EL PAíS › GESTOS DE ACERCAMIENTO DE CRISTINA KIRCHNER Y MUJICA EN LA CASA ROSADA EN UNA REUNIóN DISTENDIDA
Mujica anunció la conformación de una “comisión negociadora” que buscará avanzar en aspectos de la relación bilateral. Respecto de Botnia, el uruguayo aclaró: “no tenemos la solución en la mano, pero sí tenemos la voluntad de negociar”.
› Por Laura Vales
Llegó a la Casa Rosada con su mujer, la senadora Lucía Topolansky, que lo acompañó durante la entrevista. Una hora y media más tarde, el presidente electo del Uruguay, José “Pepe” Mujica, se retiraba de la reunión con Cristina Kirchner con el anuncio de una fórmula para mejorar las relaciones entre los dos países y una definición sobre Botnia. “No tenemos la solución en la mano, pero tenemos la voluntad de luchar palmo a palmo para encontrar la salida.” El encuentro entre la Presidenta y el líder del Frente Amplio, que asumirá el 1º de marzo, apuntó a descongelar los vínculos políticos entre el Uruguay y la Argentina, que a raíz de la conflictiva situación generada por Botnia y los cortocircuitos con Tabaré Vázquez quedaron en terapia intensiva.
A grandes rasgos, según contaban anoche en el gobierno, la idea de Mujica y de Cristina es encapsular la disputa por la papelera hasta que la Corte Internacional de la Haya dé a conocer su veredicto, lo que sucederá dentro del primer semestre de este año. Esto implica que los gobiernos no insistirán en nuevos reclamos por la relocalización de la planta ni del levantamiento del bloqueo del puente San Martín. Mientras esperan el fallo de La Haya, trabajarán sobre otros temas que hacen a la relación bilateral.
Mujica anunció, en ese sentido, la creación de una “comisión negociadora” que, integrada por uruguayos y argentinos, se ocupará de hacer avanzar una agenda común. Por ejemplo, para la futura gestión del presidente electo es importante que la Argentina autorice un préstamo del Focem (Fondo para la Convergencia Estructural) del Mercosur destinado a financiar el tendido de una red de conexión eléctrica entre Brasil y Uruguay, crédito que los uruguayos tienen trabado. Mujica también está sondeando si la Argentina está interesada en compartir el gas de una planta que proyecta instalar en Montevideo, cuya construcción, de alto costo, sólo se justificaría si Buenos Aires consume parte de su producción. Al mismo tiempo, de manera informal, viene reimpulsando también un diálogo sobre Botnia que incluye a la asamblea de Gualeguaychú.
Ayer, en la conferencia de prensa que ofreció tras la audiencia en la Rosada, el dirigente no quiso hablar del tema, ni siquiera para contar cómo fue su reunión con los vecinos de Gualeguaychú y si hubo avances en esa negociación. “Yo no he dicho si me reuní o no me reuní porque tengo palabra con la gente que hablo. Tengo amigos en Gualeguaychú y tengo amigos en Río Negro (el departamento al que pertenece Fray Bentos, donde está instalada Botnia). Me tengo que callar la boca”, fue su manera de confirmar que hay diálogo sin dar información más sobre el tema.
Un dato a tener en cuenta fue su reacción cuando un periodista le recordó que la Argentina tiene análisis que demuestran que Botnia ha contaminado el río con sustancias de uso prohibido, y le preguntó qué medidas tomará su gobierno. Mujica, que podría haber reaccionado desmintiendo la contaminación, –una postura repetida por lo funcionarios uruguayos es que el río está más limpio que antes–, no lo hizo. “La defensa de las aguas del río es una causa pendiente”, dijo, por el contrario. “Son problemas que no podemos dirimir ni solucionar de manera fácil, pero que tenemos que enfrentar. Si la humanidad no puede hacer papel sin agredir al medio ambiente, tendremos que pensar en usar un papel menos blanco, en usar un papel marrón. Tal vez tengamos que discutir más a fondo estos temas. El hombre tiene conocimientos, el conocimiento está, pero al hombre le tenemos que hacer marcar el paso. No es un problema sencillo el que tenemos que resolver”.
Desde la ciudad de Gualeguaychú, los asambleístas consultados completaron el panorama: el diálogo con Mujica lleva varias semanas, se realiza a través de frenteamplistas de Río Negro, coinciden su relato. Las conversaciones son informales y la decisión es mantener el corte del puente hasta conocer el fallo de La Haya. Los asambleístas aseguran que Tabaré Vázquez era impermeable a cualquier conversación, pero que con Mujica “se puede hablar; al menos, escucha” (ver página 2).
Mujica y su mujer hablaron con la presidenta durante poco más de una hora. Aunque algunos funcionarios como el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, el secretario de la Presidencia Oscar Parrilli y el coordinador de la Unidad Presidencia Rafael Follonier pasaron a saludar al mandatario electo, en la entrevista la pareja presidencial se quedó a solas con Cristina.
En términos políticos, la visita continuó el cara a cara que Mujica y Cristina tuvieron el mes pasado, también sin testigos, en la cumbre del Mercosur que se realizó en Montevideo. Allí “ya habían dado un paso en esta idea de relanzar la relación entre el Uruguay y la Argentina, tan deteriorada en estos años”, apuntaban ayer en el gobierno, señalando que Tabaré Vazquez concluirá su mandato dejando tras de sí un panorama de desconfianza y mala sintonía con el gobierno argentino. “Ellos, en cambio (por Cristina y Mujica) están de acuerdo en tomar la cuestión en sus manos y poner la relación en el máximo nivel de las dos presidencias”.
En este camino, preparan dos nuevos gestos en el corto plazo: la Presidenta va a ir a la asunción de su par uruguayo, y Mujica quiere que su primera salida al exterior como jefe de estado sea a la Argentina. “Cristina lo admira, y tiene además mucha onda con su mujer, Lucía. Y él caracteriza que la relación con la Argentina es prioritaria para el Uruguay”, definió ayer un funcionario de la Rosada que por su historia de militancia tiene un trato fluido con Mujica.
La agenda bilateral, según propuso el uruguayo, incluirá proyectos en los rubros de “energía eléctrica, gas y navegación del río” (el punto alude a retomar el dragado conjunto del río Uruguay. A raíz de la decisión de Uruguay de autorizar unilateralmente la construcción de Botnia, la Argentina dejó de dragarlo, un trabajo que tiene costos millonarios). Otro efecto “secundario” de la pelea por Botnia es el veto del Uruguay a que Néstor Kirchner asuma la secretaría general del Unasur. Por otra parte, hay propuestas para mejorar temas de documentación de los uruguayos que residen en nuestro país, un tema de peso porque la comunidad oriental en la Argentina supera las 300 mil personas. Y está, finalmente, la cuestión del respaldo al Mercosur, que durante la gestión de Tabaré Vázquez fue bastante vilipendiado.
“No podemos tocar el cielo con las manos de la noche a la mañana, pero sí ir avanzando con el mayor espíritu creativo posible”, definió Mujica. Desde la Casa Rosada no hubo comentarios, posiblemente para no generar un nuevo motivo de choque con Tabaré Vázquez, que todavía está en funciones. Así las cosas, la apuesta a destrabar las relaciones y darles nuevo impulso tiene viento a favor asegurado por seis meses. Una vez que se dicte el fallo de La Haya, habrá que ver: las reacciones que pueda generar de uno y otro lado del río son difícilmente predecibles. Pero mientras tanto, en el intermedio, el cambio de presidente será aprovechada como una oportunidad para barajar y dar de nuevo.
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