EL PAíS
› LULA QUIERE NEGOCIAR CON LOS ESTADOS UNIDOS SIN DESPEGARSE DE LA ARGENTINA
“Brasil no debe sacar ventaja a costa de otros”
Lula sólo concedió un reportaje en vivo a la prensa brasileña entre la primera y la segunda vuelta: al semanario “Carta Capital”, que dirige Mino Carta, justamente el que en los últimos años más se distanció del pensamiento liberal dominante. Página/12 reproduce con exclusividad en la Argentina el texto donde el candidato petista explica cómo será la relación con Washington y qué tipo de transición quiere.
Por Bob Fernandes
Lula está confiado pero prudente. Dice a cada momento “si me eligen” o “no voy a poner el carro delante de los bueyes” a pesar de que las encuestas lo dan como favorito muy arriba de José Serra. En un vuelo entre San Pablo y Río de Janeiro, el candidato conversó con Carta Capital e insistió mucho en que su posición sobre el Alca es “negociar, negociar y negociar”, pero en conjunto con el Mercosur y no “aisladamente”.
Sobre la actriz Regina Duarte, que grabó un spot para José Serra diciendo que sentía temor a Lula, el candidato del PT responde:
–La admiro como artista. Pero el pueblo tiene que votar y va a votar con conciencia política y a quien quiera. El pueblo no va a votar con miedo. Mire, yo tengo una relación de amistad con mucha gente. Esta fue una elección atípica porque en algunos momentos de mi vida yo compartí tribunas con mis adversarios de ahora. Con Garotinho, con Ciro Gomes y con Serra. Por lo tanto, nunca los consideré enemigos sino adversarios. Yo jugué al fútbol en contra de mi hermano y sé lo que es un partido así. Por eso se equivocó Regina. No hay que asustar a quien tiene que elegir presidente.
–Robert Zoellick, el equivalente de un ministro de Comercio Exterior de los Estados Unidos, dijo que Brasil acepta el Alca o tendrá que comerciar con la Antártida. ¿Qué espera usted del Alca? Le pido que no me conteste con retórica. Ya sé que usted espera que no sea una anexión sino una asociación, etcétera. Dígame realmente qué espera.
–Primero, tengo la obvia certeza de que los Estados Unidos son el socio comercial más importante del Brasil. Por eso queremos mantener la más extraordinaria, democrática, sensata y estrecha relación política, comercial y cultural con los Estados Unidos. Ellos tienen derecho, en una negociación, de querer defender aquello que les conviene, otra obviedad. Pero al Brasil le cabe defender aquello que es mejor para el pueblo brasileño. Brasil va a sentarse a negociar y va a tratar de obtener ventajas.
–Ser un gran mercado potencial es una ventaja.
–Ciertamente lo es. De la misma manera que los Estados Unidos son el mayor mercado del mundo. A nosotros nos corresponde ser competitivos, negociar como Mercosur y no intentarlo aisladamente. En una negociación tan importante no cabe pensar que uno va a sacar ventaja a costa de otros. Tenemos que pelearla en la mesa de negociación, tenemos que negociar.
–¿Qué armas tenemos?
–Brasil tiene un gran mercado, que puede crecer y además ser mayor todavía por el Mercosur. Brasil ya tiene tecnología en muchas áreas, tiene una industria competitiva en muchos sectores, tiene una agricultura competitiva. Lo que hace falta es que el negociador brasileño se siente a la mesa con convicción, con rumbos definidos, pensando en la industria, la agricultura, la biotecnología, la cultura del Brasil, recordando que tenemos que hacer crecer nuestras exportaciones y nuestro superávit comercial. Con ese espíritu hay que entrar en las negociaciones, aunque sea porque ése es el espíritu con que lo hará el gobierno norteamericano.
–Eso en cuanto a los equipos, pero si es electo, ¿se involucrará personalmente en la negociación?
–No es posible que el presidente de la república negocie directamente.
–Excepto para definir por penales.
–Claro. Y un presidente, sea quien fuere, puede orientar mucho a sus negociadores, a su equipo, estar informado de cada paso, tomar las decisiones... Ese sí es un papel de presidente.
–Usted tuvo una charla a solas con el presidente Fernando Henrique Cardoso, después del encuentro con los candidatos para revelarles detalles de la negociación con el FMI. ¿Hablaron del futuro? ¿O de qué?
