Dom 08.12.2002

EL PAíS  › NESTOR KIRCHNER EXPLICA COMO VE A REUTEMANN Y ACLARA SU RELACION CON DUHALDE

“En Argentina hay que perder el miedo al poder”

La vehemencia empieza cuando niega ser el candidato del Gobierno y cuando habla de las operaciones menemistas y de algunos sectores duhaldistas. El gobernador santacruceño explica su posición sobre su colega santafesino, recorre el espectro de su partido y habla de sus ideas económicas.

› Por Martín Piqué

La persiana americana está entornada, y el ventanal sobre la avenida Leandro N. Alem filtra los últimos rayos de luz que llegan desde el este, donde el río desaparece tras un par de rascacielos de Puerto Madero a medio construir. Detrás de la ventana, la oficina –diseñada hasta en los últimos detalles por la senadora Cristina Fernández de Kirchner– luce prolija y casi vacía, como si nadie la hubiera usado en los últimos días. Un asesor se pierde en las virtudes de la piedra volcánica, amurada sobre la pared, hasta que la figura enjuta de Néstor Kirchner aparece de golpe desde uno de los costados. Se lo ve entusiasmado, acelerado, y su primer gesto es colocar un papel sobre una mesa, ante la fotógrafa y el cronista de Página/12. Es un fax que contiene unas declaraciones textuales de Carlos Reutemann. Kirchner lo exhibe sin decir nada, pero el silencio es una expresión elocuente.
En el texto hay una frase del Lole, que dice que “sólo podría ser candidato a presidente en el programa de Pergolini”. La expresión parece haber terminado con la inquietud de Kirchner, que había reaccionado con preocupación luego de que el gobernador Felipe Solá postulara al ex corredor de Fórmula Uno como candidato presidencial. El alivio se refleja a lo largo de toda la entrevista, en la que el santacruceño desliza alguna crítica a Reutemann, aunque también lo destaca como uno de los dirigentes de “centroderecha” con los que podría acordar en algunos temas específicos. Durante la conversación, Kirchner se define como un “cuadro del justicialismo”, habla de progresismo pero de define de “centro”, y manifiesta sumar a “sectores honestos de centroderecha”.
Se lo ve distendido, y bromea con la imagen que transmite un televisor: un acto de la fórmula Menem-Romero en el interior del país. En sus palabras se nota que no menosprecia a su rival. Hasta que llega el momento de hablar de sus vínculos con Eduardo Duhalde, y por añadidura de los vaivenes en su relación con el “duhaldismo”. Entonces, Kirchner se toma todo el tiempo del mundo. Elogia y critica. Recuerda su relación con Duhalde en la campaña electoral de 1999. Y sugiere que varios operadores del Gobierno están avanzando en un acuerdo con el menemismo, del que el pedido de renuncia de Carlos Vilas habría sido la primera señal. “Hay muchos dirigentes que dicen que quieren construir una alternativa diferente y después hacen cualquier tipo de acuerdos”, cuestiona.
–¿Usted es el candidato oficial del duhaldismo?
–El día que nos juntamos con el Presidente en Olivos, yo le fui a llevar el reclamo del 13 por ciento que nos deben a 7 provincias. Pero de ahí se salió a decir que habíamos hablado de las elecciones, y que yo quedé en ser el candidato a Presidente del duhaldismo. Y eso no es cierto. Lo repito. Yo voy a ser candidato a Presidente. Y por eso buscamos la mayor cantidad de consenso, pero también estamos trabajando para una renovación dirigencial. Sería bueno que el doctor Duhalde cumpla con su palabra de renovar la Argentina y de ayudar a renovar el justicialismo.
–Dada la situación política y la fragmentación, es natural pensar que para que usted llegue a ser Presidente precisaría, por lo menos, el apoyo de una parte del duhaldismo.
–Acá hay sectores de la provincia de Buenos Aires, del peronismo bonaerenses, que nos están apoyando, y que nos van a apoyar. Hay un análisis tradicional de la política, en la Argentina, que si no se tiene aparato no se puede dar la batalla. Que si no se tiene una estructura grande no se puede competir. Para mí lo que está haciendo Menem, lo que está gastando en la campaña, es asombroso. Los periodistas deberían investigarlo. Hay que dar una batalla contra eso, pero ser presidente de cualquier manera tampoco sirve. Cualquier tipo de acuerdo no sirve.
