Jue 01.10.2009

EL PAíS  › EN LA MARCHA DE LA CTA AL MINISTERIO DE TRABAJO RECLAMARON LA REINCORPORACIóN DE LOS DESPEDIDOS DE KRAFT

Por la personería gremial y algo más

Originalmente, la marcha había sido convocada por la personería. Pero la coyuntura llevó a que estuviera dedicada a Kraft y a lo que consideraron es un avance de los sectores privados sobre los derechos de los trabajadores.

La escalada en el conflicto entre trabajadores y autoridades de la Kraft (ex Terrabusi) le dio un marco especial a la marcha que la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) realizó ayer con el objetivo original de volver a reclamar la personería gremial y exigirle al Gobierno libertad sindical. “El único sistema que merece ser llamado democracia es aquel que garantiza la justicia social”, plantó bandera el secretario general de la central, Hugo Yasky. “Estamos de pie, no nos arrodillamos ni ante el Gobierno, ni ante las patronales, ni ante la empresa Kraft”, arengó el docente ante una multitud que a los habituales bombos y banderas de todas las marchas había sumado petardos y bengalas de color rojo.

Alrededor de las dos de la tarde comenzó a concentrarse en el Obelisco el grueso de la gente que luego marchó por la avenida Corrientes hasta el Ministerio de Trabajo, donde la jornada concluyó con un acto que mantuvo cortada Leandro N. Alem por algo más de una hora.

Con la presencia de todos los sectores de esa central, más agrupaciones políticas, territoriales, estudiantiles y de jubilados, los oradores hicieron hincapié en que el caso de Kraft puede ser la cabeza de lanza de una ofensiva del sector privado, y que el total reconocimiento de la CTA y los gremios que la integran es necesario para hacer frente a estas circunstancias.

“Esta manifestación no es un capricho”, abrió el juego Franco Armando, secretario general de Simeca, el Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes. Por su parte, el titular de la Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados (ANTA), Mario Barrios, llamó a “ganar la calle para disputarle palmo a palmo su lugar al capital”. Pero el momento más festejado del acto fue el cierre, a cargo de Hugo Yasky. El secretario general de la CTA fue el único representante del sector público en hacer uso de la palabra, que estuvo reservada, debido a la coyuntura, a trabajadores de empresas privadas.

Además de militantes de la CTA, acompañaban el Frente Transversal, la Federación Universitaria de Buenos Aires, el Movimiento Territorial de Liberación y la Corriente Clasista y Combativa, entre otros grupos.

Un rato antes, mientras bajaba por la avenida Corrientes, Yasky había denunciado ante la prensa que “no dejar que distintos gremios como los que están acá puedan tener su reconocimiento es una incoherencia absoluta”. El titular de la CTA hizo referencia a “una especie de pinza entre sectores internos de la CGT y poderosos grupos empresarios que prefieren un sindicalismo que se pueda manejar a control remoto” y que “sea capaz de conceder permanentemente y no representar a los trabajadores para que estos puedan desarrollar sus demandas de lucha con absoluta libertad”.

Por su parte, el diputado nacional Claudio Lozano dialogó con Página/12 y se mostró preocupado porque durante el conflicto de Kraft “el Gobierno anduvo coqueteando con el ensayo represivo” y entendió que existe “un agravamiento de la situación sindical”. “No se puede garantizar que los trabajadores puedan expresarse libremente en sus lugares de trabajo”, aseguró. En un sentido parecido se manifestó Víctor De Ge-nnaro, quien acusó al Gobierno de “bicicletear permanentemente a favor de las empresas para defender el interés de los grupos concentrados”.

El acto concluyó poco antes de que cayera el sol, pero el descenso de la temperatura llevó a muchos asistentes a refugiarse en la plaza que hay a una cuadra de allí, en Alem y Lavalle, donde todavía pegaban los últimos rayos. Al borde del escenario quedaba un grupo de chicos que agitaba banderas y cantaba por la “unidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode, se jode”. Algunos dirigentes sonreían ante la imagen y hablaban de “los cuadros del siglo XXI”.

Yasky, De Gennaro, Lozano y otros, como el docente y legislador electo Francisco “Tito” Nenna, esquivaban movileros para poder huir hacia una reunión en la que evaluarían la situación en la ex Terrabusi. Un rato antes, el dirigente de ANTA Mario Barrios había prometido: “Nuestra solidaridad no es de palabra, estaremos con ustedes”.

Informe: Nicolás Lantos

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