Aún continúa internada en el Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora una de las cuatro víctimas del enfrentamiento del miércoles pasado entre dos sectores de la Uocra de esa localidad. Mientras tanto, los agredidos piden recaratular la causa de “lesiones graves” a “intento de homicidio” y “portación de arma de guerra”, según indicó a este diario Gonzalo Falco, el abogado que los representa. En el allanamiento del miércoles en la sede de la calle Portela 571, la Justicia encontró una parte de las armas disparadas recién enterradas en un patio con arena, al lado del tronco de un pino, a unos 30 centímetros de profundidad. Entre los objetos, desenterraron la escopeta 1270 Remington, norteamericana, con un dato llamativo, sobre el que ahora algunos empiezan a reparar: la numeración original. Como por el porte se trata de un arma de guerra, en manos de las fuerzas de seguridad, cuando se las encuentra en otras condiciones suelen aparecer con la numeración limada. En este caso, no fue así. Por eso Falco quiere que la Justicia investigue en el Registro Nacional de Armas (Renar) a nombre de quién está el arma para confirmar o descartar si su propietario estuvo adentro de la casa. Los agredidos que están nucleados en la lista Celeste y Blanca de la oposición local de la Uocra señalaron entre los responsables de las agresiones al desplazado titular del gremio en Lomas de Zamora, Ignacio Centeno, y a quien detrás suyo maneja el sindicato: Víctor Grossi, un empresario de la construcción, peronista, candidato a intendente en Lomas de Zamora por la lista de Roberto Lavagna y un hombre que ganó poder durante la crisis de 2001 cuando formó el Mossol (Movimiento Social Solidario). Según Falco, el primer enfrentamiento entre los dos sectores de la Uocra se produjo la semana pasada. El lunes 6 de octubre, el gremio abrió oficialmente la inscripción para las elecciones de noviembre. Los candidatos debían reservar el color de las listas y luego presentar los candidatos. Un apoderado de la Celeste y Blanca de la Agrupación 7 de Mayo no fue ese día, sino un día después. El martes 7 lo acompañaron 20 compañeros, pero como sólo dejaron pasar a uno, ingresó el apoderado y el resto esperó afuera. Según una denuncia de la agrupación, repetida ayer por Falco y los integrantes del gremio, el apoderado terminó “retenido” durante dos horas adentro del edificio, atado y con una pistola en la boca. “Cuando salió, tuvimos que cambiar de apoderado porque estaba asustado”, explicó ayer a este diario Walter Leguizamón, uno de sus compañeros. Entre los que esperaban afuera también hubo un herido por perdigones que aún está internado en el hospital.
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