–¿Qué piensa de la propuesta de Menem de sacar el Ejército a la calle para controlar a la delincuencia?
–Menem es el pasado. Es el responsable de la Argentina que tenemos, es el responsable de la exclusión social, de la corrupción estructural quetiene este país. Es el responsable de haber vendido y rematado el patrimonio nacional, es el responsable directo de este proceso feroz de endeudamiento que vivió el país y es uno de los padres que tuvo este modelo durante estos 25 años. La seguridad que ofrece Menem es la seguridad para unos pocos, está más preocupado en reprimir que en solucionar las cosas.
–¿Qué piensa de las denuncias de los piqueteros, que acusaron al menemismo de estar fomentando un clima de desestabilización política?
–Estoy convencido de eso. Y creo que las declaraciones del subsecretario de Seguridad (Carlos) Vilas fueron correctas. A mí me vino a ver gente común que trabaja con nosotros, que adhiere a este espacio, que dice que hay gente que dice pertenecer al menemismo... Yo pedí pruebas, dije que me las traigan, obviamente es muy difícil encontrarlas. Pero creo que están generando cierto nivel de agitación. En esto ha sido típico que ciertos sectores del menemismo hayan procedido de esta forma. Lo que hizo el secretario Vilas fue alertar una situación.
–¿El pedido de renuncia a Vilas es un signo de que hay un acuerdo entre un sector del duhaldismo o el Gobierno y Menem?
–Lo que puede haber, o no, es una cuestión del Gobierno. Acá hay muchos dirigentes que dicen que quieren construir una alternativa diferente y después quieren hacer cualquier tipo de acuerdos.
–¿Quiénes?
–Usted debe saber, es su tarea investigarlo. El tema central es que cualquier acuerdo corporativo entre el menemismo y el duhaldismo es un acuerdo del viejo país. Es decir, con los aparatos, de aquellos que quieren acordar este tipo de cosas...
–¿Hay sectores del duhaldismo que están más cerca de Menem que de usted?
–Seguramente. Hay muchos sectores que por mil motivos prefieren la cultura menemista a la nuestra. Yo los vi, los conozco, yo fui el único gobernador, junto con Jorge Busti, que adhirió y trabajó en la campaña “Duhalde presidente” buscando una alternativa interna al menemismo.
–¿Y Duhalde, aunque algún sector del duhaldismo a usted lo mira con cierta distancia, piensa que podría retribuir ese apoyo que usted le dio?
–Nunca pensé este tema. La verdad es que no sé de dónde han sacado este tema de que se estaba negociando un acuerdo. Son operadores. Creo que hay algunos operadores del Gobierno que también fueron operadores de otros...
–¿Quiénes?
–No, no voy a hacer nombres, pero son algunos que también fueron operadores de otros gobiernos, que viven operando permanentemente. Hay algunos operadores que tratan de desgastarnos, de igualarnos, de hacer todo ese mecanismo porque viven de esto también. Eso no es novedad.
–Usted se reivindicaba de “centroizquierda” y ahora se reivindica de centro. ¿Está apelando, otra vez, a la vieja teoría de Baglini?
–Yo soy peronista. Tengo una visión de la sociedad donde trabajo por la justicia, para la equidad, para la integración social, contra la exclusión. Me gusta la construcción plural, realmente esas son las definiciones que ustedes hacen. Me parece lógico. ¿Cuál es la ubicación política de cada uno? Ustedes terminan determinando si alguien es de centro, centroizquierda y demás. Pero yo soy un cuadro del justicialismo.
–¿Por qué piensa que el progresismo lo podría votar a usted, o tal vez tenga intención de voto en ese sector?
–Si usted analiza la base del voto progresista en la Argentina, nace de los sectores transformadores y combativos que tuvo el justicialismo. Después fue cooptado y demás. Pero si usted analiza cuál fue la constitución del Frente Grande, del Frepaso y demás, hubo gran cantidad de gente que tuvo que expresarse por otro lado, pero que tuvo la visión claramente identificada con las ideas del peronismo.
–¿Pero no corre el riesgo usted, cuando habla de incorporar sectores de centroderecha, de repetir lo que fue la Alianza, con la llegada de Cavallo, por ejemplo?
