Hoy por hoy, para el duhaldismo no hay nada más importante que el resultado del congreso extraordinario del PJ que se realizará el próximo martes. Tanto lo es que incluso condiciona cualquier iniciativa parlamentaria pendiente como la polémica que lo tiene enfrascado con los bloques sobre la necesidad de suspender o no la cuestionada ley de internas abiertas. Por ahora, reina el optimismo entre los seguidores del presidente Eduardo Duhalde, que se incrementa con el hecho de que ya se inscribieron más de 800 congresales.
Eduardo Camaño, flamante titular del congreso partidario, mantiene comunicación directa con los organizadores. Para los duhaldistas la realización del congreso, que incluirá la participación de los menemistas, es el comienzo del fin de la pelea con Carlos Menem. “Ellos (los menemistas) creían que contaban con el apoyo de los gobernadores, pero éstos estuvieron presentes en el congreso del martes pasado. Eso desarmó su estrategia de imponer su junta electoral y la fecha de las internas”, se jactó ayer un sonriente operador duhaldista de la Cámara baja.
La estrategia del duhaldismo gira alrededor de dos ejes. Por un lado el congreso partidario, fundamental para desactivar las determinaciones que tomó el consejo partidario que domina el menemismo. El otro es la justicia electoral, que debe determinar si la ley de internas abiertas y simultáneas se aplica o no (ver página 8).
El congreso del partido del próximo martes es más que importante para la estrategia del Gobierno. Duhalde puso a toda su tropa a trabajar para garantizar que no haya objeciones de la Justicia. El diputado José María Díaz Bancalari aseguró que “vamos a tomar todos los recaudos” para evitar impugnaciones sobre las decisiones que se adoptarán en el cónclave. “Incluso está prevista la constatación notarial de todos los hechos del congreso”, agregó el duhaldista, quien además dijo que se está verificando la concurrencia de cada uno de los congresales. Esta especial preocupación se centra en que deberán acreditar el número de asistentes ante la jueza electoral María Servini de Cubría, quien anunció que no enviará veedores al congreso.
Si no hay observaciones, el duhaldismo pretende no sólo dejar fija la fecha de las internas para el 19 de enero, sino también avanzar en la convocatoria para ese mismo día de la renovación de los integrantes del Consejo Nacional del PJ que preside Menem y cuyo mandato finaliza en abril próximo. Según los duhaldistas, ésta es la maniobra con la que piensan dar por terminada la pelea con el ex presidente.
“Si la Justicia no objeta el congreso y sus decisiones, a Menem no le queda otra alternativa que acatar las decisiones del órgano partidario”, aseguró a este diario uno de los principales operadores del duhaldismo en la Cámara de Diputados.
El dato que les confirma la bondad de la estrategia elegida es la presencia de menemistas en el congreso del martes. “Hay algo más de 800 congresales inscriptos. El martes pasado fuimos 600, por lo tanto los que vienen no son nuestros, son de Menem y no son suficientes para dar vuelta las decisiones ya adoptadas”, agregó el legislador consultado y que tiene línea directa con Duhalde. Por supuesto que la confianza de los duhaldistas se incrementó cuando escucharon al ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan decir que “es posible” que los dirigentes menemistas concurran al congreso extraordinario del PJ que se realizará en Obras Sanitarias.
“La idea sería que de una vez por todas pongamos fecha” para la realización de los comicios internos, dijo Kohan para la satisfacción de los habitantes de la Casa Rosada. El menemista dijo además que “hay que terminar con esta historia que tiene al país pendiente de la elección interna de un partido”. Igual, el duhaldismo no descuida lo que puede determinar la Cámara Electoral, que tiene bajo su estudio la suspensión de la ley de internas abiertas y simultáneas. La ley que recibió fue declarada inconstitucional por Servini de Cubría, el Gobierno apeló y ahora la Cámara debe pronunciarse. El duhaldismo se opone, como pretende la UCR, a suspender la aplicación de la norma para devolverles a los partidos el poder de resolver la forma y los tiempos para elegir a sus candidatos. Es que si lo del martes llegara a salir mal, el duhaldismo quiere mantener la vigencia de la ley para dejar, como última alternativa, al Poder Ejecutivo el control del cronograma electoral. Si ése es su deseo, bien puede que la Cámara le dé una satisfacción (ver asimismo página 8).