En lo que se anuncia como el penúltimo acto de un extenuante conflicto que ya lleva cuatro meses, el kirchnerismo en el Congreso y las entidades agropecuarias en el Monumento de los Españoles se movilizarán hoy en simultáneo con el objetivo de influir en el ánimo de los senadores que mañana votarán el proyecto de retenciones móviles. En la tribuna oficial, el único orador será Néstor Kirchner y, además del PJ, comprometieron su apoyo la CGT, gobernadores radicales K, partidos de centroizquierda aliados, organismos de derechos humanos, movimientos sociales e intelectuales. Las entidades agropecuarias, en tanto, retrasaron su acto –será a las 16.30– para evitar que haya coincidencia, aunque en Gobierno aseguraban que de todas maneras Kirchner hablaría después. La Coalición Cívica, la UCR oficial, el PRO, los piqueteros de Raúl Castells y la central sindical de Luis Barrionuevo adelantaron su participación. Dos movilizaciones que aspiran a convocar a unos cien mil simpatizantes cada una en un radio de 50 cuadras darán un marco tenso para una discusión con cierre aún no definido: el “porotómetro” en el Senado indicaba ayer una votación más ajustada de lo que se anticipaba, al tiempo que se repetían los escraches contra los legisladores afines al oficialismo.

El antecedente más cercano a lo que será la jornada de hoy hay que buscarlo durante las celebraciones del 25 de Mayo. Los ruralistas convocaron entonces a un acto al pie del Monumento a la Bandera, en Rosario, y el Gobierno respondió con un movilización en Salta. Con todo, estaba allí la justificación de la fecha patria y había varios cientos de kilómetros de distancia entre uno y otro acto. En esta ocasión la falta de esos elementos propiciará, si se quiere, una confrontación más directa entre ambas propuestas.

Aunque en cada sector aseguraban que no se jugaba una competencia a ver quién llevaba más gente, anoche era evidente que los organizadores estiraban sus esfuerzos para facilitar el traslado de sus simpatizantes. En el campamento oficialista, los movimientos sociales –que son quienes aportaron el grueso de los manifestantes en los últimos actos K– anticipaban que comenzarían a movilizarse desde distintos puntos del conurbano a partir de las 12. Los dirigentes agropecuarios esperaban desde el mediodía de hoy la llegada de caravanas de productores a la Capital Federal desde Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe.

La CGT llamó a cese de actividades a partir de las 12 para facilitar la movilización (ver recuadro).

La hora de la convocatoria era elástica. El acto en la Plaza del Congreso estaba llamado para las 15, aunque anoche se decía que Kirchner no hablaría hasta las 18. Era la última movida de ajedrez ante la decisión de los productores agropecuarios de posponer el inicio a las 16.30. Cada quien deseaba escuchar el tenor de las palabras que se dirían en el otro escenario y tener la posibilidad de quedarse con la última frase.

El jueves, al anunciar el acto, Kirchner hizo un llamado a la defensa de la democracia y las instituciones. “Tenemos que terminar con las actitudes patoteriles, las acciones desestabilizadoras cotidianas”, sostuvo entonces. En la Casa Rosada anticipaban ayer un discurso en el mismo tenor. Además, aseguraban que la Presidenta esta vez no participaría del acto en su apoyo. Consideraban que, si estaba allí, tendría que hablar. Y si hablaba, tenía que dirigirse a los senadores, punto que se buscaba evitar. “No está bien que quien encabece un poder les diga a los que están en otro qué tienen que hacer”, argumentaban.

En el campamento agropecuario, en cambio, había quienes preferían batir el parche como el titular de la CRA, Mario Llambías, y el de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angeli, que vinieron subiendo el tono de sus declaraciones. “Saquémonos de encima la dominación, unámonos”, bramó ayer Llambías. Luego de mantener un encuentro en Córdoba, De Angeli consideró que el gobernador Juan Schiaretti estará entre los dirigentes políticos que en el futuro van a poder caminar por la calle. “Muchos van a tener problemas hasta para convivir”, soltó la cara mediática de los autoconvocados.

En cuanto a adhesiones, cada sector reafirmó sus alianzas desde el inicio de la crisis. Las novedades estuvieron dadas por la reaparición de los gobernadores radicales K Miguel Saiz y Gerardo Zamora junto a Kirchner luego del distanciamiento producido con el vicepresidente Julio Cobos, mientras que a la trinchera del campo se subió con entusiasmo Barrionuevo, a bordo de su flamante central sindical disidente que cuenta con la bendición de Eduardo Duhalde.

Un punto interesante sería ver cómo reaccionará la clase media porteña ante las movilizaciones. Los ruralistas tienen expectativas de que los acompañen quienes participaron de los cacerolazos, mayormente en barrios del norte de la Capital, vecinos al Monumento de los Españoles.

En el Gobierno recordaban los muchos porteños que concurrieron de manera espontánea al último acto que encabezó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Plaza de Mayo, el 18 de junio pasado. Hubo gestos apuntando a los sectores “progresistas” desde el kirchnerismo. Por ejemplo, la convocatoria de los intelectuales del espacio Carta Abierta que llamaron a marchar por una “mejor y mayor distribución”. Además, si bien la CTA no adhirió de manera orgánica al acto, su secretario general, Hugo Yasky, adelantó que concurrirá.

La izquierda tradicional, una vez más, dividirá sus destinos. El Partido Comunista y el Humanista anunciaron que irán al acto kirchnerista. “Todos contra la derecha”, será la consigna tras la que se moverá el PC según anunció su secretario general, Patricio Echegaray. En tanto, el MST y el PCR estarán en Palermo. “A favor de los chacareros”, sostuvo Vilma Ripoll.