Mar 22.12.2009

EL PAíS  › DOS PAREJAS DE HERMANOS, PRESOS POR EL SECUESTRO Y HOMICIDIO DE FORZA, FERRóN Y BINA

Cuatro detenidos por el triple crimen

Dos de los detenidos estaban vinculados con una veintena de delitos en Quilmes, entre robos y secuestros. Otro ya estaba preso en Sierra Chica. El cuarto se entregó a la tarde en La Plata. El testigo que dio la pista supuestamente se arrojó bajo un tren.

› Por Horacio Cecchi

A las tres y media de la tarde, en el centro de La Plata, empezaba a cerrar, al menos momentáneamente, el círculo de sospechas tejidas alrededor del triple crimen de General Rodríguez. A esa hora, un hombre pálido, regordete y petisón se presentaba ante el cuerpo de elite de instructores judiciales de la Procuración General de la Suprema Corte bonaerense, en el centro de La Plata. Lo hacía acompañado por su abogado. Lo esperaban desde antes de las diez de la mañana, cuando habían iniciado los primeros contactos telefónicos para negociar la autoentrega a la Justicia. Se llama Martín Lanatta. Horas antes, y después de una decena de allanamientos, eran detenidos los hermanos Víctor y Marcelo Schillaci. Alojado desde hace un par de meses en Sierra Chica, Cristian Lanatta, hermano del regordete autoentregado, cerraba el círculo de los hasta ahora cuatro acusados del triple homicidio de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Una de las casas allanadas, en Nicolás Videla 631 de Quilmes, fue señalada por el fiscal Juan Bidone, que investiga la causa, como perteneciente a Cristian Lanatta y como uno de los sitios donde el trío permaneció secuestrado y al que apuntó sin total certeza como el lugar donde los podrían haber asesinado. Otra de las curiosidades del caso: el testigo que reveló las pistas hace unos dos meses decidió quitarse la vida arrojándose a las vías.

En la puerta de la casona de Videla, del lado del Quilmes de amplias mansiones, el fiscal Bidone confirmó las detenciones y las cuatro acusaciones por “privación ilegal de la libertad agravada y homicidio agravado en calidad de coautores”. Según la información que fue aportando el fiscal, los hermanos Víctor Gabriel y Marcelo Daniel Schillaci arrastraban varias causas en la zona de Quilmes, “entre 20 y 30 –señaló el fiscal– y los testigos los señalan como autores de secuestros exprés”. Cristian Lanatta se encuentra detenido actualmente en Sierra Chica, procesado como supuesto autor de un robo calificado ocurrido hace dos meses en la ciudad bonaerense de Bolívar. A su vez, su hermano Martín es instructor de tiro y había sido un agente externo del Renar hasta octubre pasado, cuando fue dado de baja, y según el fiscal, estaba vinculado conj el negocio de los medicamentos.

Mientras Bidone aguardaba el final de la negociación por la entrega de Martín Lanatta, confirmó su presunción de que existe una “fuerte probabilidad” de que en la casona de la calle Videla “hayan estado las víctimas por última vez, por el lapso de una hora”. Con más certeza, aseguró que “queda descartado que hubieran sido asesinados en el lugar donde fueron hallados los cuerpos, en General Rodríguez”. Se basaba en uno de los primeros informes periciales realizado por los peritos expertos de la Procuración General bonaerense (ver aparte) y en los datos que van completando el rompecabezas.

Bidone se refirió a las hipótesis sobre el motivo del triple crimen. “Aún no está cerrado el caso, se encuentra en la fase uno”, explicó y sostuvo que “tuvo una triple motivación: una vinculada con la mesa de dinero, otra con una deuda por la mafia de los medicamentos y la tercera por la comercialización de efedrina, que fue el verdadero detonante”. Pero también respondió que otra hipótesis que se investiga es si Martín Lanatta entregó un cargamento de efedrina cortado a Forza, lo que sugiere una idea contraria, es decir, según esa hipótesis, que Forza fue el perjudicado.

De todos modos, cuando Lanatta se entregó, a las tres y media de la tarde, en un edificio del centro de La Plata, rechazó la acusación y dejó entrever que sólo había conocido a Forza por la venta de un arma.

Según Bidone, rearmando el rompecabezas se sostiene que “la famosa reunión de Wal Mart en realidad ocurrió acá (en la casa de Cristian Lanatta), porque en Wal Mart no estuvieron más de diez minutos. En la casa estuvieron al menos una hora hasta que se apagaron todos los teléfonos celulares. El encuentro de Wal Mart fue convocado, pero la persona que lo habría convocado no fue y las víctimas no estuvieron más de 10 minutos allí. Esto respondió a un plan concreto y organizado de manera perfecta, con muy pocos cabos sueltos que, por suerte, pudimos ir encontrando en este tiempo de trabajo”, dijo.

La casa de Videla fue señalada por un testigo de identidad reservada hace unos meses y que curiosamente se suicidó hace unos veinte días. Bidone reveló que el testigo, Emilio Nicolás Marcos, era amigo de dos de las víctimas y murió en “extrañas circunstancias”. La muerte de este testigo se suma a otra similar ocurrida a poco del triple homicidio, cuando un socio de Sebastián Forza, Ariel Vilán, supuestamente se arrojó al vacío desde el noveno piso de la casa de sus padres tras dejar una carta en la que aseguraba que no soportaba el temor de que le ocurriera algo similar al triple crimen y se mató. “El peligro para los testigos cada día crece, aunque parezca que el tiempo pasa. Así como Ariel Vilán falleció en circunstancias dudosas, hay otro testigo que no tomó estado público por la reserva que hemos tenido, que también ha fallecido”, reveló Bidone. (Marcos) “era una persona que trabajaba en una farmacia y que aportó datos de mucha relevancia. Llamativamente en circunstancias extrañas decidió suicidarse arrojándose debajo de un tren, fue en Villa del Parque hace tres o cuatro semanas y, de hecho, la causa está aún caratulada como averiguación de causales de muerte”, dijo el fiscal. Entre las particularidades del caso, llama la atención la prolijidad del tren, que no desgarró las ropas de la víctima.

“Aportó datos vinculados con las actividades de las víctimas y de algunas personas. Era amigo de Forza y de Ferrón”, dijo Bidone, y habría presenciado una charla de Forza con uno de los nombres mencionados en la causa. “Lo vengo diciendo desde siempre –sostuvo el fiscal–, hay gente comprometida en su negocio y hay gente comprometida en su integridad personal.” En agosto pasado, siguiendo esa línea argumental, el fiscal, en agosto último, al cumplirse un año de los asesinatos, enviaba un comunicado a los medios en el que decía que la mayoría de los testigos del triple crimen temían ser “eliminados”.

Forza, Ferrón y Bina fueron vistos por última vez el 7 de agosto de 2008, cuando concurrieron a una reunión de trabajo en Quilmes, donde aparentemente tenían planeado cerrar un negocio con la venta de efedrina. La camioneta Gran Vitara de Ferrón fue hallada incendiada al día siguiente en el barrio porteño de Flores, mientras que el auto de Forza fue encontrado estacionado en la zona de Constitución. Sus cuerpos acribillados a balazos fueron encontrados el 13 de agosto de ese mismo año en un descampado, junto a la ruta 6, en jurisdicción del partido de General Rodríguez.


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