–¿Qué drama hay? Fuimos a verlo porque si la selección anuncia que de acá a un mes cambian de técnico, nadie le da bola al técnico actual, todos quieren hablar con el nuevo. Mucha gente afuera quiere dialogar con Brasil, piensa que puede ganar el PT y quiere saber qué piensa un eventual futuro gobierno. Por eso creo que fue un acierto que el presidente llamase a los candidatos.
–Pero, ¿qué más hablaron?
–El partido habló con el presidente sobre la necesidad de tener una transición bien organizada si ganamos, que sea una transición ejemplar, con lecciones para el país. Pretendemos sentarnos con el presidente y montar un equipo de transición, para que sea la más democrática, más saludable y menos sufrida posible. Porque creo que eso puede dar tranquilidad a los mercados, a los empresarios y a los trabajadores brasileños. Fue una buena reunión.
–La conversación a solas, después, ¿fue de Estado?
–Pero (se ríe)... la conversación de después fue una conversación que teníamos que tener. Entendemos que el presidente de la república tiene que tener un rol de magistrado en una elección. Que no es posible que se coloque la maquinaria al servicio de una candidatura, porque la maquinaria pública no puede funcionar sólo para un candidato, tiene que ser para los 173 millones de brasileños. Fue una charla cordial porque a fin de cuentas, con todas las divergencias políticas, nos conocemos desde 1978.
–Pero Cardoso dice una cosa y después se desdice, hace caricias y después te pega o te manda a pegar...
–Creo que resolvió asumir la campaña de Serra con mucha más intensidad, lo que está bien porque él es miembro de un partido político. Hay un dato concreto: todas las encuestas demostraron un alto rechazo a votar por un candidato oficialista, apoyado por el gobierno. Es por eso que el 76 por ciento votó por un cambio. Fernando Henrique sabe eso, es un hombre muy inteligente, y los candidatos provinciales también lo saben. Por eso, creo que a medida que el presidente se involucraba en la campaña de Serra, el efecto no era el buscado. Hasta puede haber un efecto positivo para mi candidatura. Serra se pasó la campaña entera intentando desmentir que fuera oficialista. El hecho de que el gobierno asumiera su campaña pudo haber hecho más visible para la sociedad que Cardoso y Serra son lo mismo.
–Hay modos de usar la maquinaria... Por ejemplo, el gobierno dictó un decreto días antes de la segunda vuelta para permitir que los medios usen fondos de pensión para recapitalizarse.
–No sé... Creo que los medios también tienen responsabilidades. El lector, el espectador, el oyente, es más selectivo, está más vacunado, percibe cuándo un diario tiene una tendencia explícita, dando cobertura a unos sí y a otros no. El pueblo entiende y admite que un diario, un canal, una revista, editorialmente digan “apoyo a fulano”. Pero en la cobertura tiene que haber honestidad, porque la cobertura no son los pensamientos editoriales sino los hechos. Y lo que tienen que mostrar son los hechos como son. La prensa sabe que equivocarse llevaría a perder, a perder mucho. Creo que la prensa está haciendo la cobertura más sana de cualquier campaña política brasileña.
–En noviembre ya hay negociaciones con el FMI. Se esperan más consejos de ajuste fiscal...
–Hasta el 31 de diciembre es el presidente el que cuidará de los intereses económicos de nuestro Brasil. Obviamente que si ganamos creo que debería haber entre el gobierno y de gente ligada a mí, al PT, una conversación. Creo que sería bueno para el país que pudiéramos acompañar paso a paso lo que ocurra. Mientras, vamos a esperar el resultadoelectoral y dependiendo de los resultados queremos montar con el gobierno una comisión permanente de transición. Si hace falta, estaremos dispuestos a discutir con quien sea para intentar resolver los problemas. Brasil no se puede dar el lujo de dejar una oportunidad de hacer valer sus derechos, aunque sea porque, si no me engaño, Brasil tiene disponibles, por los acuerdos con el Fondo, 6000 millones hasta fin de año.
–¿Qué une hoy a personas que siempre fueron adversarios políticos? ¿Qué une a Lula con, por ejemplo, Delfim Netto?
