enfrentamiento con la población” que suponían los cortes de rutas, también fue interpretado favorablemente, en este caso en los despachos oficiales.
Este clima de paz era ciertamente más propicio para hacer concesiones de un lado y del otro, según interpretaban ayer temprano desde ambos bandos. La presencia de Alberto Fernández, con De Urquiza pero sin Guillermo Moreno, parecía dar una señal de equilibrio. Hasta se creyó ver como otro mensaje de reconciliación que se le dejara a Buzzi el papel de vocero de la reunión (Fernández partió rauda y anticipadamente del lugar eludiendo a la prensa, al igual que De Urquiza). Sin embargo, estos últimos vientos de cola resultaron, a la postre, un búmeran.
Tanto cambió el clima después que Alberto Fernández cruzara verbalmente a Buzzi, que hasta el calmado De Angeli retomó su discurso de combate. “No va a quedar otra cosa (por hacer) que una medida de fuerza dura”, dijo desde Entre Ríos tras conocer las declaraciones del jefe de Gabinete. Ulises Forte, quien secunda a Buzzi en la conducción de la Federación, acusó a Fernández de haber tenido esas expresiones como reflejo de “un conflicto interno (del Gobierno) que no conocemos”. Ratificó que el funcionario, en la reunión, había admitido que el esquema de retenciones móviles podía estar sujeto a modificaciones. “Si no fuera así, ¿para qué nos convocan mañana (por hoy) en la Secretaría de Agricultura?”, se preguntó. Concedió, sin embargo, que en los dichos de Buzzi, acerca de que las retenciones “son un problema”, “puede haber una diferencia de tipo semántico, (Fernández) pudo haber utilizado un sinónimo, nada más que eso”, aunque subrayó que “claramente, el tema de las retenciones móviles estuvo en la agenda” del encuentro. Fernández, por su parte, aclaró que “lo que planteé (en la reunión) es que quiero conocer los problemas que tienen con respecto al mercado de futuros” de los granos a raíz de las retenciones. Añadió que lo declarado por Buzzi “no tiene ningún correlato con lo que hemos hablado hoy”.
La fuerte descalificación que hizo Fernández al discurso de Buzzi no hiere de muerte a la negociación, pero le impone un obstáculo adicional cuando los que ya había que remover no eran pocos. Si Buzzi contó lo que Fernández no dijo, o contó lo que no debía contar, o fue Fernández el que negó lo que sí dijo, o enmendó lo que Buzzi oyó mal (aunque otros dirigentes corroboraron), sólo lo saben los que estuvieron en la reunión.
La “hoja de ruta” del acuerdo, indicaba que hoy Javier de Urquiza, debía ofrecer los argumentos técnicos para resolver la apertura exportadora a carnes y a trigo, cómo se mantendrían esos mercados abiertos sin desatender el consumo doméstico, dar seguridades que las compensaciones efectivamente llegarán a los pequeños productores y abrir el camino para mejorar la rentabilidad de los productores de leche. En retenciones, el objetivo inmediato iba a ser habilitar un “seguimiento” del tema en una mesa de discusión permanente. El terreno político parecía conquistado tras el encuentro de ayer. Pero el entredicho de última hora alteró el escenario. Ahora, habrá que advertir si el precio no ha sido subir las pretensiones de los ruralistas. Y haber vuelto a encender los ánimos de los más disconformes. En síntesis, el pretendido acuerdo gira otra vez, como un trompo recién lanzado, buscando equilibrio para no volver a caer en el conflicto.
La Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) modificó la reglamentación del “Registro de Exportación” para asegurar el abastecimiento interno de carne. Los cuatro conceptos incorporados para el control operativo son: capacidad de almacenamiento de la producción, stock de producción, encaje productivo exportador y remanente exportable. La Oncca sólo autorizará la exportación cuando el stock de producción sea mayor que el encaje productivo exportador, la plataforma mínima de la capacidad de almacenamiento de la producción. Si el resultado es negativo o igual a cero, se considera que la firma carece de saldo exportable. Con las nuevas premisas, al momento de solicitar la apertura del registro los frigoríficos deberán contabilizar una disponibilidad del 75 por ciento del stock declarado para poder abastecer el mercado interno. Por su parte, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en un intento por mostrar los avances en las negociaciones, puntualizó que el lunes “se embarcaron 5600 toneladas de carne” para su exportación y que “de acá al viernes se habrán embarcado en total 20 mil toneladas”.
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