EL PAíS
› AUMENTO DE DEPRESION, ATAQUES DE PANICO E INTENTOS DE SUICIDIO ENTRE LOS ADOLESCENTES
El futuro en crisis
En una reunión de la Sociedad Argentina de Pediatría se denunció que desde diciembre advierten un aumento en los cuadros depresivos y de estrés, más adolescentes víctimas de malos tratos y cuadros de desnutrición nunca antes vistos en púberes y prepúberes. También hay más fugas del hogar e intentos de suicidio. Los chicos cuentan que están desesperanzados ante un futuro incierto.
› Por Mariana Carbajal
La profundización de la crisis está dejando una marca indeleble en los adolescentes. En una reunión de la Sociedad Argentina de Pediatría, los secretarios de las áreas de Adolescencia de todas las filiales de la entidad denunciaron que desde diciembre en los servicios hospitalarios especializados en púberes de todo el país se observa un aumento de intentos de suicidios y de cuadros de depresión y de estrés, de ataques de pánico y de consultas por adicciones, según informó a Página/12 Eduardo Rubinstein, directivo de la SAP. También se incrementaron los casos de fugas de hogar porque los chicos “no se bancan” los problemas de sus casas. Hay más consultas por trastornos de la conducta alimentaria, y más casos de adolescentes víctimas de abusos y malos tratos. “Estamos viendo desnutrición en prepúberes y púberes que nunca habíamos visto en el país”, advirtió Cándido Roldán, presidente de la Fundación Argentina de Adolescencia (FADA). En el Hospital de Clínicas tienen un tipo de consulta nueva: padres desorientados porque sus hijos de 15 o 16 años quieren irse del país. “Los chicos están escépticos, pero más que nada desesperanzados por el discurso de sus padres”, resumió María del Carmen Hiebra, jefa de Adolescencia del Hospital Gutiérrez.
Uno de los cambios más notorios es el deterioro de la salud de los adolescentes de los sectores más postergados. Desde diciembre, los más pobres dejaron de ir a los servicios hospitalarios. “Hasta el año pasado, la población que atendíamos tenía mayoritariamente primaria incompleta y completa. Ahora, los que vienen están en la secundaria o tienen estudios terciarios. Los pobres de solemnidad ya no llegan”, observó Eugenia Trumper, jefa de Adolescencia del Rivadavia. Un panorama similar aparece en otros hospitales de la ciudad de Buenos Aires. “Por no poder viajar, llegan más tarde a la consulta y estamos viendo cuadros cada vez más graves. Si antes llegaban con una apendicitis ahora los vemos con peritonitis. Soy infectólogo y estoy viendo casos de tuberculosis en adolescentes como no he visto en años”, precisó Eduardo Rubinstein, secretario del Comité de Adolescencia de la SAP y coordinador del área de Adolescentes del Hospital Muñiz.
Flaquísimos
“Así como hay factores de riesgo en los adolescentes, también hay factores protectores. Uno de ellos es el proyecto de vida y hoy ha desaparecido, no lo tienen. Viven al día, sin posibilidades de pensar en su futuro”, reflexionó Rubinstein. Este caldo de cultivo está generando ya consecuencias en la salud mental de los jóvenes. Dos semanas atrás, los secretarios de los comités de Adolescencia de todas las filiales del país de la SAP coincidieron en una reunión en Buenos Aires para analizar, precisamente, el impacto de la crisis en la pubertad. Aunque todavía no lo cuantificaron, todos señalaron que en los servicios hospitalarios se está observando un notable incremento de los intentos de suicidios, de los cuadros de estrés y de depresión, de ataques de pánico y de patologías psicosociales como el alcoholismo y la adicción a las drogas.
“Las crisis de angustia, los ataques de pánico y las fobias están a la orden del día. Cinco o diez años atrás eran consultas aisladas. También estamos viendo muchísimos casos de adolescentes víctimas de violencia, de abusos y de malos tratos. También con manifestaciones de estrés como dolores musculares y cefaleas, sin tener ninguna patología clínica, como una expresión de estar creciendo en un clima no saludable, producto de la violencia que implica vivir en hogares donde no alcanza el dinero para comer. De cada 10 pacientes nuevos, 3 o 4 tienen algún trastorno psicosocial severo asociado a la crisis”, ratificó Hiebra, jefa de Adolescencia del Gutiérrez.
