EL PAíS
› EXPEDITO SOARES EXPLICA POR QUE LULA ES LULA Y RECUERDA
“Había que ver a Lula con los helicópteros encima”
Desde San Bernardo do Campo, el inmenso suburbio industrial de San Pablo, dos relatos del nacimiento de un líder. Los orígenes del Lula dirigente sindical, sus luchas por la amnistía, la fundación del PT y los cambios en un obrero que ahora toca la presidencia.
› Por Martín Granovsky
El triángulo industrial que rodea a San Pablo es el ABC. La B es de San Bernardo, un gigantesco suburbio al que se llega después de más de una hora de colectivo. Parece un viaje a la historia del Gran Buenos Aires o, salvando diferencias de nivel de vida, a la Córdoba automotriz de los ‘60 y los ‘70.
Los negocios del camino indican que hay actividad, no parate. El entorno es humilde, simple, sin construcciones interesantes, con favelas que se dejan ver de lejos, junto a los barrios de trabajadores industriales. La mayoría de las pintadas hace publicidad de candidatos del Partido de los Trabajadores. Vicentinho, por ejemplo. O el omnipresente Aloisio Mercadante, candidato a senador por el estado, que hoy necesita siete millones de votos.
De la terminal de Ferrasópolis al sindicato de los metalúrgicos hay tres cuadras en subida. Como mojones, están el cabeleireiro (peluquero) a cinco reales el corte, unos cuantos bares que ofrecen cachaça, un comité del PT, negocios de jueguitos electrónicos. El sindicato es una construcción de varios pisos, prolija. El secretario general, que se acerca a saludar al enviado de Página/12, es candidato a vicegobernador junto con Genoíno. Si alguna vez Sanfilippo le dijo a Osvaldo Soriano en el Carrefour de Avenida La Plata que su casa estaba ahí, en la góndola de la mayonesa, porque ahí estaba el área chica cuando el Gasómetro no se había mudado, Lula le diría al Gordo que su casa está aquí, en este sindicato donde se apresta a contar la historia de Luiz Inácio da Silva, alias Lula, “calamar” en portugués, el dirigente Expedito Soares, abogado.
–¿Abogado?
–Sí. Esa profesión donde dos más dos no es cuatro. Puede ser cuatro. Pero también fui metalúrgico.
–¿Dónde trabajaba?
–En una fábrica de heladeras. A Lula lo conozco de cuando jugábamos al fútbol, en el ‘72.
–¿Era bueno?
–¿El?
–Sí.
–Sí, era bueno. Jugaba adelante. Era metedor. Aunque a veces nos fue mal. En la campaña del ‘89 jugamos los candidatos contra otro equipo de periodistas y artistas. Perdimos 10 a 0. ¿Cómo está Maradona?
–No anda en su mejor estado físico.
–No importa. Incluso sin físico él sabe de fútbol.
–¿En el ‘72 Lula ya era Lula?
–Sí. Era vicedirector del sindicato.
–¿Y antes del ‘72?
–Ah, no era Lula, era Taturana.
–¿Ese era su apodo?
–Sí, la taturana es un lagarto con una espinas terribles, que quema.
–¿Y por qué Lula era Taturana?
–Por los bigotes, que parecían espinas.
–¿Cuándo fue la primera vez que a Lula lo eligieron presidente del sindicato?
–En 1975. En el ‘78 yo me incorporé a la dirección, como tesorero. Fue la época de una gran huelga de las empresas fabricantes de automóviles, de máquinas y de autopiezas. No sabe lo que eran las fábricas en ese momento.
–¿Por la cantidad de obreros?
–Mire, la Volks de toda esta zona tiene 16 mil operarios. En esa época sólo la Volks de acá tenía 42 mil. Después vino la automatizacióndesenfrenada. Mejoraron las condiciones de trabajo, pero no todos quedaron con trabajo.
–¿Qué característica tenía Lula como presidente del sindicato?
–Centralizador. Y gran negociador.
–¿Duro?
–Muy duro. Negociador habilidoso pero muy firme. A cualquier senador chantajista le va a romper la cara. Es muy valiente. Cada tanto vuelvo a ver una película, Línea de montaje. La filmaron en aquella huelga y es impresionante. Se ve cómo los soldados apuntan con ametralladoras desde los helicópteros y Lula sigue hablando. Para ser un buen orador sindical hay que tener elocuencia, determinación, garra. Hay que hablar con firmeza y transmitir bien los contenidos. Lula tiene todo eso.
–¿Cómo nació el Partido de los Trabajadores?
–Primero hay que hablar de la lucha por la ley de amnistía. Nos dimos cuenta de que Leonel Brizola estaba afuera, que José Serra estaba afuera, que Fernando Henrique Cardoso estaba afuera. Y ahí se nos ocurrió la campaña por la amnistía. Los militares entonces comenzaron con la apertura lenta y gradual. Era el ‘77, el ‘78. Fuimos ganando proyección. Y se nos ocurrió fundar un partido de trabajadores.
–¿De proletarios?
–De trabajadores. No sólo de obreros industriales. Ibamos y le decíamos a un médico: “Vení al PT”. Nos contestaba: “Soy profesional liberal”. Le preguntábamos si acaso no trabajaba. Y así con los abogados, los periodistas, los intelectuales... El PT se expandió como pólvora. Nos desparramamos por todo Brasil. En 1980 fue elegido presidente provisorio del PT y a fin de ese año hicimos un gran acto contra la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura. Para ese acto nació la bandera.
