EL PAíS › BROWN SE NEGO A NEGOCIAR DIRECTAMENTE SOBRE LAS ISLAS MALVINAS
Ante la posición de siempre de los británicos, la Presidenta fue muy dura: “No puede ser que en el mundo las reglas no sean iguales para todos” y Gran Bretaña no cumpla las decisiones de las Naciones Unidas.
› Por Fernando Cibeira
La presidenta Cristina Kirchner reiteró ayer el reclamo argentino para la apertura del diálogo por las soberanía en las islas Malvinas al primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, durante el encuentro que mantuvieron en Viña del Mar, minutos antes del inicio formal de la Cumbre Progresista. La Presidenta le reclamó al británico que cumpla con los reiterados pedidos que vienen haciendo en ese sentido las Naciones Unidas, de las que el Reino Unido integra su Consejo de Seguridad. “Es inaceptable un enclave colonial en pleno siglo XXI”, le lanzó. Brown, que ya se imaginaba la que se venía, dijo que le iba a responder como ya lo habían hecho otros antecesores en su cargo: que ellos no van a cumplir esa resolución en tanto no lo crean así los kelpers.
“Will not surrender the Falklands” (“No entregaremos las Falklands”), había sido el título de ayer de los diarios ingleses, en el que reproducían las declaraciones de Brown a los periodistas que lo acompañaron en el avión que lo trajo a Chile. El premier tenía encima la presión de los sectores ingleses más conservadores que le exigían que ni siquiera se reuniera con la Presidenta para no dar lugar a ningún reclamo. En ese sentido, en el gobierno británico veían más saludable que la Presidenta planteara su exigencia en Chile y no en algún cruce en Londres, donde ambos mandatarios volverán a verse la semana que viene por la Cumbre del G-20.
El último diálogo directo entre un presidente argentino y un primer ministro británico lo habían protagonizado Néstor Kirchner y Tony Blair en 2003, casualmente en otra Cumbre de Líderes Progresistas pero en la capital inglesa. Ni siquiera se trató de una reunión formal. Como anfitrión, Blair recibía a sus invitados en un salón antes de la cena que inauguraba el encuentro y, un poco de sopetón, Kirchner le planteó ahí que había que retomar el diálogo por la soberanía en Malvinas. La relación se enfrió y durante estos años de kirchnerismo la Cancillería no dejó de llevar su reclamo a cualquier foro en el que participara.
En los últimos tiempos, el gobierno británico hizo gestos de acercamiento sin que eso signifique resignar un palmo su postura respecto a las islas.
Con esos antecedentes, ayer cada parte cumplió con lo que se esperaba de ellas. Cristina Kirchner le dijo a Brown que en el siglo XXI la permanencia de un “arcaico enclave colonial” no tenía mucho sentido. En referencia a las periódicas resoluciones de las Naciones Unidas instando a la reanudación del diálogo, la Presidenta esbozó un argumento que poco después desarrolló más en extenso ante los otros presidentes durante la sesión de la cumbre. “No puede ser que en el mundo las reglas no sean iguales para todos”, sostuvo. “Resulta que las Naciones Unidas pueden tomar medidas, incluso de fuerza, contra países que no cumplen ciertas normas, pero resulta que cuando los poderosos no cumplen esas normas nada sucede”, añadió.
Hubo también un párrafo referido a las tortuosas negociaciones que desde hace tiempo se llevan adelante para que los familiares de los caídos durante a guerra de 1982 puedan viajar a las islas para inaugurar un monumento. “¿Ustedes son socialistas, defensores de los derechos humanos, y no permiten que las familias de los soldados vayan a colocar una flor?”, le preguntó a Brown y los asesores que lo acompañaron. Del lado argentino participaron del encuentro el canciller Jorge Taiana, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el embajador en Estados Unidos, Héctor Timerman, que actuó como “sherpa” (acompañante) de la Presidenta durante esta cumbre, papel que repetirá la semana próxima en Londres.
Ante cada reclamo, Brown repetía que era algo que no podía resolver él sino que debía ser consultado con los isleños, siguiendo la tradición británica en la materia. Pero respecto al tema puntual del viaje por el monumento, Brown y los suyos volvieron a la carga con su propuesta de que a cambio de dar el visto bueno a ese acto de los familiares se permita a las empresas aeronáuticas que realizan vuelos comerciales a las islas atravesar el territorio continental argentino. “No hay negociaciones entre un tema humanitario y una cuestión comercial. Un tema humanitario debe resolverse por razones humanitarias en relación con los principios que compartimos en el mundo civilizado y esto no puede estar sujeto a una cuestión mercantil”, lo cortó Cristina Kirchner. Brown quedó en hacer las consultas del caso.
La cuestión Malvinas ocupó aproximadamente 15 minutos de un encuentro que duró 40 en total, en una de las salas de reuniones del Sheraton Miramar con vista al océano, a esa hora coronado con una esponjosa bruma que desdibujaba el horizonte. Brown cerró el tramo con una frase en la que comprendía que no se podían poner de acuerdo sobre esta cuestión pero que al menos habían conseguido conversar.
A partir de ahí, más distendidos, dedicaron el resto del encuentro a analizar la crisis financiera y la Cumbre del G-20, tema en el que los países han llegado a llamativas coincidencias durante las últimas semanas. “Hubo coincidencias en la necesidad de apoyar la iniciativa de fortalecer el comercio mundial a través de créditos que permitan el prefinanciamiento de las exportaciones, que es algo que viene impulsando el primer ministro Brown”, explicó Taiana, que ofició de vocero del gobierno argentino. De las pocas fuentes oficiales que se pudo consultar del lado británico, la versión sobre el encuentro fue similar.
Terminado el encuentro, ambos salieron rápidamente hacia la sala de sesiones donde los esperaban los otros presidentes para seguir analizando la crisis.
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