El deterioro en la alimentación ya es palpable. “Estamos viendo desnutrición en prepúberes y púberes que nunca habíamos visto en el país. Son esos adolescentes flacos, flaquísimos”, comentó el titular de la FADA. “Hubo un gran aumento de casos de anemias y de obesidad vinculada con elmal comer”, reveló Ernesto Rozenthuler, titular del servicio de Adolescencia del Hospital Fernández.
Los cuadros de depresión no sólo están afectando a los chicos de sectores medios empobrecidos, también a los que aún conservan un buen nivel económico, comentó Hiebra, que está viendo este tipo de casos en su consultorio privado. “Hay muchos que van a colegio privado, que tienen prepaga y que están con crisis de angustia y depresión. Lo problemático es que no son estados de ánimo pasajeros, sino que pueden instalarse como enfermedad”, agregó la especialista en adolescentes.
Sin sostén
La psiquiatra María Esther Strada, coordinadora del Equipo de Adolescencia del Hospital Durand, dio cuenta de otro fenómeno: “También estamos viendo un aumento de las graves problemáticas adolescentes que no llegan a constituir una enfermedad psíquica y que aparecen antes que en el hospital, en los medios de comunicación, y en las que interviene antes la justicia que un médico, como accidentes de autos y accidentes con armas protagonizados por chicos”, describió. “El incremento de los accidentes no es casual”, alertó Rozenthuler, del Fernández.
Es más profundo el problema que el achique de las economías familiares. En muchos hogares el padre está desempleado y por no poder cumplir con el rol de proveedor su figura se desvaloriza. Esta situación no permite un vínculo saludable entre padres e hijos. “Nosotros crecimos en la cultura del trabajo y esto está faltando. El respeto por el padre se pierde por no verlo trabajar. El padre en sí mismo se desvaloriza frente a los hijos”, señaló Strada. “La autoridad paterna se resiente, se pierde el modelo de identificación”, apuntó Rozenthuler. En el cóctel hay otros ingredientes. “La corrupción generalizada incide en la formación de valores. El ‘no robarás’ y ‘no matarás’ se han vuelto relativos, y aparece como camino para conseguir dinero un secuestro express”, agregó Strada.
“El desempleo y la desesperanza de sus mayores genera que haya poco diálogo entre padres e hijos. Muchas veces los adultos no tienen posibilidad de brindarles el sostén adecuado que requieren por la crisis propia de su edad. Estamos viendo en los chicos aislamiento social o identificación con grupos que pueden ponerlos en riesgo”, indicó la jefa de Adolescencia de Gutiérrez. También se están observando conductas de riesgo como el inicio precoz de las relaciones sexuales, antes de los 15 años. “Lo que nos preocupa es la desprotección, porque conociendo los anticonceptivos no los usan o los usan en forma inadecuada”, advirtió.
En el Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas creció este año un 30 por ciento los cuadros de bulimia y anorexia. También las consultas por violencia familiar. Pero la gran novedad es la llegada de padres desorientados porque sus hijos quieren irse del país. “Son consultas que antes no teníamos”, destacó José María Méndez Ribas, director del programa, donde –como el hospital está arancelado– están atendiendo mayoritariamente pacientes de sectores medios que se quedaron sin prepaga. “Muchos chicos están escépticos, pero más que nada desesperanzados porque el discurso de sus padres es desesperanzador. Cuando escuchan que sus padres repiten que no tienen futuro en este país, les resulta muy difícil sacar fuerzas para seguir adelante. Desde el hospital estamos tratando de revitalizar el diálogo familiar. Estamos armando talleres en la sala de espera para rescatar la formulación de proyectos”, comentó Hiebra.
El desempleo los golpea de lleno. “Los que no tienen secundario tienen como única opción manejar una moto y hacer delivery. La máxima aspiración de los que tienen secundario es ser empleados de McDonald’s, BurgerKing o Blockbuster”, describió Osvaldo Viera, a cargo del área de Reinserción Social del Consejo Nacional del Menor y la Familia.
Para Roldán, titular de la FADA, el impacto de la crisis en los púberes se verá con claridad en la próxima década: “Con adolescentes sin capacitación y con deficiencias nutricionales, el recambio de la población económicamente activa se verá muy afectado. El modelo neoliberal nos estállevando a convertirnos en un país como los asiáticos donde explotan a todos los adolescentes”, pronosticó.
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