EL PAíS › OPINION
› Por Joe Goldman
Quien escribe esta nota es alguien que contribuye con sus impuestos a las arcas de EE.UU. Como contribuyente, me da rabia el uso y abuso de fondos públicos para el circo, la payasada, que es el juicio a Guido Antonini Wilson en Miami. Seguramente, el fiscal y el FBI gastaron muchísimo
más en seguir la causa que los 800 mil dólares que aparecieron en el equipaje en Aeroparque. Eso incluye el costo de poner a varias personas con sus familias en el programa de protección de testigos, las horas-hombre que el FBI pasó grabando conversaciones de un grupo de boludos en parrillas y bares de Florida, las horas-hombre para armar una causa en la Fiscalía de Miami, un distrito que me parece que tiene cosas más urgentes que hacer que jugar a la geopolítica barata, y finalmente lo que cuesta llevar a cabo un juicio en una Corte Federal.
Perdónenme si no presto demasiada atención a los detalles de un juicio que para mi gusto es intranscendente y risible (¡si no fuera que están gastando mi plata para armarlo!). El testimonio de Antonini Wilson tiene más agujeros que su estómago después de las cirugías para reducir su panza. Hay tres o cuatro detenidos que se dieron vuelta y ahora son testigos protegidos, incluyendo a Antonini, y uno que fue a juicio. ¿Y si todos se pasan de bando y se hacen testigos, qué pasa? Un testigo protegido puede ser una herramienta importante para la Justicia. Pero es de doble filo porque la inmunidad permite decir cualquier cosa.
Según fuentes norteamericanas que consulté, el descubrimiento de la valija en Aeroparque permitió una operación de inteligencia de EE.UU., un globo de ensayo para ver cómo son y qué capacidad tienen los servicios del entorno de Hugo Chávez. Me parece que el entorno de Chávez mostró qué débiles son y qué payasos tiene el líder venezolano rodeándolo. ¿O alguien piensa que agentes en serio, de la KGB, el Stasi, la Mossad o el MI6 se iban a dar vuelta en una causa con la primera oferta de un poco de plata del FBI?
Ahora sí sería una vergüenza si Chávez estuvo aportando plata encubierta a la campaña de Cristina. Si se prueba esto, estaría igualmente mal que algunos funcionarios se prestaran a esta maniobra. Pero la Justicia tiene que actuar en Argentina, ¡no en Miami!
No es que EE.UU. sea un país limpito en el tema de financimiento electoral. Este año Obama y McCain van a gastar fortunas en sus campañas. Bill Clinton se vio envuelto en un escándalo cuando se descubrieron contribuyentes ilegales en su campaña, incluyendo un empresario paraguayo de dudosa fama, un magnate filipino y otro asiático que se hizo famoso porque al darle una fortuna a la campaña de Clinton, consiguió pasar la noche en el dormitorio central de la Casa Blanca. Bush padre aceptó mucho dinero de la secta Moon. Y todos sabemos del escándalo de Watergate. En ninguno de estos casos hubo una investigación seria en los juzgados de EE.UU. Tampoco pensaron en abrir una causa en el pais de origen de ninguno de estos empresarios.
Si no gastaron la guita de los que pagamos impuestos en investigar casos que involucran directamente actos (posiblemente) criminales en el país, parece un chiste que estén gastando una fortuna en investigar una causa que de ninguna manera tiene que ver con los Estados Unidos.
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