- English. Sebastián Piñera demostró que los presidentes se copian las mañas. Si bien no consiguió una entrevista con Barack Obama, aseguró que le tocó almorzar “justo al lado de él”. Que la cercanía le permitió invitarlo a que vaya a Chile y que Obama se mostró interesado, porque estaba preparando un viaje a América latina. Piñera generó algunos comentarios maliciosos en la comitiva argentina porque eligió dar su discurso durante el plenario de sesiones en inglés. Para los argentinos, eso suena a gesto demasiado condescendiente con el anfitrión norteamericano. Sin embargo, Michelle Bachelet –que habla inglés muy fluido porque vivió en Australia– también lo hizo en algunas oportunidades.

- Post. Un día después de que Greenpeace sacara un aviso en The Washington Post criticando al gobierno argentino por la usina a carbón en Río Turbio, ayer en la comitiva presidencial sintieron que habían ganado la revancha. Es que el diario decidió ilustrar su tapa con fotos de 11 de los 46 mandatarios que asistieron a la cumbre, entre los que apareció Cristina Kirchner. Todos ellos aparecen saludando a Barack Obama en el momento en que los recibía a su llegada al centro de convenciones. Allí se la podía ver a la presidenta argentina junto a Lula, Angela Merkel, Nicolas Sarkozy, Hu Jintao, Silvio Berlusconi y el indio Manmohan Singh, entre otros. La gente de Presidencia andaba con una bolsa con unos cuantos ejemplares y le alcanzaron uno a Cristina Kirchner cuando tomaba un café en el hotel, justo antes de subirse al Tango 01 que hoy la dejará de nuevo en Buenos Aires.

- Preocupación. Daniel Scioli prácticamente no se despegó del ex presidente Néstor Kirchner los dos días que pasó en Washington. Ayer, también andaba por ahí el ministro Julio De Vido, esperaban juntos en un sillón del hotel Park Hyatt que volviera la Presidenta para ir embarcarse en el Tango 01, desafiando el martes 13. Cada uno comentaba sus penurias. Kirchner seguía a la distancia lo que sucedía en el Congreso mientras que Scioli hablaba de la nueva operación a la que lo sometían a Alberto Balestrini, por un problema en las arterias de sus piernas. “Eso el del cigarrillo”, comentaba Kirchner, apesadumbrado.