EL PAíS • SUBNOTA › EN EL GOBIERNO SE ENOJARON POR LAS DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DE LA FEDERACIóN AGRARIA
Eduardo Buzzi sostuvo que Alberto Fernández “admitió que las retenciones son un problema”. En la Jefatura de Gabinete no lo podían creer. Pensaban que buscaba “embarrar la cancha”.
› Por Daniel Miguez
Había mal clima anoche en la Casa Rosada. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, no podía salir de su estupor por las declaraciones del presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, quien le dijo a la prensa que “el Gobierno admitió que las retenciones son un problema y está dispuesto a modificarlas”.
Según altas fuentes del Gobierno, el jefe de Gabinete decía no entender la jugada de Buzzi, salvo que la intención del ruralista hubiese sido embarrar la cancha y, específicamente, embarrársela a Alberto Fernández.
Las mismas fuentes confiaron que lo que les dijo Fernández a los representantes de las cuatro cámaras agropecuarias durante la reunión, que se extendió por cuatro horas en la Jefatura de Gabinete, es que el Gobierno estaba dispuesto a analizar como afectaban en los mercados a futuro las retenciones móviles impuestas a la exportación de soja y girasol. Los ruralistas plantean que la variación en las retenciones según los precios internacionales dispuesta por el Gobierno casi imponen precios fijos, eliminando las operaciones a futuro. El Gobierno estaba dispuesto a rever esto, pero no anular la medida. Quizá de lo que haya dicho el jefe de Gabinete sobre este punto derivó la generalización de Buzzi. “Es una interpretación que no tiene nada que ver con lo que hablamos hoy. No sé por qué Buzzi dijo eso”, señaló el propio Alberto Fernández.
Ya sea por la convicción de lo acertada de la medida, ya sea por la necesidad política de no aparecer como derrotado por los empresarios del campo, es impensable que el Gobierno pueda dar una rotunda marcha atrás. Por eso en el Gobierno no podían creer lo que dijo Buzzi. La interpretación era la siguiente: si Alberto Fernández no dijo que la medida había sido un error, Buzzi mintió. Y si Alberto Fernández lo dijo, Buzzi al hacerlo público quiso ponerlo en contradicción con lo que sostuvo todo este tiempo y enfrentarlo con la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que día a día defendió las retenciones móviles. Ella fue quien puso en los hombros de Alberto Fernández la responsabilidad de llegar a un acuerdo razonable.
Pero aún antes de que Buzzi hablara con los periodistas, ya durante la reunión Alberto Fernández se molestó más de una vez con las constantes advertencias de que si no había un acuerdo rápido en torno de las retenciones, los ruralistas iban a retomar el lockout. “Así no podemos seguir. Estamos tratando de encontrar una salida y ustedes cada dos palabras me amenazan con volver a parar”, le dijo el jefe de Gabinete en un momento áspero de la reunión, según una fuente de la Casa Rosada.
Para ese entonces, Fernández ya le había garantizado que para el viernes se habrán exportado 15.000 toneladas más de carne, que se sumarán a las 5600 que salieron del puerto el lunes. Ese había sido uno los puntos de acuerdo en la reunión del miércoles pasado, que se materializó el viernes cuando el ministro de Economía, Carlos Fernández, firmó la autorización.
También el jefe de Gabinete había accedido en los primeros tramos del encuentro de ayer a refinanciar la deuda con el Banco Nación de más de 3000 productores. Fernández llamó a la titular del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, y les agendó una reunión para hoy para tratar ese tema.
Por esos datos parecía que la reunión seguiría por carriles más aceitados, pero la insistencia de los empresarios, sobre todo de Buzzi y de Mario Llambías, de la CRA, en el tema de las retenciones y en la advertencia de que volverían las medidas de fuerza, fue enrareciendo el encuentro, según la visión oficial. “No es sensato salir a decirle al Gobierno: ‘O hacen lo que yo quiero o corto las rutas’”, dijo luego Alberto Fernández.
Una muy alta fuente del Gobierno le dijo a Página/12 que la Presidenta lo que no quiere es que los productores agropecuarios la corran con el apuro, que la emplacen y, mucho menos, que la amenacen con volver a cortar las rutas. “Yo les propuse formar la Mesa Agropecuaria para discutir todos los temas y en forma permanente, para que tengamos un proyecto en común, como Nación, de acá a cuatro años, y no desperdiciemos esta oportunidad inmejorable que nos da la economía mundial”, dicen que se enojó CFK, cada vez más convencida que a los ruralistas les importa sólo las ganancias a corto plazo y no un proyecto que compatibilice los intereses de su sector con los del país.
De todos modos, el diálogo no está roto ni mucho menos. Hoy continuarán las reuniones, pero en el ámbito de la Secretaría de Agricultura y tratando de avanzar con las problemáticas específicas de cada sector. Es que los intereses de las cuatro entidades se van diversificando a medida que el Gobierno intenta, y en algunos casos logra, darle soluciones parciales a los distintos planteos.
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