Mié 09.06.2010

EL PAíS  › EL AGENTE DE LA SIDE QUE TESTIFICó ANTE OYARBIDE NEGó SER QUIEN AVISó A BURSTEIN SOBRE LAS ESCUCHAS

Una declaración con muchos “no”

Los abogados del jefe de Gobierno pusieron en duda que la persona que tenían frente a ellos fuera Hugo Alvarez, señalado por fuentes macristas como el autor de la llamada anónima que advirtió a Sergio Burstein sobre las escuchas.

› Por Irina Hauser y Raúl Kollmann

El agente operativo de la SIDE Hugo Alvarez, señalado por fuentes macristas como el hombre que hizo el llamado que originó la causa de las escuchas ilegales, repitió muchas veces “no” ante el juez Norberto Oyarbide. “No hice esa llamada.” “No conozco el locutorio desde donde se realizó.” “No soy el de la foto del locutorio.” Alvarez descartó de plano, al declarar bajo juramento, que fuera suya la voz anónima que le advirtió a la hija de Sergio Burstein, familiar de las víctimas de AMIA, que tenía el teléfono pinchado por el ex jefe de la Policía Metropolitana, Jorge “Fino” Palacios. Más allá de quién dio ese alerta, la intervención telefónica ilegal quedó totalmente comprobada incluso en otros nueve casos, en los que también tuvo un papel central el ex policía Ciro James. Según la defensa de Mauricio Macri, en la audiencia de ayer el juzgado no le permitió acreditar que el testigo fuera realmente Alvarez y por eso pedirá otra pericia fotográfica (con fotos nuevas que tome el juzgado), la identificación de sus teléfonos celulares y reiterarán la solicitud de sus huellas dactilares.

Un peritaje realizado la semana pasada por Gendarmería no logró determinar, ni tampoco descartó, si Alvarez era la misma persona que aparecía en el fotograma obtenido de una filmación del locutorio de Avenida de Mayo 1343, desde donde en el expediente consta que llamaron a Burstein para alertarlo sobre el espionaje el 22 de septiembre del año pasado. El estudio comparativo se hizo en base a una foto que publicó el diario Clarín, que al igual que La Nación informaron la semana pasada que según “fuentes macristas” el agente Alvarez era la misteriosa voz anónima. Macri y su entorno pugnan por demostrar que la SIDE, la Policía Federal y el gobierno nacional armaron la causa de las escuchas para perjudicarlo. Lo hacen para instalar esa idea, mientras la Sala I debe tomar dos decisiones clave en la causa: si acepta la recusación contra Oyarbide que planteó el jefe de Gobierno porteño y si respalda su procesamiento por asociación ilícita. El propio Macri se presentó ayer en ese tribunal para argumentar por qué quiere apartar a Oyarbide (ver aparte).

Como el informe de Gendarmería no había sido taxativo en ningún sentido, Oyarbide decidió citar a Alvarez como testigo. De entrada, ayer, los abogados de Macri –Santiago Feder y Ricardo Rosental– buscaron poner en duda que la persona que tenían frente a ellos fuera Alvarez. Según contaron a Página/12 allegados al caso, primero pidieron ver su DNI. Los funcionarios del juzgado dijeron que no era necesario porque ya se los había mostrado a ellos. Luego reclamaron que le tomaran las huellas dactilares. El juzgado no dijo ni sí ni no. Según otra interpretación que recorría tribunales, lo que sucedió fue que al ver cara a cara al agente, las defensas no pudieron reconocerlo como el mismo de las imágenes del locutorio, al punto que uno de los abogados del Fino Palacios, Manuel Be-ccar Varela, le preguntó si conocía al de la foto.

–¿Desde cuándo usa anteojos? –lo interrogó uno de los defensores de Macri.

–Desde los ocho años, tengo astigmatismo –contestó el hombre.

–¿Y la barba candado? –insistió el abogado.

–Desde el invierno pasado –fue la respuesta.

Para poder dar testimonio, Alvarez tuvo que ser relevado por la SIDE del secreto que le impone su actividad. El organismo lo autorizó a declarar de manera acotada exclusivamente al episodio de la llamada anónima a la casa de Burstein. Ante las preguntas puntuales del juzgado dijo, según reconstruyó este diario, que no fue él quien llamó, que no conoce el locutorio y que no es el de la foto. Los defensores –estaban también los de Palacios y Osvaldo Chamorro y la abogada de Ciro James– intentaron avanzar en otros detalles: si había estado por la zona del locutorio, adónde había estado ese 22 de septiembre, si había ido a Misiones. Alvarez deslizó alguno que otro “no recuerdo”, pero el secretario del juzgado, Gustavo Russo, dijo de todos modos que no tenía que responder, de acuerdo con una resolución que habían leído al comienzo: no se lo podía inquirir sobre lugares, personas o asuntos relativos a su trabajo en la SIDE. Sobre el final de su declaración, el agente dijo que el periodista de Clarín que fue hasta su casa en Villa Bosch y trató de entrevistarlo, al verlo le dijo “no sos el de la foto del locutorio”, una afirmación imposible de comprobar.

Terminada la audiencia, el planteo de los abogados de Macri era que seguían sin saber si el hombre al que habían visto era Alvarez y que el juzgado les había impedido acreditarlo. Por eso reclamarán que se le tome una nueva foto para hacer otra pericia; que se identifiquen los teléfonos celulares que utilizaba y que se analicen sus llamados, que obtengan sus huellas dactilares, y llegado el caso que vuelva a declarar con menos restricciones. Con esto, el macrismo tratará de seguir sosteniendo su teoría del direccionamiento político de la causa.

En el juzgado sostienen que no tiene la menor importancia quién hizo la llamada que motivó el inicio de la investigación, porque las escuchas ilegales están plenamente probadas y el funcionamiento de una organización para realizarlas también. La Cámara Federal y hasta la de Casación confirmaron los procesamientos y prisiones preventivas de Palacios, el jefe de la policía de Macri, y su ladero James, como dos pilares de la banda. Ahora el interrogante es si volverá a respaldar a Oyarbide y a confirmar (o revocar) el procesamiento de Macri.

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