Los miembros de la comisión coordinadora del “diálogo argentino”, que integran representantes del Gobierno, de la Iglesia Católica y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aseguran que el saldo de la primera semana de encuentros ha sido “positivo”. También afirman que han percibido la disposición de los diferentes sectores “por recuperar la paz social y un profundo deseo de colaboración y participación”, a pesar de las diferencias existentes que, siendo importantes, no se consideran “insalvables”. Esta semana, el diálogo va a intensificar su ritmo.
Los obispos Jorge Casaretto y Juan Carlos Maccarone, el embajador del PNUD Carmelo Angulo, el vicejefe de Gabinete Juan Pablo Cafiero y el diputado José María Díaz Bancalari presentaron su informe el viernes a Eduardo Duhalde. Todos ellos saben que el tiempo urge y que los diálogos tienen que conducir hacia alternativas concretas. A partir de hoy se intensificarán las reuniones, continuarán funcionando las mesas de trabajo y se iniciará una ronda de contactos con embajadores y representantes de organismos internacionales. En la agenda de esta semana aparecen los embajadores de la Comunidad Europea, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, y los representantes locales del FMI y el Banco Mundial que la semana anterior faltaron a la cita sin aviso.
Tanto el Gobierno como los obispos quieren trabajar aceleradamente para alcanzar un primer borrador de “documento de entendimiento nacional” que fije las cuestiones básicas sobre las que producir acuerdos. Pero para que ello sea posible primero habrá que completar la ronda de diálogos y los técnicos de Naciones Unidas tendrán que tabular coincidencias y diferencias para ofrecer ese aporte como base de un trabajo, ya más fundamentado y analítico, que estará a cargo de una comisión -.todavía no integrada de manera definitiva– compuesta por al menos una treintena de expertos en distintas disciplinas. Según se dijo, ese documento base, que será sometido a un nuevo análisis de todos los interlocutores, contendrá capítulos referidos a la reforma política y del Estado, de la Justicia, del sistema tributario y algunas consideraciones sobre la integración internacional de la Argentina. Duhalde se comprometió ante la comisión, y en particular frente a los obispos, a utilizar los resultados del “diálogo argentino” para elaborar en forma definitiva su plan de gobierno de transición, entendido como “un programa de desarrollo sostenible”.
En coherencia con el “sentido federal” que se le quiere dar al diálogo, las reuniones se trasladarán en la semana que se inicia a distintas regiones del país. No hay todavía un programa específico de las visitas, Se sabe que se descartó visitar todas las provincias y que se funcionará en cambio con la idea de regiones. El procedimiento a realizar en cada una de las regiones, probablemente a partir del jueves, será similar al implementado en Buenos Aires: los dirigentes políticos y multisectoriales serán recibidos y responderán el mismo cuestionario para indicar al menos cinco problemas y cinco gestos o propuestas a las que ellos mismos se comprometen como aporte para superarlos.