EL PAíS › LA PRESIDENTA SE REUNIó PRIMERO CON SU PAR CHINO, HU JINTAO, Y DESPUéS CONCRETó EL ENCUENTRO CON BARACK OBAMA
Por primera vez Cristina Fernández tuvo un encuentro bilateral con Obama y le anunció que la Argentina realizará una oferta a los holdouts que quedaron fuera del canje. La Presidenta se disculpó con su par chino y confirmó que viajará a Beijing.
› Por Fernando Cibeira
Desde Washington
En su primera reunión bilateral, la presidenta Cristina Kirchner le anticipó a Barack Obama que esta semana el país le hará una oferta a los holdouts que quedaron afuera del canje de la deuda de 2005, además de contarle que en 2009 la economía argentina “no había andado tan mal” y que los datos de crecimiento del primer trimestre de este año ofrecían un panorama alentador. Obviamente, todo lo que escuchaba le pareció “muy bien” a Obama. Fue un encuentro de unos veinte minutos, en el que principalmente conversaron sobre los temas que se discutieron en la Cumbre sobre Seguridad Nuclear y que podría ser considerado la definitiva normalización del vínculo bilateral luego de algunos cortocircuitos que se registraron en los últimos tiempos. Y si de normalizar se trata, la Presidenta también conversó unos momentos con el presidente chino, Hu Jintao, a quien le pidió disculpas personalmente por haber suspendido a último momento el viaje que realizaría a Beijing. Quedaron en concretar la gira lo antes posible.
Cristina Kirchner y Obama habían coincidido ya en varias cumbres en las que habían podido conversar pero nunca habían mantenido un encuentro a solas. La cumbre de Washington se presentaba como un momento propicio, porque Obama había invitado especialmente a Cristina para que participara y porque se producía un mes después de la visita de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que dejó la relación en muy buenos términos. Como en el mundo diplomático todo está encadenado, el viaje de Hillary, a su vez, vino a disipar el gusto amargo que dejó en Buenos Aires el paso del subsecretario de Asuntos Hemisféricos, el chileno Arturo Valenzuela, y aquella frase suya sobre una supuesta falta de seguridad jurídica.
“Cristina”, llama familiarmente Obama a la Presidenta, como cuando la convocó el lunes por la tarde para sacarse una foto juntos luego de que ella pasara de largo del lugar indicado, en el centro del escenario delante del logo de la cumbre convocante. Cristina Kirchner se sentó a la izquierda del norteamericano en el plenario de la sesión de ayer. Obama, se vio por las cámaras, aprovechó enseguida para entablar una conversación, traductores mediante. También se acercó su vicepresidente, Joe Biden, quien conoce a la Presidenta de años atrás, cuando se reunieron durante una cumbre del Partido Demócrata.
Luego la Presidenta contó que Obama le habló del rol de liderazgo que Argentina podía jugar en el debate sobre seguridad nuclear hasta planteando el país como “modelo”, dado el buen nivel de desarrollo nuclear alcanzado pero siempre con objetivos pacíficos. El discurso de la Casa Blanca fue en la línea del artículo de Hillary Clinton publicado el lunes. Igual que ella, Obama destacó el acuerdo que Argentina tiene con Brasil para poner toda la información en común sobre sus respectivos avances en materia nuclear.
La reunión fue inmediatamente después de terminada la sesión de la Cumbre y antes de que Obama ofrezca la conferencia de prensa de cierre. Así que la mayor parte del tiempo conversaron de lo mismo que se había debatido entre los presidentes. Se salieron del libreto unos minutos:
–¿Y cómo anda la economía argentina? –quiso saber Obama.
Allí fue cuando la Presidenta le adelantó el lanzamiento del nuevo canje, que seguramente se hará mañana. El Gobierno quería aprovechar este viaje para promocionar en Estados Unidos el gesto hacia los holdouts, que espera le sirva para reinsertarse en el circuito financiero y conseguir préstamos a tasas razonables. Hasta ahora, los mercados reaccionaron de la mejor forma. El jefe de la Casa Blanca se mostró satisfecho. Luego quiso saber si Cristina Kirchner se quedaría unos días más en Washington. Ella contestó que no porque estaba desde el viernes y pasó a relatarle su agenda: El almuerzo inicial en la Cámara de Comercio con los representantes del empresariado norteamericano, a quienes también les habló del canje. Luego, su visita el sábado al Instituto Smithsoniano y la muestra que está prevista allí para homenajear a Argentina por el Bicentenario, un dato que sorprendió a Obama, quien no estaba al tanto. Por último, el domingo, su encuentro con la jueza de la Corte Suprema norteamericana, Sonia Sotomayor, a quien Obama propuso para el cargo. “Es una mujer de mucho valor”, la elogió el norteamericano.
No hubo tiempo para mucho más, Obama debía presentarse ante la prensa. No hablaron de los temas de la región y Cristina confesó que se olvidó invitarlo a visitar Argentina, o aunque sea la región, como había prometido. Más o menos al mismo tiempo que se desarrollaba el encuentro, el chileno Sebastián Piñera daba una conferencia en la que aseguraba que el norteamericano estaba efectivamente preparando una visita al Sur, aunque todavía no está definido ni el cuándo ni a dónde.
La sensación en la comitiva argentina era que se había cumplido el objetivo y que al menos en este tema se podía dar vuelta la página. “Tenemos con Estados Unidos una relación normal y seria. Queremos tener relaciones normales y serias con todos los países”, definiría luego la Presidenta.
La Presidenta pudo conversar con los jefes de las dos principales potencias mundiales. Porque antes de Obama charló unos minutos con el chino Hu Jintao. “Una disculpa era necesario”, reconoció Cristina Kirchner, quien de todas maneras ya le había enviado una carta personal al presidente chino explicándole los motivos por los que había suspendido su viaje en enero, que fue para no dejar al vicepresidente Julio Cobos tantos días a cargo del Ejecutivo en pleno debate por el decreto que creó el Fondo del Bicentenario.
Cristina Kirchner aseguró que Jintao le reiteró que entendía los motivos. Ambos dejaron en manos de las cancillerías la posibilidad de encontrar una nueva fecha para el viaje, aunque no es sencillo. En algún momento se barajó junio pero ahora parece demasiado cercano. En lo posible se tratará de concretar durante este año.
Otra cosa que se maneja a nivel de las cancillerías –y por lo tanto no se conversó, explicó la Presidenta– fue el conflicto generado días atrás por la decisión china de parar las compras de aceite de soja argentina. No hubo entonces posibilidades de temas ríspidos.
En la comitiva presidencial quedaron conformes con el saldo de la visita a Washington. En la misma semana la Presidenta conversará con Obama, con Hintao, hoy recibirá por primera vez en la historia a un presidente ruso –visita Buenos Aires Dmitri Medvedev– y se anunciará la reapertura del canje. El saldo no podía ser negativo aunque la felicidad nunca es completa. Quienes tuvieron oportunidad de conversar ayer con el ex presidente Néstor Kirchner aseguraban que se lo veía fastidiado por la sesión que la oposición había arrancado en la Cámara de Diputados, su cámara, dicho sea de paso (ver página 5).
“Nosotros hacemos cosas buenas acá y ellos buscan la manera de arruinarlas. No sé ni para qué discuten si ya quedó claro que no pueden derogar el decreto”, decía Kirchner, según aseguraban en su entorno.
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