El vicepresidente Julio Cobos negó que las autoridades policiales de la provincia de Mendoza le hubieran confesado que se plantó un arma en la escena del crimen de Jonathan Chandía, un joven asesinado por la policía en mayo de 2006. A través de un escrito, el ex gobernador mendocino declaró en la causa por el asesinato de Chandía y reconoció que tuvo reuniones “informativas” con los jefes de la fuerza de seguridad local, aunque en las mismas le dijeron que se trató de un asalto con arma de fuego. “Siempre la hipótesis que me contaron giró en torno de que había participado de un asalto y que estaba armado. Después me enteré de que podía ser homicidio, por lo que la Justicia y la Inspección General de Seguridad empezaron a investigar”, afirmó Cobos en el texto.

Hace unos días, el tribunal de la Séptima Cámara del Crimen aceptó el pedido de la querella y le remitió un cuestionario con cuatro preguntas al vicepresidente. Las respuestas fueron leídas ayer, en una nueva jornada del juicio en el que se imputa al efectivo Juan Carlos Oruza por homicidio agravado por la función. En el segundo día del juicio, el principal Rolando Rojas, quien se desempeñó esa noche como jefe de Oruza, había reconocido que se había “plantado” un arma en el lugar. “Oruza me confesó que habían puesto el arma ahí porque creyeron que se les iban a complicar las cosas”, declaró Rojas.

En diálogo con PáginaI12, el abogado que presentó el escrito de Cobos, Alejandro Acosta, relató que a los pocos días de que comenzara la investigación del hecho, debido a las pruebas recolectadas por la Justicia, el entonces gobernador decidió desplazar a la cúpula policial.

“Consideré oportuno y prudente alejar a quien era el máximo responsable de la policía por las derivaciones que tomó el hecho”, respondió Cobos en el texto, en referencia al ex jefe de la policía Héctor Quiroga. El juicio continuará hoy con más declaraciones y está previsto que finalice en los próximos días.