› Por Mario Wainfeld
El senador jujeño Gerardo Morales, en pleno mandato, piensa presentarse como candidato a diputado para “tirar para arriba” la boleta de la UCR e ir instalándose para competir por la gobernación en 2011. Si así fuera, es factible que su comprovinciano Eduardo Fellner, a medio mandato de diputado y presidente de la Cámara, también se postule. Folclore local, creativo, desaprensivo, mineral y cósmico. El funcionamiento real del sistema político se puebla de artimañas y maniobras inimaginables en otros pagos. Todos los contendientes se miran de soslayo, temerosos de comerse un amague pero también de quedarse afuera por falta de reflejos.
Aunque la mayoría oficial es apretada, prima la tesis de que el adelanto se aprobará en la Cámara alta, los tiempos urgen. Las encuestas están a la orden del día y reconfiguran el horizonte en la provincia de Buenos Aires. La elección en tercios, según los sondeos del kirchnerismo y del properonismo, se polariza entre ellos en detrimento de la alianza entre la Coalición Cívica y el radicalismo. Bajo esa suposición, algunos operadores activan la unificación de las dos listas opositoras más taquilleras. Hasta acá, los radicales que perviven en la UCR y la candidata Margarita Stolbizer resisten la idea, que los dejaría a la zaga de sus virtuales aliados justicialistas. Un triunfo en “la provincia” es un incomparable trampolín nacional, ¿cómo dejárselo a un socio coyuntural? Hasta una derrota por escasa diferencia, equivaldría a un 2-3 contra un equipo brasileño en Morumbí, en eliminatoria por la Copa Libertadores: los goles visitantes valen doble, la revancha asoma posible.
Néstor Kirchner anhela el rejunte opositor, chimentan quienes charlan con él a diario sin dejar de fatigar el duro conurbano. El ex presidente calcula que esa polarización aumentaría su porcentaje de votantes. Y sueña con una victoria contra ese peculiar Resto del Mundo, superando largamente el 40 por ciento del padrón provincial. Página/12 es reacio a los vaticinios, máxime a los prematuros, pero apunta una observación costumbrista: a las votaciones plebiscitarias las carga el diablo y pueden salir para cualquier lado. En todo caso, a la luz de lo que se va conociendo, suena difícil que los panradicales y los panperonistas unan sus fuerzas. Difícil..., que donde reina el realismo mágico, nada es imposible.
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Francisco de Narváez sigue primando sobre su enemigovio Felipe Solá en los sondeos. El ex gobernador ya sinceró que no será segundo del diputado-empresario, a quien detesta y menosprecia. Argumenta que esa grilla sería inconveniente para el espacio que comparten porque se privaría de un “presidenciable” en una instancia ganadora. Claro que cerca de Mauricio Macri no todos sufren por esa privación. “El presidenciable es Mauricio y el mejor candidato es Francisco”, comenta un operador del macrismo, sector tan afecto a los nombres de pila. El hombre, por decirlo de algún modo, no sería el conferencista ideal en una tenida de Poder Ciudadano pero le sobran astucia y millaje en el peronismo y zonas aledañas.
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Elisa Carrió interpeló públicamente a Gabriela Michetti, para que no compita con ella por la primera diputación porteña. La relación entre ambas es muy buena, mediada por su mutua amistad con el cardenal Jorge Bergoglio.
Michetti tiene una trayectoria breve y ascendente: participó en dos campañas, en pleno predominio del macrismo. Le fue muy bien y su intención de voto es alta (es la única de su espacio que podría retener parte sustancial del caudal de Macri) pero las campañas le pesan. Carrió es una candidata con espolones, dura de enfrentar y fogueada en esas lides. Es verosímil que haya pensado en esa asimetría cuando quiso conducir a su (hasta acá) rival a que se despegara de Macri. Una jugada de esa naturaleza sería impensable en un partido político consolidado, convencional. Pero esas instituciones se cayeron en 2001 y en Avenida de Mayo al 500 varios funcionarios murmuran sospechas. Vale consignar que tienen sus internillas con la vicejefa de Gobierno, la desconfianza es previa.
Anteayer Macri se sumó a la colección de conferencias de prensa (“¿cuántas habrá per cápita en la Capital?”, investigan los compiladores del Libro Guinness), que versó sobre dos ítem. El más rimbombante fue un impreciso llamado a una mini Moncloa opositora: pacto de no agresión en campaña, cooperación parlamentaria ulterior. Si se despeja de hojarasca, la entente en el Congreso ya existe y el otro pacto es de dudoso cumplimiento.
