Dom 06.12.2009

EL PAíS  › AGUSTIN ROSSI REIVINDICA EL PAPEL PREPONDERANTE

“Somos claramente la primera minoría”

El titular del bloque kirchnerista les reprocha a los opositores haber roto la tradición de respetar al partido de gobierno. Pronostica un Congreso donde los votos se definirán “tema a tema” y cuenta cómo vivió la sesión del jueves con Néstor Kirchner sentado a su lado.

› Por Fernando Cibeira

Agustín Rossi asegura que se sintió “muy cómodo” con Néstor Kirchner sentado al lado, tanto en el recinto como en la más íntima reunión de bloque, con lo que de paso desmiente las versiones de peleas y amenazas de renuncia. “La presencia de Kirchner es más que positiva para nuestro bloque, le da un volumen político más importante”, celebra el jefe de los diputados del oficialismo. Lo que no festeja nada, obviamente, es la decisión que tomó la oposición en la sesión del jueves que, repite insistentemente, rompe con la tradición parlamentaria. “Somos claramente la primera minoría, con un bloque de 90 diputados y el segundo es la Unión Cívica Radical con 43”, indica. Rossi pronostica un Parlamento “tema a tema”, con mayorías circunstanciales de acuerdo a lo que se debata.

–Dice que se sintió cómodo, ¿pero ahora no está obligado a consultar todo lo que hace con Kirchner?

–Kirchner ejerce el liderazgo en nuestro espacio político. Obviamente que siempre lo consulto, es una actitud casi natural.

–¿Usted vivió la sesión del jueves como una derrota?

–Hay varias lecturas. La primera lectura es que hay una ruptura de la tradición parlamentaria de no respeto a la primera minoría. Una tradición parlamentaria que se siguió en el Congreso de la Nación durante tantos años que tiene casi el mismo valor de la jurisprudencia. Hoy quedó claro que para tener el control de una Cámara no sólo hay que ser la primera minoría sino que hay que juntar la cantidad de votos dentro del recinto para imponerlo. La suma de una serie de bloques que no se hayan sumado previamente en las elecciones, porque esto es lo que pasó, ahora te puede quitar el control parlamentario.

–Algunos opositores citaban el antecedente de cuando el justicialismo votó a Ramón Puerta para presidir el Senado en 2001, cuando era presidente Fernando de la Rúa.

–Los únicos antecedentes similares que hay son los del año ’87 y del año ’97. Entonces los oficialismos venían de perder las elecciones legislativas con resultados mucho más desfavorables que los que hemos tenido nosotros el 28 de junio, pero que mantenían la primera minoría en la Cámara de Diputados. La oposición no intentó arrebatarle este rol de primera minoría, mantuvo el respeto a la tradición parlamentaria y le permitió presidir y tener mayoría en las comisiones más importantes. En una ocasión fue del peronismo al radicalismo y en la otra la Alianza al menemismo. En el año 2001 también se inscribe dentro de la tradición parlamentaria del respeto a la primera minoría. De hecho, quien era presidente del bloque de la Alianza, Darío Alessandro, lo reconoció porque el peronismo tenía 120 diputados contra 100 de la Alianza. Esto es lo que reclamamos, esta ruptura de estas tradiciones por ahí no tienen efectos que se noten inmediatamente sino que se notarán con el tiempo.

–¿Y respecto del resultado?

–Bueno, respecto si fue o no una derrota, está claro que no fueron las aspiraciones que nosotros teníamos que era el respeto a la primera minoría. En ese marco, intentamos establecer una negociación en condiciones desventajosas. Somos el partido del gobierno y no nos permitimos no respetar la institucionalidad. La sesión preparatoria tenía que hacerse y todos los resortes institucionales que nosotros podamos obtener y nos permita defender nuestro gobierno, los tenemos que ocupar.

–¿Los sorprendió que la oposición haya sumado 142 diputados y empezara a sesionar?

–No. Sabíamos que a la mañana de ese día había diputados que estaban en esa postura. Después hubo bloques más pequeños que tomaron esa decisión a último momento. Obviamente, quien tiene la mayoría en este momento tiene la capacidad de traccionar un poco.

–Después de la sesión, los opositores explicaron que hicieron eso para parar algo así como “la prepotencia del kirchnerismo”.

–La verdad que lo que hay que entender es cómo funcionan las instituciones en la Argentina. El país funciona con un sistema presidencialista, esta fue una elección parlamentaria que se expresó por una modificación del Parlamento. Y esta modificación de la integración del Congreso no era de tal contundencia para que se llegara a romper la tradición parlamentaria. Está claro que lo que van a intentar hacer es imponer una agenda parlamentaria que seguramente en algún punto podremos compartir y en otros disentiremos, tratando de diferenciarnos y viendo cómo evoluciona el escenario. Hay que analizar qué es una mayoría circunstancial y habrá que ver qué sucede a medida que aparezcan los temas. Va a ser un Parlamento punto a punto, tema a tema. Dependerá de la cuestión a tratar y ahí se verán los consensos que tienen.

