Mié 14.01.2009

EL PAíS  › LA CAMARA DE CASACION EXCARCELO A TRES REPRESORES PLATENSES

Con mejor suerte que Astiz

Se trata de Miguel Kearney, quien fue jefe del Destacamento de Arana, y Rubén Oscar Páez y Jesús Bernabé Corrales, autoridades de la Brigada de Investigaciones. La decisión se basó en que, supuestamente, no hay peligro de que se fuguen o traben la investigación.

› Por Diego Martínez

Hace treinta años comandaron el Pozo de Arana y la Brigada de Investigaciones, dos de los principales centros clandestinos de La Plata. El brazo corto de la ley los alcanzó recién en mayo de 2007, pero nunca pisaron la cárcel. Como tienen más de setenta años gozaron de arresto domiciliario. Tampoco durante demasiado tiempo. Apenas veinte meses. El 22 de diciembre la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, con los votos de Angela Ester Ledesma, Guillermo Tragant y Eduardo Rafael Riggi, consideró que nunca intentaron sustraerse de la Justicia, que no hay razones para pensar que quieran fugarse y les concedió el derecho a esperar el juicio en libertad.

Tras la reapertura de causas de la dictadura, La Plata fue pionera en condenas con Miguel Etchecolatz y el capellán Cristian von Wernich. Pero no hubo aún un juicio acorde a la magnitud de las torturas y homicidios del circuito Camps. En el horizonte apenas se vislumbran el que juzgará a los jefes de la comisaría 5ª y a torturadores de la Unidad 9. Recién después podría llegar Arana y la Brigada de Investigaciones. Durante la espera, los represores mueren de viejos. En 2008, sólo en La Plata, fallecieron Juan Fiorillo, Mario Alberto Jaime y Carlos Vercellone.

Miguel Kearney fue jefe del Destacamento de Arana, donde se acaban de encontrar fragmentos de restos óseos y un paredón repleto de impactos de bala. Por allí pasaron más de doscientos secuestrados, la mayoría desaparecidos. En 1986 la Cámara Federal porteña ordenó la detención del “Inglés” Kearney. No se concretó gracias a la Obediencia Debida. Los jueces de Casación consideraron para liberarlo que “no registra antecedentes penales”. Rubén Oscar Páez y Jesús Bernabé Corrales fueron jefe y subjefe de la Brigada, donde se interrogaba y distribuía a las víctimas a otras cuevas de Ramón Camps. El 30 de noviembre de 1977, cuando María Cifré de Iriart fue a ver a su hija, el comisario Páez le dijo “recién la llevaron”, en teoría, para liberarla. No volvió a verla. Es una de las víctimas por las que fue condenado Von Wernich. Corrales lo secundaba en el mando.

El juez Arnaldo Corazza y la Cámara platense les negaron la excarcelación a los represores. Los jueces Ledesma, Tragant y Riggi sostuvieron que, pese a la gravedad de los delitos y la elevada pena prevista, no hay peligro de fuga, no obstruyeron la investigación, son ancianos con familia como Dios manda y se portaron bien durante el arresto domiciliario. Días antes la misma Sala III había ordenado liberar a Daniel Jorge Lencinas, guardia de Arana. A diferencia del fallo de Casación que ordenó el cese de las preventivas de Astiz, Acosta & Cía., las liberaciones de los policías no habrían sido apeladas por ningún fiscal y por lo tanto se concretaron la semana pasada.

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