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› EL PT PERDIO EN DOS ESTADOS CLAVE: SAN PABLO Y RIO GRANDE DO SUL
Cuando no todo lo que brilla es PT
Además del ballottage presidencial, el partido de Lula disputaba ocho de los 14 estados que iban a segunda vuelta. Perdió cuatro, ganó uno y todavía está disputando, voto a voto, otros tres. Pero en los cuatro que perdió están los dos que más le interesaba ganar.
Es curioso: uno de los argumentos que tenía el Partido de los Trabajadores (PT) para contrarrestar las tempranas críticas sobre su supuesta “inmadurez” para estar en el poder era la cantidad de estados y ciudades que efectivamente gobernaba. Y ayer, cuando Lula se alzó con una victoria comodísima en 26 de los 27 estados brasileños, los votantes de los estados en los que el PT disputaba la gobernación le dieron, en casi todos los casos, la espalda. Así, el PT perdió las dos gobernaciones clave en danza: San Pablo, el mayor estado de Brasil y la cuna del partido y del propio Lula, y Rio Grande do Sul, estado que el PT esgrime como modelo de buen gobierno y donde se dieron las experiencias más fructíferas de su gestión, como en el caso de la capital gaúcha Porto Alegre y su elogiado presupuesto participativo. Donde el PT estaría ganando, muy ajustadamente, es en el Distrito Federal (Brasilia), el único estado donde dio la sorpresa en la primera vuelta. Así, de las ocho gobernaciones en disputa, el PT perdió cuatro, ganó una y pelea por tres.
Las encuestas no permitían ser optimistas con respecto a las posibilidades de Tarso Genro frente a Germán Rigotto, del centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Y contabilizados el 92 por ciento de los votos, Rigotto tiene el 52 por ciento y Genro el 48. Hace 15 años que el PT gobierna Porto Alegre, ciudad a la que convirtió en su faro, tanto por la capacidad para gobernar según principios progresistas (como el del presupuesto participativo) como por la posibilidad de transformarla en un símbolo del movimiento antiglobalización con los Foros Sociales Mundiales realizados allí. El PT también gobieran en el estado de Rio Grande do Sul y en los papeles, antes de la primera vuelta, era difícil pensar que perdería aquí. El otro golpe para el PT fue el estado paulista. La gobernación de San Pablo es considerada en Brasil el segundo cargo ejecutivo en importancia por razones evidentes: San Pablo constituye el 21 por ciento de la población de Brasil y genera el 36 por ciento de su Producto Bruto Interno. Una vez más, los sondeos no eran alentadores. Geraldo Alckmin, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), que era el vicegobernador del fallecido Mario Covas, le llevaba en los papeles una cierta ventaja a uno de los líderes más conocidos del PT, José Genoíno.
La ventaja se confirmó. Alckmin, con casi el ciento por ciento de los votos escrutados, obtuvo el 58 por ciento frente al 41 de Genoíno. Como ocurre en Rio Grande do Sul, en San Pablo también el PT podía mostrar credenciales de gobierno: Martha Suplicy es la intendente de San Pablo, tiene una muy buena imagen y el partido de Lula siempre ha tenido un fuerte movimiento de base en la región, ya que allí nació el partido. Además, el poderoso caudillo derechista Paulo Maluf, que se quedó fuera del ballottage pero con un porcentaje de votos cercano al 30 por ciento, había pedido los votos para el PT. Los otros estados que perdió el PT son Sergipe (a manos del Partido del Frente Liberal) y Amapá, ambos en el norte del país. El único triunfo fue en Mato Grosso do Sul, donde el actual gobernador José Orcino, más conocido como Zeca do PT, ha renovado su mandato.
Pero el partido de Lula todavía tiene posibilidades de ganar en tres estados. Antes del 6 de octubre, el actual gobernador del Distrito Federal, Joaquim Roriz, se encaminaba hacia una muy posible reelección. Geraldo Magela, del PT, lo sorprendió forzándolo a la segunda vuelta. La disputa allí es realmente palmo a palmo: con el 89 por ciento de los votos escrutados, Magela aventaja a Roriz por apenas 300 votos. En Ceará, la diferencia que le lleva el socialdemócrata Lucio Alcántara al petista José Airton es de apenas 4 mil. Y en Pará, la candidata petista Maria do Carmo, con el 48,59 por ciento, perdía frente a la socialdemócrata Jatene, quien obtenía el 51,41 por ciento, pero aún falta escrutar un 22 por ciento de los votos. El mapa de los estados brasileños se completa con la victoria de los socialdemócratas en Paraíba y Rondonia y las del PMDB en Santa Catarina y Paraná, ambos estados del sur de Brasil. El Partido Socialista Brasileño (PSB) ganó en Rio Grande do Norte, el Partido Socialista Liberal (PSL) se impuso en Roraima.
Más allá de lo que ocurra con las tres gobernaciones en disputa, es claro que el gobierno de Lula tendrá por delante un escenario a nivel de estados similar al del Congreso: los partidos de la oposición son mayoría. El PSDB del actual presidente Fernando Henrique Cardoso, por ejemplo, gobernará estados importantes como San Pablo y Minas Gerais, que ganó en la primera vuelta con el 58 por ciento de los votos. El PMDB controlará gran parte del sur del país (Rio Grande do Sul, Paraná, Santa Catarina).
Pero hay que aclarar que el hecho de no ser PT no alcanza para que la oposición sea una composición homogénea. Tanto el PMDB como el PFL, y hasta sectores del PSDB, han estado en estrecho contacto con Lula y su fragmentación, como el poder de negociación del PT, hacen que el rostro de los que harán frente al gobierno de Lula sea todavía indiscernible. A nivel territorial, Lula tiene el respaldo de hombres fuertes, como Itamar Franco (PMDB) en Minas Gerais y Antonio Carlos Magalhaes (PFL) en el norte del país. Cuando asumió, en 1994, Cardoso tenía el mismo problema que tiene hoy Lula. Hay que ver cómo lo enfrenta el nuevo presidente de Brasil.
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