El silencio de Elisa Carrió en los últimos días y las dudas que volvieron a surgir respecto de la candidatura de la vicejefa de Gobierno porteño, Gabriela Michetti, hicieron reaparecer las presiones sobre la líder de la Coalición Cívica para que encabece la lista de diputados nacionales por la ciudad de Buenos Aires. Tanto desde su propio espacio como desde sus aliados radicales, Carrió sigue recibiendo reclamos para que se ponga al frente de la campaña porteña y reemplace al economista Alfonso Prat Gay en la boleta. Cerca de ella aseguran que antes del fin de semana Lilita va a responder “de manera contundente” si se presenta o no.

Con el argumento de celebrar las Pascuas –judías y católicas–, Carrió se recluyó en su casa y recién reaparecerá públicamente mañana. Aunque disminuyó casi por completo su actividad política, Lilita mantuvo conversaciones con algunos de sus dirigentes más cercanos. “En estos días va a escuchar con mucha insistencia que tiene que ser candidata”, reconoció un referente porteño de la Coalición Cívica. Los reclamos vienen de sus socios de la UCR y también de aquellos que ven disminuidas sus chances de entrar al Parlamento si no es ella la que encabeza la boleta. Pero, por otro lado, los dirigentes de la provincia de Buenos Aires y del resto del país le piden que no se postule para poder dedicarles más tiempo a los otros distritos.

Aun después de la ratificación de Prat Gay al frente de la lista de candidatos, el economista no logra levantar en las encuestas. Según fuentes de la CC, ronda los 15 puntos, y Michetti superaría cómoda el 30 por ciento. Si el sondeo lo difunden otras fuerzas, el ex presidente del Banco Central llega a 10 puntos y la vicejefa de Gobierno está más cerca de los 40 puntos. Con ese panorama desalentador, son muy pocas las chances de vencer al PRO en junio, aun si finalmente la chaqueña le pone el cuerpo a la campaña. Ese es el argumento de los que quieren preservar a Lilita de una derrota que la dejaría mal parada de cara a las presidenciales de 2011.

Los radicales, en cambio, no sólo quieren que se postule Carrió, sino que buscarán repetir en la Capital el acuerdo logrado en la provincia de Buenos Aires, donde el frente CC-UCR también está conformado por los socialistas y los cobistas. La situación porteña es más compleja porque el candidato a legislador por el socialismo, Roy Cortina, y Lilita están muy enfrentados. Pero en el Comité Nacional del radicalismo se tienen fe para llevar las negociaciones a buen puerto. También deberán negociar con los hombres del vicepresidente Julio Cobos, que buscan incansablemente convencer al ex senador Rodolfo Terragno para que vuelva a la política. Preocupados por cómo se va a resolver este conflicto, los radicales decidieron prorrogar hasta el jueves el cierre de sus listas para presentar candidatos. En principio, podrían ser el ex camarista Ricardo Gil Lavedra o el titular del Comité Capital, Carlos Más Vélez.

“No le va a quedar otra que presentarse, pero por razones mucho más pesadas que las encuestas”, le contó a Página/12 un hombre de la CC. El argumento que esgrimen en la Coalición Cívica es que Carrió va a aceptar, no por la baja intención de voto de Prat Gay, sino por su preocupación por la “crisis institucional” que, según dicen, se avecina para después del 28 de junio. Ese era precisamente el escenario que había puesto Lilita como condición para cambiar su decisión. Cuando ella abandonó su banca de diputada afirmó que no deseaba volver a un cargo legislativo, a menos que la situación o su partido se lo requiriera. Desde la CC también critican la actitud de sus competidores del peronismo disidente, “que están afilando los cuchillos” para enfrentar al kirchnerismo.

“Si va Prat Gay metemos 5 legisladores y si va Lilita 9 o 10”, explican operadores de la Legislatura. Para los dirigentes de la CC esa indefinición los complica incluso a la hora de armar las listas. Como la Coalición Cívica está compuesta por distintos sectores –el ARI, ex radicales y peronistas, entre otros– el margen para negociar se reduce considerablemente. Eso sumado a los lugares reservados para los acuerdos con otras fuerzas.