EL PAíS › ANOCHE INGRESó EL PROYECTO FIRMADO POR LA PRESIDENTA PARA EL ADELANTO DE LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS
Según las cuentas de los jefes de los bloques del oficialismo, ya tienen los votos para aprobar el cambio de fecha tanto en Diputados como en el Senado. Hoy arranca el debate en comisión y mañana pretenden tratarlo en el recinto.
› Por Miguel Jorquera
El kirchnerismo volvió a tomar aire en el Congreso y se muestra seguro de reunir los votos necesarios en ambas Cámaras para aprobar el proyecto presidencial de adelantar las elecciones nacionales para el 28 de junio. Un recuento más fino no arroja abundancia pero aportó confianza al oficialismo. Según sus cuentas, en Diputados conseguiría “no menos de 136” manos, 7 más de las 129 necesarias. En el Senado –aunque algo más ajustado pero descartando a todos los díscolos– los K y los aliados más fieles también superarían el piso de los 37 votos para convertir en ley el nuevo cronograma electoral. En frente, con el cambio de opinión del macrismo y del peronismo disidente que encabeza Francisco de Narváez –que en principio habían convalidado el cambio de fecha–, el grueso de la oposición volverá a mostrase unida en contra de la iniciativa del Gobierno. La primera prueba de fuego será mañana, cuando el proyecto se vote en la Cámara baja.
Las reuniones se suceden minuto a minuto en los distintos despachos del Congreso y se fatigaban los teléfonos con aquellos que todavía estaban en sus provincias. Oficialistas y opositores, discuten hacia adentro y con sus aliados, y empiezan a hacer públicas las posturas que tomarán frente al cambio en el calendario electoral para renovar la mitad de los diputados y un tercio de los senadores del Parlamento nacional. Hoy por la tarde, el debate arrancará en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja, donde el kirchnerismo aprobará un dictamen de mayoría que respalda el proyecto presidencial –que ingresó ayer por la noche al Congreso– y que se votará mañana en el recinto.
Con las negociaciones todavía abiertas, el kirchnerismo hizo ayer por la noche un nuevo balance de su propio porotómetro. “Tenemos un piso de 136 diputados”, afirmaron cerca de la conducción de la bancada de diputados k, aunque aspiraban a subir la cifra. Una tarea que tenían asignada el jefe y la secretaria del bloque: Agustín Rossi y Patricia Fadel. El Frente para la Victoria tiene 114 legisladores propios, incluyendo al presidente de la Cámara, el jujeño Eduardo Fellner, a quien harán votar si las cuentas se derrumban o los números terminan más ajustados.
A ellos se suman los aliados más incondicionales: los radicales k (5), el Frente Cívico santiagueño (6), los neuquinos del MPN (3), y los 4 peronistas que conservan su propio bloque (Paola Spátola, Juan Carlos Lorenzo Borocotó, Eduardo Pastoriza y Emilio Kakubur). También votarán con el oficialismo, Francisco Delich –encolumnado con el intendente Córdoba Daniel Giacomino– el kirchnerista crítico Miguel Bonasso, y el socialista k Ariel Basteiro y Vilma Ibarra, quienes confirmaron la subsistencia del su bloque Encuentro Popular y Social, a pesar que las otras dos integrantes del mismo (Cecilia Merchán y Victoria Donda, de Libres del Sur) votarán en contra del proyecto oficial. “Reclamaremos con firmeza un debate parlamentario de los grandes temas que preocupan de la crisis, en particular, empleo y pobreza”, dice el documento conjunto que redactaron tras la reunión donde dividieron los votos.
Las negociaciones del kirchnerismo con los tres santafesinos disidentes que comanda Jorge Obeid, que emigraron del oficialismo para acompañar a Carlos Reutemann, quedaron en stand by hasta que el Lole defina su postura. Mientras Obeid se mostraba predispuesto a acompañar el cambio electoral, la incondicional de Reutemann, la senadora Roxana Latorre, salió desde Santa Fe a cuestionar el proyecto presidencial. Con todo, dejó entrever que si el proyecto oficial corre riesgo en el Senado, podrían llegar a rever su postura.
Desde la vereda de enfrente, entre idas y vueltas, el macrismo y sus socios del peronismo disidente, Francisco de Narváez y Felipe Solá –que tenían posiciones encontradas– lograron concentrar la atención periodística (ver página 2). Al caer la tarde, todos juntos presentaron en conferencia de prensa la decisión de no dar quórum y, en caso que el kirchnerismo logre abrir la sesión, votarán en contra. Así lo hará todo el flamante Interbloque Federal, que reúne 34 diputados, con los bloques del PRO, Unión Peronista y Azul y Blanco, más el aporte de los puntanos de los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá y los restos del Paufe de Luis Abelardo Patti.
El mismo camino seguirá el otro frente opositor formado por el radicalismo, la Coalición Cívica y el socialismo, los primeros en expresar su rechazo al cambio del cronograma electoral. Después de una extensa reunión, el interbloque de los ex ARI de Solidaridad e Igualdad (SI) y Claudio Lozano también expresaron el desacuerdo a su manera: no se sentarán en sus bancas para dar quórum y se abstendrán a la hora de votar.
“Queremos diferenciarnos de la corporación política que están dispuestos a discutir estos temas pero no los proyectos para enfrentar la crisis. No estamos de acuerdo con el cambio abrupto del Gobierno ni la forma en que se escandalizó el resto de la oposición frente a ese cambio”, sostuvo Eduardo Macaluse, jefe de la bancada SI. Sin embargo, los dos aristas fueguinos que forman parte de ese mismo espacio no participaron de la reunión y discutían anoche en Tierra del Fuego cuál sería su postura.
En el Senado, el kirchnerismo todavía cuenta con una semana más de hándicap para encarar el debate y con el resultado puesto en la Cámara baja. Pero allí también reina el optimismo oficialista a la hora de hacer las cuentas. El Frente para la Victoria, que conduce el rionegrino Miguel Pichetto, tiene 34 senadores propios de los 37 necesarios para hacer prevalecer el proyecto del Gobierno. A los que también sumaría a varios de los díscolos durante la pelea con los ruralistas: Elena Corregido (Chaco), Teresita Quintella (La Rioja) y Roberto Urquía (Córdoba) acompañarían la propuesta oficial, igual que el puntano Daniel Pérsico y el aliado neuquino Horacio Lores.
Las cuentas de Pichetto dan al menos 39 votos. Y no incluyen a Reutemann y Latorre ni a los también emigrados salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero, ni mucho menos al catamarqueño Ramón Saadi. Tampoco a los dos senadores fueguinos del ARI, que anoche definían su postura.
En frente tendrán 29 senadores que se opondrán a la medida del Gobierno y algunos indecisos, como Hilda “Chiche” Duhalde, que pese a sus críticas apoyó el cambio del calendario electoral para respaldar a De Narváez, quien ahora viró su postura inicial.
Por ahora, el kirchnerismo camina confiado a la aprobación del adelantamiento de las elecciones nacionales, pero sin descuidar el porotómetro.
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