El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, se presentó ayer ante la Sala I de la Cámara Federal para dar sus argumentos con los que quiere apartar al juez Norberto Oyarbide de la causa por las escuchas ilegales. Llegó a tribunales trasladado por un motoquero que se ofreció a llevarlo para que pudiera eludir las dificultades de tránsito. Durante la audiencia, se refirió poco y nada al motivo de la recusación –una supuesta charla entre el magistrado y el ex senador Héctor Maya–, sino que cuestionó el conjunto del expediente. Habló de la llamada originaria, dijo que su procesamiento era prueba de la parcialidad del juez y afirmó que el sobreseimiento de Guillermo Montenegro, su ministro de Seguridad, muestra la arbitrariedad de Oyarbide.

La Sala I, integrada por Jorge Ballestero, Eduardo Farah y Eduardo Freiler, resolverá la recusación entre el viernes y el lunes. Como el motivo central del pedido de apartamiento es la supuesta charla con Maya, que es imposible de probar, parece difícil que el planteo prospere.

El objetivo fundamental de Macri es presionar para que la Cámara Federal no confirme su procesamiento. Por eso, hizo pocas referencias al motivo central de la recusación, una charla que en noviembre o diciembre pasado habrían tenido Oyarbide y el ex senador Maya y en la que éste dice que el juez le adelantó que apuntaría contra Macri. En algunas versiones que dio Maya ante el periodismo, dijo que Oyarbide le manifestó que iría contra Macri por presión del gobierno nacional, pero ante otros medios dio versiones distintas. Oyarbide, por su parte, dice que esa charla no existió.

En la audiencia de ayer, el jefe de Gobierno porteño cuestionó toda la causa, desde el inicio. Por ejemplo, volvió a poner en duda la existencia de la llamada realizada desde el locutorio de la Avenida de Mayo, con la que se le avisó a Sergio Burstein, de familiares de la AMIA, que lo estaban espiando. En el ticket del locutorio, efectivamente, hay un error, pero la prestadora telefónica ya confirmó en forma oficial que la llamada se hizo a la casa de Burstein. De todas maneras, Macri –que habló una hora ante los camaristas– insistió en que se trata de un expediente armado y que su procesamiento era una prueba de la falta de imparcialidad del juez. También puso el ejemplo del sobreseimiento de Montenegro. Manifestó que la medida era correcta, pero que el ministro fue absuelto con las mismas pruebas que existen contra él.