Un voz autorizada de la Casa Rosada lo dijo sin ambages:
–Fue la genésis del dream team, sólo falta saber qué puesto le toca a cada uno.
No sólo hablaba de la reunión furtiva que anteanoche mantuvieron Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, José Manuel de la Sota y Felipe Solá (ver página 5). También sintetizaba cómo ese encuentro terminó consolidando un movimiento que tarde o temprano decantará en un gran frente antimenemista.
El Gobierno pretende ir paso a paso. El congreso partidario que modificó la fecha de la interna impuesta por Carlos Menem fue el primero dado con éxito. Básicamente porque allí desembarcaron las expresiones de la mayoría de los distritos.
La conformación del “equipo de los sueños” –al menos de los de Duhalde– será la próxima jugada. El Presidente pretende ser el capitán y, a esta altura, Kirchner y De la Sota son las principales estrellas de su firmamento. En la casa de Lomas de Zamora no hubo acuerdo sobre el orden de la fórmula. Por eso el cordobés tomó como una petulancia que José Pampuro lo mencionara en segundo término.
Pero fueron fuegos de artificio. El secretario general de la Presidencia no es un personaje menor en la zaga. Suele ser el alter-ego de Duhalde y el miércoles a la noche fue otro de los disertantes de esa pretendida cumbre secreta. Lo paradójico fue la omnipresencia, en ausencia, de Hilda Chiche Duhalde. Nadie se olvidó de ella.
–Tenemos todas las piezas. Sólo falta armar el rompecabezas y sabemos que habrá que luchar con la vanidad y la ambición de poder –evaluaba un alto funcionario de Gobierno.
Otro, bastante menos diplomático, lo graficó de otra manera:
–Tenemos bulín, champagne y profilácticos. Nos falta definir con qué chica festejaremos.
Hoy por hoy, encuestas en mano, Duhalde estaría más inclinado por el santacruceño como cabeza de fórmula. Cree, además, que ostenta el mejor perfil para los tiempos que corren. “Es, de todos, el que está más despegado de las anteriores gestiones”, dicen en su entorno.
La carta de triunfo, de todos modos, sigue siendo la votación simultánea que ese día se hará para renovar las autoridades partidarias. Duhalde ya se anotó para esa competencia convencido que así traccionará los votos que obtenga en la provincia de Buenos Aires, su distrito, hacia el candidato presidencial que más lo seduzca.
La jugada se completa con un reparto de sillas para el Consejo Nacional Justicialista entre los representantes provinciales que le aseguraron el éxito del congreso del martes pasado. Sería la parte menos visible pero a la vez estratégica del “dream team” antimenemista.
El duhaldismo se relame como los representantes de las provincias del norte que lo acompañaron. Básicamente porque Menem no pudo contenerlos pese a que su partenaire, el gobernador salteño Juan Carlos Romero, se lo había prometido.
Si la alianza Kirchner-De la Sota no resultara, tanto Solá como el ministro de Justicia, Juan José Alvarez, figuran en el banco de suplentes para completar una fórmula. Lo mismo, pese a su resistencia, Chiche.
En todos existe una profunda vocación antimenemista. Pero seguramente serán precavidos para hablar en ese sentido en público. No quieren convertir en “víctima” al ex presidente. Saben que eso no hará más que fortalecerlo.
Por eso es que en ningún momento se dejó de atender el teléfono rojo, por donde llaman los hipermenemistas Eduardo Bauzá o Alberto Kohan para alcanzar una “tregua” entre tantas declaraciones de guerra.
Se trata, de todos modos, de meras muestras de voluntarismo. En la Casa Rosada nadie quiere modificar un ápice la situación hasta que, la próximasemana, un nuevo congreso partidario, esta vez con todas las de la ley, ratifique las interna para el 19 de enero, muy a pesar de Menem.
–Así quedará claro quién está con el menemismo y quién con el peronismo más potable –concluyó un duhaldista full time.