EL PAíS
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Ciertas preguntas
Por Eduardo Aliverti
Hay, por lo menos, dos maneras de evaluar el dato políticamente más importante de la Argentina de hoy, que es la canibalesca interna de los peronistas.
Una es hacerlo simplemente con humor, tomándola como de quienes viene. Personajes esperpénticos, de doble discurso, amorales. Tipos que en casi todos los casos ni siquiera pueden salir a la calle o armar un acto de campaña sin la seguridad de que algún aparato que les queda pueda garantizarles algunos miles de concurrentes, porque lo único de que pueden estar seguros es del escrache que les espera si lo hicieran de otra forma. Tipos que se afanaron el país, como dice el lenguaje vulgar pero certero. Tipos que ya demostraron ser pésimos administradores al frente de sus provincias. Tipos que hoy mismo perpetran en sus territorios el anverso de lo que pregonan en sus candidaturas. Tipos de los que consta que amainaron jueces, periodistas, legisladores, sin escrúpulo alguno. Tipos que negociaron repartos delictuales con la policía; tipos que llegaron a tener dos millones de dólares diarios de presupuesto agregado durante varios años, y que sin embargo alcanzaron la hazaña de dejar exánimes a los fondos públicos; tipos que se alían a fascistas; tipos juzgados por contrabandear armas. Respecto de estos tipos, cuando prometen algo así como el paraíso a la vuelta de la esquina y dicen que hablan en serio, uno puede resolver perfectamente tomarse las cosas con humor.
Pero es cierto que también es válido verlo como una tragedia nacional, visto el estado de las cosas en este país. Porque de alguno de esos tipos, a menos que ocurra un milagro en términos de pocos meses, saldrá el próximo presidente de los argentinos. Muchos se preguntan si hay, por primera vez en la historia, la posibilidad de que el peronismo se fracture de cara a una elección nacional. Aun así, quedaría en pie la pregunta de para qué sirve la pregunta. ¿Qué cambia según vayan los peronistas juntos o separados? ¿En qué le puede modificar la vida al pueblo en su conjunto? La pregunta no es en torno de la división peronista, ni acerca de las consecuencias de la división peronista, ni respecto de diferencia programática alguna entre los peronistas que se dividirían.
Después de los militares y de los radicales, después de Menem, después de los radicales con malestar que se juntaron con los peronistas con malestar y después de los peronistas que vinieron a salvarnos de los peronistas, si esta sociedad sigue votando peronistas es mejor que no pregunte más por los peronistas, sino por sí misma.