–¿Cómo se hizo?
–Salió así nomás.
–¿Cómo que así nomás?
–Sí. Decidimos que fuera roja, porque era el color tradicional de los trabajadores en todo el mundo. Y queríamos ponerle algo. Entonces yo sugerí la estrella, pero también teníamos que definir de cuántas puntas. La de seis era la de los judíos.
–La estrella de David.
–Sí. La nuestra debía ser de cinco puntas.
–¿Y el color?
–Rojo también, pero con una guarda blanca, para que se diferenciara del resto de la bandera. Y abajo (Soares hace un gesto, como si dibujara) las letras del PT escritas en semicírculo, rodeando la estrella. Me acuerdo cuándo fue que usamos la bandera por primera vez.
–¿La fecha?
–Me la acuerdo exacta. El 20 de octubre de 1980.
–Ya se están por cumplir 22 años. Dígame una cosa sobre la fundación del PT. ¿La Iglesia Católica se integró de entrada, al menos desde sus sectores más progresistas?
–No, éramos nosotros solos. Pero la Iglesia ayudó mucho en la lucha por la amnistía. Y como decía recién, crecimos muy rápido. Muy: en 1982 logramos una votación fabulosa para un partido nuevo y superamos el cinco por ciento de los votos.
–¿Usted fue candidato?
–A diputado. En ese momento vivía en una favela porque me habían echado de una fábrica. Me mantenía vendiendo cachaça. Ya tenía mujer, que trabajaba como empleada doméstica, y tres hijos pequeños. En ese momento con Lula organizamos la Central Unica de Trabajadores, la CUT.
–¿Por qué no siguieron ninguna doctrina, ninguna corriente marxista de las existentes, cuando fundaron el PT?
–No sé, era como un sentimiento. Decíamos: “Hay que organizar a los trabajadores”. Nos preguntaban: “¿Y cómo?”. La verdad, no sabíamos cómo. Entonces contestábamos: “No sé, que la gente se organice y discuta”.
–Siempre quisieron hacer política concreta.
–Sí, siempre. Fuimos nosotros, con los votos del PT, los que hicimos gobernador a Oreste Quercia y también a Franco Montoro. Pero también queríamos presentarnos como candidatos, porque aunque no ganáramos así nos conocían la cara y las ideas. Y eso que era brava esa época.
–¿Incluso después de lo que contó, de los helicópteros volando bajo?
–Sí, después también. Había que hablar en un acto apretando los dientes, pero la gente no se intimidaba.
–¿Dónde nació, Expedito?
–En Diamantina, en el estado de Minas Gerais. En 1954.
–¿Cuándo vino para San Pablo?
–A los 14 años, buscando trabajo. Vendí la bicicleta y un reloj que tenía y me vine. Acá trabajé en la industria metalúrgica, y estudié Derecho en San Bernardo mismo. Me acuerdo que el primer año me rebotaron en el ingreso. Un diario publicó: “Candidato del PT a diputado no aprobó el examen”. Y yo le respondí: “El candidato del PT no, pero entraron el hijo del intendente, y el hijo de tal otro, y el de tal otro...”. Después me preparé, estudié duro y terminé entrando. Así pude hacer la carrera de abogacía.
–¿Cómo será el gobierno del PT, si gana Lula?
–Limpio, combatiendo día y noche la corrupción. No hay perdón para ningún compañero que cometa un acto ilícito. Inmediatamente afuera. Así tendremos más fuerza para discutir con el Fondo Monetario Internacional, para reactivar la industria, para reavivar el Mercosur. Y si un senador impide los avances mediante el chantaje, lo pondremos frente a la prueba de la opinión pública. Se puede gobernar. ¡Claro que se puede! En Conchas, por ejemplo, una comuna donde el PT tiene el intendente, todos decían que era imposible aprovechar las tierras improductivas en manos de un hacendado. Nosotros presionamos y negociamos. Solo queríamos que, si no trabajaba la tierra, entregara el 30 por ciento para hacerla producir en agricultura. Y lo logramos. Hay que tener habilidad para negociar, pero no solo eso. Hace falta determinación. Todo junto. ¿O usted cree que el PT pensó en ganar solo y en gobernar solo?
–¿Usted qué cree?
–Que no. Por eso tenemos un discurso propositivo. Por eso está José Alencar en la fórmula presidencial, porque como empresario él quiere que el país avance. Pero convivir no es someterse y Lula es un gran coordinador. Será un gran coordinador de nuestro proyecto. Ni siquiera habrá obstáculos imposibles de sortear en el Parlamento, porque ahí se negocia y el número no es lo único que importa. En el ‘84, cuando obviamente éramos minoría, hicimos aprobar leyes que proponíamos nosotros después de impedir las sesiones. Para que hubiera sesión, tenían que aceptar parte de lo que nosotros queríamos que se aprobara. Además, seguro que en el Parlamento va a haber una recomposición, y que muchos diputados electos por otros partidos estarán con nosotros.
–¿Por qué Luiz Inácio dejó de ser Taturana para ser Lula?
–Porque estaba permanentemente abrazando a todo el mundo. El es así.
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