La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajará hoy a Santiago de Chile, donde a las 15 fue convocada de urgencia una reunión de presidentes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), para dar un fuerte respaldo a la institucionalidad democrática en Bolivia. Del encuentro participarán nueve presidentes de la región, con excepción de los de Perú, Surinam y Guyana. El jefe de Estado boliviano, Evo Morales, agradeció la iniciativa y confirmó su voluntad de asistir, aunque su presencia podría estar condicionada por el rumbo que tome la crisis en su país en las próximas horas.

La Presidenta partirá a las 11, junto al canciller Jorge Taiana, y regresará a Buenos Aires inmediatamente terminada la cumbre. Se estima que regresará alrededor de las 20.

La convocatoria hecha el sábado por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, por estar al frente del Unasur, recibió respuesta oficial el mismo día confirmando la asistencia de sus jefes de Estado de Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Paraguay y Colombia. Uruguay respondió afirmativamente ayer y Perú adujo compromisos previos de su presidente, Alan García, y enviará a su canciller, igual que Surinam y Guyana. Pese a que algunas versiones periodísticas habían indicado que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no había asegurado su presencia y la había condicionado a que haya un pedido expreso de Bolivia, ayer Bachelet confirmó que él asistirá.

De todas maneras es cierto que Lula puso reparos. De hecho, declaró: “Si hay reunión, voy. Pero no tenemos derecho a tomar decisiones sin el acuerdo del gobierno y la oposición de Bolivia. La reunión sólo tiene sentido si hay un pedido de Bolivia y una propuesta. Si tomamos una decisión y ninguna de las partes la acata, la reunión será inútil”.

Fuentes diplomáticas creían ver cierto “ninguneo” de Lula a la cumbre de Santiago porque fue convocada por iniciativa de CFK y rápidamente aceptada por Bachelet. En la diplomacia chilena, al parecer, no habrían caído del todo bien las declaraciones del presidente brasileño, ya que fue Lula el principal impulsor de la creación de la Unasur y de que la presidencia pro tempore recaiga en Bachelet, quien llevó adelante la convocatoria enfrentando el costo interno que podría implicarle, debido a la histórica rivalidad por cuestiones limítrofes entre Chile y Bolivia.

En la convocatoria tuvo una intensa actividad CFK, que el viernes estuvo varias horas de la noche dialogando con presidentes de la región para que la Unasur reúna a los presidentes, sin esperar el encuentro de cancilleres de la OEA. La urgencia que tuvo la convocatoria fue explicada dramáticamente por Bachelet, según consignó el diario chileno El Mercurio. La versión indica que Morales le dijo a la presidenta chilena que, de acuerdo con informes de inteligencia, estaba en marcha un golpe de Estado en su contra.

La agenda del encuentro de hoy no estaba cerrada anoche, no tanto en el tono de la declaración de apoyo a la legitimidad del gobierno de Evo Morales sino respecto de las medidas que propondría el organismo para ayudar a encauzar la situación.

Esa decisión también estaba condicionada por el resultado del encuentro que mantuvieron anoche Morales y el prefecto (gobernador) de Tarija, Mario Cossío, en representación de los cinco prefectos rebeldes (ver página 7).

Tampoco había una decisión tomada anoche sobre si los presidentes aceptarán que a la reunión de la Unasur asista una representación de los opositores a Morales. Fuentes de la Cancillería argentina dijeron a PáginaI12 que no debería aceptarse ese pedido porque la reunión en el Palacio de La Moneda será exclusiva de presidentes. El ingreso de otros dirigentes supondría poner en un pie de igualdad al poder institucional de la nación boliviana con los rebeldes. “Eso no quita que no se haya dialogado con ellos. De hecho, el grupo de amigos que integra Argentina, Brasil y Colombia ha dialogado con la oposición y lo seguirá haciendo todas las veces que haga falta para ayudar a una salida de la crisis”, señaló la misma fuente.

La decisión de no esperar a la reunión de cancilleres de la OEA no implica que ese organismo vaya a desatender un rol activo en el conflicto. Por un lado, su presidente, el chileno José Miguel Insulza, estará hoy en la cumbre de La Moneda, y el miércoles viajará a La Paz. Por otro lado, ayer los cancilleres de Chile y de Bolivia hicieron referencia a la importancia de la OEA, donde Estados Unidos tiene una fuerte incidencia. El canciller boliviano, David Choquehuanca, sostuvo que “la situación en Bolivia preocupa a la Unasur y a entidades como la OEA y el Grupo de Río”. Y el canciller chileno, Alejandro Foxley, afirmó: “Queremos que este esfuerzo que hará Unasur tenga una continuidad con lo que va hacer la OEA para instalar una mesa de diálogo para que las partes puedan llegar a una solución”.

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