–No, porque la Alianza fue una expresión electoral nada más que para vencer a Menem. No fue un proyecto estratégico para gobernar la Argentina. Y cuando yo hablo de “sectores honestos de centroderecha” no me refiero a los sectores neoliberales, Cavallo, y demás. Hay gente, mucha gente en la sociedad, sectores importantes, que tienen una visión un poco más estructurada, quieren refundar el país, ponerlo en marcha.
–¿Reutemann podría ser uno de esos dirigentes de “centroderecha” con los que usted compartiría un proyecto?
–Bueno, yo creo que con Reutemann en muchos temas tenemos diferencias grandes. Yo con Reutemann acuerdo en la razonabilidad y en el criterio para administrar. Indudablemente, tiene cosas para aportar a la Argentina.
–¿Reutemann tiene vocación de poder?
–En esto pregúnteselo a Reutemann. Yo me guío por lo que dice el Lole, por lo que uno habla con él y demás. Bueno, yo creo que en la Argentina, definitivamente, hay que perderle el miedo al poder. Porque, de última, para cambiar la Argentina hay que cambiarla desde el poder. Hay que terminar con la concepción de que el poder es malo, porque si no, siempre lo terminan ejerciendo los otros.
–¿Por qué el Gobierno insiste recurrentemente con Reutemann?
–Ah, bueno, no sé. Si no saben ustedes, yo no sé.
–¿Hay una tarea de desgaste a su candidatura de algunos sectores del Gobierno?
–Puede haber, ¿por qué no? Puede haber sectores interesados, era evidente. Cuando hablan de reuniones que no existen, cuando hablan de cosas que no suceden. Cuando hablan de la teoría del descarte, es que están tratando de desgastarnos.
–¿Por qué le irrita tanto que lo asocien a Duhalde?
–No, a mí no me irrita que me asocien. Lo que yo digo es que tenemos visiones diferentes, en muchos temas, con el doctor Duhalde. Pero a pesar de que hay visiones diferentes con él, lo acompañé en los puntos de acuerdo, en la batalla contra el menemismo en ese momento. Lo acompañé fuertemente en ese momento, en lo que se podía. Y quedó una buena relación personal, aunque en muchos temas tenemos una visión diferente. Es decir, yo creo que el doctor Duhalde es parte de un tiempo que se termina. Que él puede ayudar, desde el lugar en el que está, puede ayudar a construir un nuevo tiempo. Y eso sería bueno que lo haga.
–¿Por qué declaró varias veces que no le gustaría que Chiche Duhalde fuera su candidata a vicepresidente?
–No, no, a mí me preguntaron “¿va a ser su candidata a vicepresidenta, la señora de Duhalde?”. “Nunca lo pensé”, dije.
–Pero más de una vez dijo que no se lo pidieron, ni que se lo ofrecieron, pero que no le gustaría.
–No, dije que nunca lo pensé.
–¿Y por qué nunca lo pensó?
–Y... no lo pensé porque tengo otra visión, siempre he analizado y he visualizado dirigentes con otras características para acompañarme. Pero esto no significa bajo ningún aspecto ningún grado de descalificación para la señora de Duhalde.
–¿Quién le parece que sería mejor gobernador, en la provincia de Buenos Aires, después que Solá termine este período en que reemplazó a Ruckauf? ¿El propio Solá o Chiche Duhalde?
–La tarea que hasta ahora está llevando adelante Solá, en la provincia de Buenos Aires, es una tarea interesante. Le tocó tomar una provincia en una situación límite. Felipe Solá es un dirigente interesante.
–La mayoría de los candidatos hablan de una economía basada en la exportación con las ventajas comparativas de la devaluación. Pero no dicensi en su gobierno habría alguna recomposición del salario, del poder adquisitivo que quedó muy afectado tras la salida del 1 a 1.
–Usted me hace una pregunta que yo se la puedo contestar así: yo creo que Argentina debe recuperar la capacidad exportadora muy fuerte, y tiene que hacer un proceso de recuperación de competitividad industrial. En cuanto a la recuperación del poder adquisitivo, es algo obvio pero sonaría muy mal, y casi una actitud demagógica de mi parte, que en plena campaña electoral prometiera un alza de salarios. No quiero cometer el bastardeo de otros dirigentes. Como hizo Menem, que luego hizo todo al revés.

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