La Justicia reparó, al menos en parte, la agresión que un sobreviviente de la dictadura y testigo en causas por delitos de lesa humanidad sufrió de parte del hijo de un represor. En agosto pasado, Mario Galvano había sido atacado dos veces en la vereda, a metros de su casa en San Telmo, por Juan Manuel Sánchez Toranzo. Fue horas después de haber dado testimonio en el juicio por algunos casos del centro clandestino Mansión Seré. Galvano inició una causa por amenazas y daño, y ahora la Justicia porteña condenó al acusado, que eligió cumplir la probation, es decir, realizar tareas comunitarias “a designar”.

El martes 26 de agosto del año pasado, Galvano declaró como testigo ante el Tribunal Oral Federal 5 en el juicio contra los brigadieres responsables de Mansión Seré. Cuando volvió a su casa soportó la furia de un vecino, Juan Manuel Sánchez Toranzo, hijo del coronel retirado Carlos Sánchez Toranzo, acusado de participar en los organismos represivos. Fue una intimidación en la que Galvano resultó agredido verbalmente. El día 31 la situación se repitió, de manera más violenta. Aquel domingo Galvano conversaba con un vecino, por la calle Estados Unidos, cuando Sánchez Toranzo, que tiene un hostel en Bolívar al 800, volvió a acercarse para insultarlo. “Le hice un comentario jocoso a mi vecino sobre lo que me decía y se me vino al humo, me empezó a golpear. Comencé a ir para mi casa y me seguía empujando, y en ese momento pasaba un grupo de artesanos que me resguardaron. Este sujeto me sacó los anteojos y comenzó a pisarlos, y gracias a los artesanos pude llegar a mi casa”, relató a Página/12.

El juzgado 15 determinó que el acusado tiene que abstenerse de tener contacto con la víctima y reparar el daño de los anteojos, además de someterse a la probation. “Podríamos haber objetado la probation pero no íbamos a sacar más. Es importante haber sentado un precedente contra el desamparo de los testigos en los juicios por delitos de lesa humanidad, dado que no hay un verdadero programa de protección”, opinó Galvano.

Mario Galvano es el nombre artístico de Saverio Cinquemani, de 56 años, que desde adolescente militó en la Juventud Peronista y fundó la Juventud Trabajadora Peronista de Actores. Fue secuestrado durante la dictadura y sobrevivió al cautiverio y la tortura. Con el regreso democrático volvió a la militancia en la Asociación Argentina de Actores. Declaró en el juicio a las Juntas y su testimonio fue tomado en la condena al brigadier Orlando Ramón Agosti. Hoy integra el colectivo Justicia Ya!