Francia mira a Sudamérica como un lugar atractivo para expandir su industria armamentista. En ese marco, el gobierno de Nicolas Sarkozy busca ampliar la cooperación militar con Argentina, luego de que lograra entablar una alianza estratégica con su socio del Mercosur, Brasil. Llegado de Santiago de Chile, el ministro de Defensa galo, Hervé Morin, estuvo en Buenos Aires en reuniones con su par argentina, Nilda Garré, y el canciller Jorge Taiana. Hoy viaja a Brasilia.

“Me voy con la idea de que podremos hacer mucho más”, dijo el ministro ante un grupo de medios argentinos en la Embajada de Francia. En concreto, se avanzó en la planificación de proyectos de modernización de equipos y entrega de repuestos. Uno de los planes es el buque anfibio (nave que tiene capacidad de movilizarse también en tierra), de uso civil y de eventual aplicación militar, que se haría en Argentina con la colaboración de París. Asimismo, Francia cooperará en la modernización de aviones navales de ataque Súper Etendard y de helicópteros Súper Puma y Lama del Ejército argentino. También proveerá repuestos para los aviones Tucano que posee la Fuerza Aérea y para los vehículos blindados Panhard. Argentina no tiene previsto adquirir material militar pesado.

El negocio de venta de armas de París está en plena expansión. Francia vendió armas en 2007 por 5,6 mil millones de euros y en 2008 la cifra pasó a 6,4 mil millones. El país calcula para este 2009 un aumento de más de mil millones de euros suplementarios en su comercio exterior con las armas. Chile cuenta con dos submarinos Scorpene de propulsión convencional que le compró a Francia en los últimos años; también helicópteros Cougar producidos por el grupo Eurocopter. El viernes pasado, Morin, junto a su par chileno Francisco Vidal, visitaron las dependencias de Asmar Talcahuano para conocer en el terreno las instalaciones y los servicios de construcción de buques de guerra y comerciales. No trascendió la firma acuerdos bilaterales de defensa.

El 7 de septiembre pasado, el gobierno de Sarkozy acordó con Brasil un megacontrato (calculado en 12 mil millones de dólares) de venta de armas con transferencia de tecnología, que incluye 36 cazas bombarderos o aviones de ataque, así como 5 submarinos Scorpene (uno nuclear y cuatro convencionales) y helicópteros. La firma del acuerdo por los 36 cazas está pendiente, ya que hay tres empresas que se lo disputan: además de la francesa Dassault (modelo Rafale), compiten la norteamericana Boeing (super hornet F18) y la sueca Saab (caza grippen). El punto sensible consiste en cuál de las tres garantiza la transferencia de energía. Lula va a comprarle a la empresa que le permita seguir construyendo en Brasil sin autorización y decidir a qué terceros venderles. “La alianza con Brasil es política, no solamente comercial”, subrayó Morin, recordando que París apoya la aspiración brasileña de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.