“¡Guacha comunista! ¡Son todos una manga de comunistas! ¡Subversivos!”, gritó el ex juez Leopoldo Russo a los familiares de desaparecidos que lo increparon en la puerta de la sala de audiencias de la Cámara Federal de La Plata. El hombre acababa de ser careado con Gladys Harvey, madre del desaparecido Daniel Carlos Ponti. Al salir del edificio se descompuso y poco después falleció. “La muerte no quita ni pone nada a lo que fue Russo. Si tenía algo de conciencia, se le presentó su pasado en toda su realidad. Mantener una mentira hace mucho daño”, aseguró a Página/12 Harvey.
Hacia fines de 1977, mientras buscaba datos sobre el paradero de su hijo, Harvey fue a ver a Russo. “De tu hijo no tengo noticias de que esté muerto, de mi sobrino (por otro familiar suyo) sé que está muerto”, le dijo el hombre, según relató Harvey hace un mes en el Juicio por la Verdad de La Plata. Cuando Russo fue citado por la Cámara Federal de esa ciudad, desmintió la conversación y prácticamente aseguró que no conocía a la mujer. Por eso fue convocado nuevamente ayer, para confrontar su versión con la de la madre de Daniel. No había ninguna acusación en su contra, ya que en este juicio se intenta averiguar qué ocurrió con los desaparecidos y no tiene, directamente, consecuencias penales. Los testigos que presenciaron el careo aseguraron que Russo entró nervioso y se comportó de forma violenta. “Esta pobre mujer delira, está desquiciada”, fue una de las frases que le dirigió a quien pudo haber sido su consuegra.
Russo y Harvey eran viejos conocidos. Una de las hijas de Russo, Cynthia, era la novia de Daniel, el hijo desaparecido de la mujer. Después del secuestro de Daniel, Harvey y su esposo ayudaron a Cynthia a salir del país. El ex magistrado, además, fue compañero del colegio secundario del padre de Daniel. Pese a todos estos datos familiares, Russo sólo admitió haber tratado superficialmente a Harvey.
Cuando terminó la audiencia, algunas personas que la habían presenciado salieron al pasillo para increpar a Russo. Lo acusaron de mentiroso y encubridor. El ex juez, de ochenta años, devolvió las críticas y tildó de “comunistas” y “subversivos” a los familiares de desaparecidos. Una mujer que observó la escena especuló con que lo que más afectó a Russo fue ver a Ricardo Ponti, hermano de Daniel, quien acompañó a su madre al juicio. “Cuando lo vio, se puso blanco; es que es muy parecido a Daniel”, aseguró la testigo.
Un policía y el presidente de la Cámara, Antonio Pacilio, acompañaron a Russo hasta el ascensor. Una vez afuera del edificio, cayó sobre la vereda con un fuerte dolor en el pecho. Una ambulancia llegó al lugar y los médicos asistieron con primeros auxilios al ex juez, que luego fue trasladado al hospital San Martín. Allí murió una hora y media más tarde. Los camaristas y el fiscal Félix Crous presentaron un escrito ante el juez de turno para que se investigue “la posible comisión de un delito”. “Esperemos que este hecho lamentable no sea usado contra el Juicio por la Verdad”, aseguró Mónica González Vivero, abogada de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.
Russo ingresó al Poder Judicial platense, como miembro del Tribunal del Trabajo Nº 1, junto con la llamada Revolución Libertadora. En 1976, con la última dictadura, fue nombrado al frente del Juzgado Federal Nº 2. En los años más duros de la represión ilegal rechazó, como la mayoría de sus colegas, los hábeas corpus que presentaban los familiares de desaparecidos. Pero, como pocos, impuso las costas a las víctimas.