Mié 12.11.2008

EL PAíS  › LOS OBISPOS LO REELIGIERON COMO PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL

Hay Bergoglio para tres años más

Los obispos reunidos en asamblea eligieron al arzobispo de Buenos Aires para un segundo período, en una señal que refuerza su liderazgo. Una novedad fue la elección del ultraconservador Héctor Aguer para la Comisión de Educación.

› Por Washington Uranga

Los obispos católicos reunidos en asamblea reeligieron ayer al cardenal Jorge Mario Bergoglio para un segundo período al frente de la Conferencia Episcopal. Tres años después y tras haber atravesado algunas situaciones de tirantez con el Gobierno, Bergoglio se encuentra fortalecido en su liderazgo e incluso puede ostentar el reconocimiento que hacen de su gestión varios miembros de la jerarquía que antes fueron críticos u opositores. Al cardenal presidente se le reconoce haber mantenido autonomía en relación con el poder político, imponiendo su propia metodología y contradiciendo a muchos que le pedían en forma reiterada que encontrara formas de aceitar el diálogo con las autoridades gubernamentales, en particular con Néstor Kirchner, en su momento, y ahora con Cristina Fernández de Kirchner. Bergoglio y la Presidenta probablemente compartan estrado antes de fin de año cuando las mandatarias de Argentina y Chile se reúnan junto con los episcopados de los dos países para conmemorar y agradecer la mediación vaticana que evitó un enfrentamiento por el conflicto del Beagle.

Junto a Bergoglio continuará como vicepresidente primero el arzobispo de Tucumán, Luis Villalba, y en la segunda vicepresidencia el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo. Los tres mencionados junto a Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires, formarán la Comisión Ejecutiva del Episcopado durante los próximos tres años. Agustín Radrizzani, quien ocupaba una de las vicepresidencias, fue elegido para presidir la estratégica Comisión de Comunicación Social. En otros cargos de relevancia fueron reelectos Jorge Casaretto (Pastoral Social) y Guillermo Rodríguez Melgarejo (Fe y Cultura).

Una importante novedad se produjo con el ingreso del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, como titular de la Comisión de Educación Católica. Aguer, uno de los representantes del sector más conservador del episcopado, había quedado al margen de todos los cargos de relevancia en la elección realizada hace tres años. Otra renovación se produjo al frente del Consejo de Asuntos Económicos, antes a cargo del arzobispo de Mendoza, José María Arancibia, responsabilidad que ahora recaerá sobre Joaquín Sucunza, obispo auxiliar de Buenos Aires. Otros obispos que fueron ratificados en sus funciones son Luis Eichhorn (Catequesis), Carlos Franzini (Ministerios), Virginio Bressanelli (Vida Consagrada), Mario Cargnello (Liturgia) y Rubén Martínez (Apostolado Laico).

Con la reelección de Bergoglio los obispos ratifican también una posición de autonomía y distancia crítica con el poder político, en particular con el Gobierno. Se descuenta que, a la vez, el episcopado católico seguirá insistiendo en los temas sociales, en particular en el combate a la pobreza, cuestiones que continuarán formando parte integral de la agenda episcopal impulsada por el cardenal de Buenos Aires. En el escenario político no habría que pensar que la tensa –pero al mismo tiempo cuidada– relación entre Gobierno e Iglesia transitará por senderos distintos a los ya vistos en los últimos años. Tal como se adelantó, se están construyendo instancias de diálogo que Bergoglio respalda, tal como la apertura del debate en relación con el cambio de estatuto del actual obispado castrense. La gestión de Juan Pablo Cafiero al frente de la embajada argentina ante el Vaticano puede colaborar en esa línea.

En relación con el Vaticano, Bergoglio también ha buscado reafirmar la autonomía de la Iglesia local, tratando de evitar el excesivo avance romano, en particular en el nombramiento de nuevos obispos. El ingreso del cardenal Tarcisio Bertone en la Secretaría de Estado del Vaticano le facilitó las cosas en ese sentido.

Hombre de carácter fuerte, más bien solitario, asceta en su vida privada, Bergoglio fue construyendo la legitimidad de su liderazgo por la vía de los hechos. Más allá de ello, no pocos obispos le siguen pidiendo al presidente de la Conferencia Episcopal mayores niveles de “colegialidad” (participación en las decisiones) a la hora de la conducción. Quienes lo acompañan suelen decir que toma las decisiones solo y sin demasiada consulta. Obispo con sólida formación teológica que se corresponde con su trayectoria como miembro de la Compañía de Jesús (jesuitas), ortodoxo en cuestiones doctrinales, Bergoglio usa con inteligencia cada instancia en la que tiene la posibilidad de pronunciarse y sus homilías, además de estar cargadas de reflexiones bíblicas y teológicas, intentan siempre trascender el ámbito eclesiástico con mensajes dirigidos al conjunto de la sociedad pero, en particular, a los factores de poder. Se lo ha acusado asiduamente de hacerles el juego a la oposición política y los sectores progresistas lo consideran un conservador. El sostiene que habla con todos los que quieren verlo. De hecho, la sede arquidiocesana de Plaza de Mayo es escenario frecuente de encuentros entre Bergoglio y dirigentes políticos de todas las corrientes. Muchos lo admiten, otros tantos no. Pero no cabe duda de que el reelecto presidente de la Conferencia Episcopal es un actor político de primera línea e interlocutor de muchos dirigentes políticos y sociales.

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