–Todos los que de un lado u otro amamos este país y creemos en el Brasil estamos disconformes e indignados con la dependencia cada vez mayor de nuestra economía. Delfim viene escribiendo cada semana artículos muy importantes que muestran su apoyo amplio a que se retome el crecimiento económico. Hace tiempo que él demuestra que el modelo económico quebró, se agotó. Que es preciso colocar otra cosa en su lugar. En este momento, Delfim cree que nuestra propuesta es la que tiene mayor consistencia.
–En varios estados del país el PMDB está con ustedes. ¿Qué rol le cabe a ese partido en un eventual gobierno Lula?
–No quiero hablar ni del rol del PT en un hipotético futuro gobierno Lula. Sería colocar el carro delante de los bueyes, de las urnas. Por lo pronto hablamos con ellos para ganar las elecciones, Después, hablaremos con ellos para gobernar el Brasil.
–Usted no usó la palabra pacto, usó otra palabra...
–La palabra, la expresión, es nuevo Contrato Social. En un país del tamaño del Brasil, con tantas distorsiones, con 50 millones de personas viviendo abajo de la línea de pobreza, y al mismo tiempo un país con un potencial de crecimiento excepcional, no se puede dejar de crear la oportunidad para que hagamos por un pacto algunas de las cosas más importantes para el Brasil. Por ejemplo: una política tributaria que ayude a la producción y las exportaciones, una adecuación de la legislación laboral, un cambio en las estructuras sindicales, una reforma política, la creación de una secretaría especial de Comercio Exterior. Son cosas que van a exigir que nos sentemos a conversar con empresarios, trabajadores, gobierno, sindicatos... Eso va a crear un nuevo dinamismo en la política brasileña, porque en el Brasil se perdió el hábito de dialogar. El presidente sólo hizo dos reuniones con los gobernadores, y dos con su gabinete. Entonces, si no se tienen metas y no se reclaman esas metas, no pasa nada. Estoy convencido de que a través de un pacto social se pueden establecer metas, por ejemplo de crecimiento, para volver a generar empleo, hacer que la economía crezca de nuevo, incentivar a sectores de la sociedad para que confíen en que Brasil puede, debe y va a ser diferente al Brasil de hoy.
–Entonces, si es electo, ¿va a buscar el Contrato Social desde el primer día?
–Sí. Vamos comenzar antes. De hecho, el domingo pasado tuvimos una reunión donde lancé la idea de crear un Consejo de Desarrollo Social para que podamos discutir los grandes temas brasileños, optimizar los recursos federales, provinciales y municipales destinados a políticas públicas. Hoy hay muchos fondos superpuestos. Hay que gastar menos y atender a más gente.
–¿Y la reforma política tan mencionada?
–Montamos un equipo para estudiarla. No la quisimos usar como pieza de campaña porque creo que no es una tarea presidencial sino de los partidos y el Congreso. Pero no se puede permitir que se elijan diputados con 200 votos, no se puede permitir que se gaste 50 veces lo que se gana en el puesto electivo. Esta reforma tiene que tener fidelidad partidaria. Yo, por ejemplo, estoy en contra de la obligatoriedad del voto. El ciudadano tiene que llegar a la urna movido por la motivación de ejercer lademocracia y cabe a los partidos convencerlo de ir a votar, no por una multa sino porque es importante que ejerza su rol de elector.
–¿Qué papel tendrá el vicepresidente en su gobierno? Hace poco, en una reunión reservada, usted dijo que José Alencar tendría su oficina al lado de la suya y tendría un papel mayor del habitual.
–Eso es cosa de cada uno. Nunca pensé que el rol de un vice debía ser esperar asumir el mando en ausencia del presidente. Durante la semana, durante el mes entero, durante todo el mandato, el vicepresidente tiene que tener una función, tiene que hacer alguna cosa. Un vice puede hasta ser ministro. Yo me llevo bien con Alencar, es una figura que encuentro excepcional éticamente y en carácter. Si soy electo, trabajaremos juntos y él tendrá una misión muy importante.
–¿Sigue tomando (el vino) Romaneé-Conti?
–¡Cuántas pavadas! Era el cumpleaños de Antonio Pallocci, coordinador del programa de gobierno, y Duda Mendonça le dio una botella. Eramos doce, nos tocó un traguito a cada uno, no presté mucha atención qué era. Gracioso: cuando tomaba Chateau Duvalier a cinco guitas la botella, nadie decía nada...
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