–¿En estos meses desde las elecciones el oficialismo no desperdició la oportunidad de buscar aliados? Por ejemplo, con el apuro por aprobar la reforma política se alejaron diputados que alguna vez apoyaron proyectos del Gobierno.

–A ese proyecto de reforma electoral le introdujimos más de cincuenta modificaciones. Algunas fueron propuestas por partidos que terminaron no aprobando la ley. Cuando se trató la reforma se expresó una clara decisión de sectores de la oposición de no acompañar para no aparecer votando junto al oficialismo una determinada ley pero cuando uno analizaba los discursos no había diferencias sobre la cuestión de fondo, tanto en el radicalismo como en la Coalición Cívica.

–¿A partir de ahora variará la estrategia del kirchnerismo y va a buscar alianzas con otras fuerzas?

–Siempre buscamos alianzas con otras fuerzas y en este escenario también. Trataremos en cada una de las leyes que nos toque debatir cuáles son los puntos de acuerdo y cuáles pueden ser los puntos de consenso.

–¿En qué puede quedar afectada la gobernabilidad con el esquema acordado en Diputados?

–Hay que tener dos miradas. Nuestro gobierno es un gobierno fuerte, con iniciativa política, con una lectura de la realidad que lo ha hecho llevar adelante una serie de iniciativas que han encontrado niveles de consenso muy amplios en la sociedad. O sea, lo que pasó el jueves en la Cámara de Diputados no cambia la fortaleza de nuestro gobierno ni de nuestra Presidenta. Después hay que definir cuáles pueden ser las intenciones de los bloques opositores. La mayor sensibilidad, obviamente, está puesta en lo que puede ser la estructura presupuestaria: el mantenimiento de las ecuaciones presupuestarias tanto en el nivel de gastos como en el de ingresos. Si hay una afectación de esa estructura presupuestaria, sobre todo a lo que hace a los ingresos, seguramente va a generar un debate muy fuerte. En ese caso puede llegar a afectar la gobernabilidad.

–En principio, la agenda que plantea la oposición no hablaría de las retenciones pero sí de cuestiones más institucionales, como la composición del Consejo de la Magistratura. ¿Cuál será la posición del oficialismo?

–Nosotros vamos a reivindicar cada una de las cosas que hizo nuestro gobierno. Reivindicamos la reforma del Consejo de la Magistratura y creemos que ha funcionado mejor. Habrá que ver cuáles son las características y la intencionalidad de la reforma y la debatiremos. Dependerá del proyecto que se presente.

–¿Mantiene la idea de que la presidenta Cristina Kirchner vete las leyes que salgan aprobadas sólo por los legisladores de la oposición?

–El veto es un instrumento constitucional. Hay instrumentos constitucionales que tienen carácter defensivo. Es decir, que un gobierno no está obligado a gobernar con leyes que no comparte. No queremos que esto suceda pero para eso necesitamos que la oposición tengo una cuota de racionalidad importante. Si la oposición mañana decide reimplantar las leyes de obediencia debida y de punto final obviamente vamos a vetarla. Cuando yo hice esta reflexión en voz alta quise decir a la oposición que no esté tentada de construir mayorías circunstanciales o mayorías pírricas e imponerle esa mayoría al oficialismo porque el oficialismo tiene una herramienta más, que es la última instancia del proceso de construcción de una ley. Las leyes tienen un inicio, un debate, una sanción y una promulgación y un veto. Si uno quiere llevar adelante una propuesta que tenga viabilidad debería contar con el acuerdo del oficialismo. Por como actuó la oposición el jueves, me parece que están muy tentados de construir una mayoría y tratar de imponerla. Habrá que ver si les funciona en cada una de las circunstancias.

–¿Qué hay de cierto acerca de las versiones que dijeron que las discusiones dentro del bloque kirchneristas fueron tan fuertes que tanto Eduardo Fellner como usted en algún momento amenazaron con renunciar?

–Absolutamente nada. Nosotros encaramos una negociación que fue consensuada con Kirchner y obviamente con la Presidenta. Es más, esperamos hasta el regreso de la Presidenta de su viaje para definir cuál sería la estrategia ante la sesión preparatoria y actuamos en consonancia. Le puede preguntar a cualquiera de los presidentes de los bloques opositores si en algún momento nosotros anunciamos que nos retirábamos de la negociación. Tampoco hubo una intención de no participar de la sesión, lo que pasa es que estábamos en una reunión de bloque. Una reunión que además era la presentación de Kirchner ante el bloque y eso nos demoró para bajar al recinto.

–¿Y Kirchner no ordenó romper la negociación?

–No, para nada. Tampoco pasó eso.

–¿Podría decirse que ésta fue la sesión más difícil que tuvo desde que preside el bloque?

–No, nada es comparable con la 125.

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