Mié 11.06.2008

EL PAíS  › EL INDEC PRESENTó LOS CAMBIOS METODOLóGICOS EN EL íNDICE DE INFLACIóN. LOS PRECIOS SUBIERON 0,6 POR CIENTO EN MAYO

El IPC es nuevo, la polémica la de siempre

El debut del indicador no despejó las dudas del último año y medio. El Indec dio una escueta explicación de los cambios. No informó cuánto habría sido la inflación con el IPC anterior ni cómo evolucionan los precios de los alimentos.

› Por David Cufré

Si el Indec quería recuperar credibilidad con el nuevo índice de inflación, el informe que entregó ayer ayuda poco. Más bien, confirma la línea del último año y medio de no explicar las razones de los cambios. Como no existe fundamentación de los criterios, la apariencia es que se cometen arbitrariedades para ocultar la verdadera evolución de los precios. El remozado IPC arrojó en mayo un alza de 0,6 por ciento. La Canasta Alimentaria, en tanto, bajó 1,7 (ver aparte). El organismo no publicó cuánto habría sido la inflación con el índice anterior –habría arrojado 1,2 por ciento, según pudo saber PáginaI12 de fuentes allegadas al Indec–, el cual desapareció sin que se aplicara ningún mecanismo de empalme de las series. A partir de ahora, tampoco se detallan más los precios de unos sesenta alimentos, como se hacía desde 2002.

Con esta nueva base, el Indec determinó que el rubro Alimentos y bebidas aumentó sólo 0,1 por ciento en mayo, con una caída de 0,6 en alimentos para consumir en el hogar. Dentro de ese ítem, el organismo registró una baja de 4,5 por ciento en el precio de la carne. En contrapartida, detectó subas de 1,4 en lácteos y huevos, 2,1 en panificados, 2,9 en frutas y 3,1 en bebidas alcohólicas. El mayor incremento se dio en el rubro Educación, con 3,7 por ciento, a causa de los aumentos de las cuotas en los colegios privados, del 4,3. La indumentaria aumentó 1,2 por ciento, mientras que en Atención médica se observó un salto de 1,1 y en Transporte y comunicaciones, del 1. Por el persistente aumento de los alquileres (1,5), el rubro Viviendas exhibió un avance de 0,7 por ciento. En lo que va del año, el IPC subió 4,0 por ciento, mientras que en doce meses trepó a 9,1.

El Indec concretó el anunciado cambio metodológico en la elaboración del IPC, pero no entregó información vital para saber cómo queda: cuál es la nueva canasta de bienes y servicios, cuáles son sus ponderaciones, cómo operan las canastas móviles, por qué se quitaron determinados bienes y servicios de la medición y se dejaron otros, por qué se tomó sólo el mes de abril para establecer la nueva base en lugar de un período de un año y cómo se ajustarán las series. Este diario buscó respuestas en el organismo, pero no consiguió siquiera ser atendido. El informe de apenas siete carillas que difundió el Indec deja todos esos interrogantes.

Por ahora, lo que se sabe es que el IPC ya no registra qué pasó con los precios en las rotiserías, restaurantes, infusiones y condimentos. En el rubro Indumentaria, se dejaron de relevar los precios de accesorios (bijouterie, cinturones, carteras), telas, hilados y artículos de mercería, confección (sastre) y reparación de ropa. En Vivienda y en Equipamiento del Hogar se excluyeron del IPC el costo de las expensas, el salario del servicio doméstico y los aranceles de plomeros, gasistas y demás personal encargado de reparaciones. No hay más desagregación de los costos de medicamentos y prepagas, aunque las autoridades del Indec dijeron que sí se continúan midiendo. Tampoco se desagrega la información en Transporte ni en Otros Bienes y Servicios, adonde antes figuraban cigarrillos, artículos de tocador y servicios para el cuidado personal, entre otros. En Esparcimiento, desaparece la estimación de precios de equipos, conexiones y servicios de audio, televisión y computación, juguetes y artículos para el deporte, flores y plantas.

La canasta de bienes y servicios que antes de estos cambios incluía 818 variedades ahora quedó en 440. La explicación que dieron las autoridades del Indec en un seminario a comienzos de mayo fue que la media histórica en Argentina osciló entre 400 y 500 productos, mientras que en la convertibilidad se llegó a esa cifra de 818 para incluir bienes importados cuyos precios eran más bajos que los de producción local. Al ampliar tanto la base, dijeron, se disimulaba la inflación. Ahora, en cambio, se busca representar el patrón de consumo del 70 por ciento de la sociedad, excluyendo gastos suntuarios de clase media alta y alta, como flores de Colombia o viajes al Caribe.

Para algunos analistas, la nueva canasta quedó demasiado limitada, ya que es incluso más chica que la que regía en 1988, con 526 productos. “Con todos los bienes y servicios que se incorporaron en las últimas dos décadas, no puede ser que la canasta actual sea más reducida que la de entonces”, advirtió Ricardo Delgado, de Ecolatina. También objetó que se excluyan gastos típicos de clase media como la compra de comida en rotiserías y restaurantes, y que no se sepa qué ocurre con el precio de la nafta, en momentos en que el petróleo se encarece día a día.

El Indec actualizó la base con los datos de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de 2004/ 2005, en reemplazo de la que se venía utilizando hasta ahora, de 1995/1996, y también con información de otras fuentes, como organismos públicos y cámaras empresarias. Así lo señala en el parte de prensa que entregó ayer, en una “nota metodológica” de apenas 21 líneas. Según la interpretación oficial, este cambio permite un cálculo más certero de la inflación que afecta al grueso de la población de acuerdo con su actual estructura de consumo. Ahora los bienes representan el 62 por ciento de la muestra, mientras que antes significaban el 53 por ciento, mientras que los servicios pasaron del 47 al 38 por ciento.


Evolución de los salarios

Los salarios crecieron durante el último año un 21,9 por ciento, con una fuerte presencia del sector público y de empleados “en negro”. Según difundió ayer el Indec, los sueldos de abril último contra igual mes del año pasado aumentaron 17,4 por ciento, para el sector privado; 28,8, el informal; y 28,7, el público. La diferencia entre los ingresos de los trabajadores formales y el de los no registrados obedeció a que hubo un aumento de cuatro puntos porcentuales, de 7 al 11 por ciento, en los aportes jubilatorios que, obviamente, no impactó en los empleados “en negro”. Respecto del mes previo, el índice para abril arrojó una suba de 2,54 por ciento.

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