El segundo punto del mensaje de Macri fue desmentir un pacto con la líder de la Coalición Cívica. Sonó menos estentóreo, es el más relevante. Habrá que ver la reacción de Michetti, quien regresa de las vacaciones con sus padres y dispone de un margen de maniobra amplio, dadas las curiosas reglas del TEG electoral en el que la disciplina orgánica se supedita mucho al decisionismo de los candidatos taquilleros. Para De Narváez y Solá sería sustancial que PRO dispusiera su mejor figura en Capital contra Lilita, lo que permitiría al espacio mostrar dos distritos con buenos resultados. En la fragmentación de la constelación opositora, dos provincias son mucho. Luis Juez y Hermes Binner, otros dos referentes con chances de batir al Frente para la Victoria (la del cordobés son más amplias), sólo podrían esgrimir una, en el día después.
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El Master en Ciencia Política de la University of the Street almuerza con el consultor electoral que fue progre y con el politólogo sueco que escribe su tesis de posgrado sobre la Argentina. Discuten y apuestan: ¿dónde se realizará, a fines de junio o principios de julio el Confederal de peronistas vencedores en sus distritos? Habrá varios gobernadores, del NOA, NEA y la Patagonia, Néstor Kirchner y Carlos Reutemann podrían tallar, si salen airosos el 28 de junio. “Y Scioli, no se olviden de Scioli”, vaticina el Master. Su hermano José podría estar en la misma boleta que Kirchner. El gobernador es, susurran en La Plata, el plan B del ex presidente. “Vos ayudá a Cristina para llegar bien al 2011 y nosotros te apoyamos en 2011”, cuentan que dijo Kirchner, quien sopesa al ex motonauta como el más fiel y funcional de los gobernas.
“Será como Chapadmalal pero a plena luz”, imagina el consultor, quien prevé una reprogramación del peronismo, gabinete incluido en el segundo semestre. Un rumor extendido es que dos ministros irían a la lista bonaerense, Sergio Massa y Graciela Ocaña. Y que dos espadas parlamentarias en Diputados, Agustín Rossi y Patricia Vaca Narvaja, a quienes Reutemann y Schiaretti detestan, podrían recalar en el Ejecutivo. Todas son especulaciones, deducciones lógicas, traducciones de medias palabras: nadie entra en las reuniones de la mesa chica, como ya se reseñó en la nota principal.
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Las operaciones van y bien, buena parte de la oposición escribe su composición tema único: el campo y la soja. La propuesta de ley de medios audiovisuales permitió que Fernando “Pino” Solanas y Martín Sabbatella, a la izquierda del kirchnerismo, explicitaran su adhesión, diferenciándose positivamente de la UCR, PRO y la Coalición Cívica, que cerraron filas con las corporaciones empresarias mediáticas. Una diputada radical encontró el sésamo ábrete para lograr centimil: propaga todos los días una encendida defensa del statu quo vigente, eso le garantiza centralidad diaria en los medios gráficos más vendidos.
Las operaciones y los zurcidos están a la orden del día. El arsenal discursivo es, en promedio, muy charro. Parece dudoso que la gritería atraiga la atención del ciudadano medio: es excesiva, mete pavura. Entre tantas declaraciones prescindibles o menores, merece una especial reprobación la de Emilio Pérsico, quien prenunció una fuga masiva si el oficialismo pierde. La invocación al Apocalipsis es contraindicada, en especial para el Gobierno. En el entorno de Olivos, un kirchnerista de ley resta entidad al espantajo “los peronistas no abandonamos el gobierno, nos fuimos cuando perdimos elecciones o cuando nos destituyeron”.
La oposición de centroderecha remacha que no es destituyente, aunque parte de sus palabras y su colusión con la violenta protesta del campo arrojan dudas sobre su sinceridad o, al menos, su coherencia.
“¿Sería mucho pedir que todos los partidos atendieran su juego y luego honraran el resultado electoral, leyéndolo y readecuando sus acciones en consecuencia?”, piensa en voz alta el cronista. El Master ríe ante la pregunta: claro que sería demasiado pedir en esta comarca, en estas horas.
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